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En una final de una pobreza futbolística llamativa, el Tottenham se llevó la Europa League ante un Manchester United que mereció mejor suerte, pero acabó ... cayendo y firmando una de las peores temporadas que se le recuerdan; hasta el punto de que el próximo curso se quedará sin jugar competición continental. La victoria de los Spurs, obtenida con un gol en propia puerta de Shaw en el minuto 41, lleva la firma de su entrenador, Ángelos Postecoglou. Ahora bien, se trata de una rúbrica nueva, forzada por las circunstancias, contradictoria con las ideas que siempre ha defendido el técnico australiano de origen griego, un gran tipo que siempre ha apostado por el fútbol aventurero, siempre al ataque, y ayer en cambio metió a su equipo en la madriguera sin ningún pudor durante toda la segunda parte.
Tottenham
Vicario; Pedro Porro, Van de Ven, Romero, Udogie (Spence, m.90); Bissouma, Sarr (Gray, m.90), Bentancur; Johnson (Danso, m.79), Solanke y Richarlison (Son, m.67).
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Manchester United
Onana; Yoro, Maguire, Shaw; Mazraoui (Dalot, m.85), Bruno Fernandes, Casemiro, Dorgu (Mainoo, m.90); Mount (Garnacho, m.71), Amad y Hojlund (Zirkzee, m.71).
Gol: 1-0, m.42: Johnson.
Árbitro: Felix Zwayer (Alemania). Amonestó a los jugadores del Tottenham Van de Ven, Richarlison y Bissouma, y a los del United Amad, Zirkzee, Maguire y Lindelof (este en el banquillo).
Incidencias: 49.224 aficionados en San Mamés. La capacidad ayer era 49.600.
Y le salió bien. En realidad, fue una cuestión de suerte. Aunque este United declinante de Amorim siempre tuvo problemas para hilar su juego y le faltó clarividencia en ataque, también es cierto que hizo méritos de sobra tras el descanso para igualar o superar a los atrincherados Spurs. En el minuto 67, Van de Ven salvó de forma milagrosa sobre la raya el 1-1 tras un cabezazo de Hojlund, a Bruno Fernandes se le escapó por muy poco un cabezazo en el 72, poco después Vicario sacó una mano providencial a Garnacho, que reactivó a su equipo al saltar al campo dándole amplitud por la izquierda... Y ya casi al final del descuento, el portero italiano evitó con otra gran parada el empate de Shaw, a quien el fútbol, cruel, no le permitió resarcirse del gol en propia puerta.
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Nadie esperaba demasiado de una final entre dos equipos que comenzaron la temporada en los salones aristocráticos que en Inglaterra tienen reservados los clubes del 'Big Six' y la han acabado en los sótanos que frecuentan los más plebeyos. El título de la Europa League, con el billete incluido para la Champions, no libraba a ninguno de la humillación que han sufrido, pero al menos les liberaba un poco del ridículo. En ese estado de máxima tensión, y con dos entrenadores con un pie en cadalso, lo que se podía esperar es lo que finalmente se vio durante toda la primera parte: un ir y venir bronco y espeso en el que Manchester y Tottenham se anulaban a base de chocar y de no asumir riesgos. Cómo sería el juego que los córners parecían oasis en el desierto. El United, de hecho, llegó a ensayar la defensa de los saques de esquina en el calentamiento, algo que no se había visto en San Mamés.
Los Spurs, eso sí, acabaron teniendo más suerte y pudieron adelantarse en el minuto 41. Si a veces la belleza de un gol refleja la belleza del juego, con la fealdad ocurre exactamente lo mismo. El 1-0 fue, sin más, un rebote en el brazo de Shaw, tras un salto acrobático de Johnson dejando pasar la pelota, que acabó entrando de puro churro junto al poste. Onana nada pudo hacer para evitarlo. Un gol más feo que una nevera por detrás pero de enorme valor en un choque tan apretado. Postecoglou, por supuesto, lo celebró por todo lo alto. El hombre ya se había resignado en llegar al descanso con el 0-0 y ese gol inesperado le hizo pensar en lo bella que puede ser la vida en ocasiones.
Amorim, por supuesto, sintió todo lo contrario. Su apuesta había sido más ambiciosa que la de su rival, con Mount en el once inicial y Bruno Fernandes en la posición de Ugarte, con lo que Casemiro jugaba de medio centro único. El Manchester quería imponerse a través de la pelota, pero lo cierto es que su circulación de su equipo volvió a ser lo densa y atascada que ha sido toda la temporada. Sólo a través de Diallo por la derecha, en un par de ocasiones, sobre todo en un remate que se le fue demasiado cruzado en el minuto 16, estuvo cerca del gol el United.
El escenario de la segunda parte parecía bastante claro: la tropa de Amorim intentado atacar con más intensidad y la de Postecoglou haciendo lo que le gusta, las contras, correr a campo abierto. Pues bien, este escenario sólo se cumplió en un sentido. Los red devils, efectivamente, subieron sus revoluciones para buscar con más continuidad la portería rival. Los Spurs, en cambio, decidieron bajar la persiana y se metieron todos no ya en su campo sino en los alrededores de su área. Un cerrojazo en toda regla practicado por unos jugadores que entienden de cerrajería lo mismo que de Física cuántica. Debió ser cosa de los nervios. O del miedo a perder de todos ellos, incluido su entrenador. Cómo sería la reclusión en la madriguera de los londinenses, que en la primera hora de partido solo habían dado 96 pases, que hicieron un único contragolpe digno de tal nombre, allá por el minuto 62. Solanke lo desperdició con un control horrible ya dentro del área de Onana.
Los minutos pasaban y todo indicaba que el gol del United acabaría cayendo por la ley de la gravedad. Y que el fútbol acabaría castigando a Postecoglou y a los suyos por jugar en contra de sus principios, incluso de su naturaleza. Pero no. El fútbol es como es, esencialmente voluble, y esta vez decidió premiar al Tottenham y permitir que Son, su gran capitán, todo un mito del club, jugara unos minutos y acabara levantado su primer título, una Europa League que al Manchester se le escapó con su única derrota en todo el torneo.
⚽️🏆 Con este solitario gol de Brennan Johnson, los Spurs consiguen su primer título desde 2008.
— Raúl Sánchez (@Raulsc_03) May 21, 2025
🔙 Han tenido que pasar 41 años para que el conjunto inglés vuelva a levantar un título europeo.pic.twitter.com/io4UWOdvIe
Por cierto, una Europa League que, visto lo visto, con el nivel que dio el campeón, nos obligó a soltar una furtiva lágrima por la oportunidad que no pudo aprovechar el Athletic.
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