Valverde sacó una alineación de un amistoso de verano
Cuando se anunciaron las alineaciones posiblemente algún seguidor rojiblanco cogió el mando de la tele y puso una película. La verdad es que Valverde sorprendió ... con una rotación en toda regla nada más y nada menos que en el campo del Borussia Dortmund. Lesionados al margen, el técnico se dejó en el banquillo a media docena de titulares habituales, una decisión que daba a entender que le importaba mucho más ganar al Mallorca el sábado que intentar una improbable proeza en Alemania.
La deducción tenía toda la lógica. Tal y como están las cosas y con la presión del calendario, el Athletic está obligado a priorizar, al menos a corto plazo. El septiembre negro que ha padecido el equipo ha cambiado las perspectivas que nos hicimos todos en agosto y toca recalcular. Claro, que una cosa es gestionar los recursos, escasos en comparación, y otra liarse la manta a la cabeza y presentarse en el campo de uno de los gigantes europeos con una alineación que muy bien podríamos ver en un amistoso de verano.
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No faltan las voces en el vestuario que hablan de disfrutar de la Champions, tomándose la máxima competición de clubes a nivel mundial como un premio a una Liga brillante. En estas condiciones, no debería extrañar el planteamiento inicial, aunque pareciera hasta temerario. Y es que con esto de la Champions se repite un bucle curioso en el Athletic. Después de una temporada entera que acaba culminando en la epopeya de la clasificación y la autoestima llega hasta las nubes, ¡estamos entre los mejores de Europa!, llega la competición con toda su crudeza, su panoplia de rivales poderosísimos y la ilusión por codearse en la élite da paso a la consigna de que la Champions es para disfrutarla, no para competirla.
No es de hoy, ni de ayer. Ya ocurrió en tiempos de Luis Fernández. Después de la celebración, llegó lo del disfrute; el francés también hizo rotaciones y el Athletic acabó como colista de su grupo. La última vez la cosa fue algo mejor: acabó tercero y pasó a la consolación de la Europa League.
Al asunto no le falta su dosis de realismo. Por mucho que sea de Bilbao, al Athletic no se le puede exigir más que tener un buen pasar en una competición que está lejos de su alcance. Así las cosas, el viaje a Dortmund deja un sabor agridulce en lo anímico y la foto del equipo en el fondo de la clasificación, algo que tampoco debe sorprender porque se ha enfrentado a los dos de los rivales más poderosos para abrir boca.
Hay maneras de vivir, como cantaba el gran Rosendo en los primeros años ochenta, cuando el Athletic ganaba Ligas, y maneras de perder, como la de esta vez en el Iduna Park. Hasta el descanso, más de uno y más de dos, nos conformábamos con alcanzar el final del partido sin sufrir daños irreversibles. De hecho, alcanzar el medio tiempo con un solo gol en contra y, sobre todo, sin pasar excesivos apuros, fue digno de celebración. Aunque diera la impresión de que los alemanes se movían a medio gas, tuvieran siempre el balón en su poder y el partido se jugara en el campo rojiblanco.
Hasta los tres cambios que hizo Valverde en el descanso parecieron más orientados al partido de este sábado ante el Mallorca que a tratar de darle la vuelta al guion del choque. El segundo gol nada más empezar la segunda parte no hizo sino confirmar los temores de los aficionados más aprensivos, temerosos de uno de esos marcadores que dejan huella. Pero el fútbol siempre se guarda una sorpresa. Una carambola de dos defensas alemanes le dio a Guruzeta la oportunidad de cazar una de esas voleas que tan a gusto suelen dejar a los delanteros. El Athletic creció en la misma medida que al Borussia le debieron venir a la mente los dos goles que les metió la Juventus en el descuento hace quince días, y el partido vivió el giro de guion más inesperado. A Navarro le anularon un gol por fuera de juego y a Guruzeta le robó la pelota en la misma raya un defensor después de una gran jugada entre Galarreta y el propio Navarro remontando la línea de fondo.
Durante un cuarto de hora los rojiblancos tuvieron la legítima ilusión de obrar el milagro en Dortmund. Hasta que llegó el golpe de infortunio en forma de un gol de rebote. Hay distintas maneras de perder y pudimos ver dos en un mismo partido. Quedémonos con lo positivo. Marcó por fin Guruzeta y disfrutamos un ratito poniendo en apuros a todo un Borussia en su propio campo con un equipo en el que Rego jugó los noventa minutos y debutó Ibon Sánchez, un chico de Getxo de 21 años. El Athletic es eso.
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