No sólo Nico Williams tiene que regresar
La ausencia del pequeño de los Williams le ha pesado al Athletic, pero no tanto como la pobre versión de algunos de sus compañeros, empezando por su hermano Iñaki o Sancet
Nico Williams apareció ayer en el entrenamiento, reincorporado al trabajo con sus compañeros, y sólo faltó que desde Lezama se lanzaran un par de cohetes, ... como siguen haciendo en Donostia cuando la Real marca un gol. Con esa inmediatez urgente que se reserva a las noticias bomba y a las ambulancias, todos los medios se hicieron eco del regreso del internacional rojiblanco. El paisaje informativo se llenó de pronto de especulaciones sobre si estará disponible para el miércoles en Dortmund o si Valverde le reservará para el partido del sábado en Mallorca, que también tendrá su tela después de las tres derrotas y el empate que han empalmado los rojiblancos en la Liga.
Qué quieren que les diga: a mí esa ansiedad frenética me resultó exagerada, un síntoma de desconfianza en el equipo de Valverde que no acabo de entender del todo. Oyendo o leyendo a algunos, la vuelta de Nico pareció el advenimiento feliz de un redentor largamente esperado. Dicho de otro modo:es como si el Athletic tuviera una dependencia absoluta de este jugador, que sin su presencia benéfica el equipo de Valverde estuviera condenado a la mediocridad, a una vida gris en mitad de la tabla comiendo sopas de sobre. Es este un mensaje simplón y tonto que, quizá de un modo involuntario, por puro desconocimiento, se encargan de martillear muchos medios de fuera de Bilbao, sobre todo los madrileños y antes, hasta que el pasado verano Nico le dijo 'au revoir' al Barcelona por segunda vez, los catalanes.
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Lo llevamos sufriendo dos años. O algo más. Una vez convertido en estrella de la selección española, de repente en las retransmisiones de partidos del Athletic la figura de Nico lo eclipsa todo. Parece no existir otro. Sólo Sancet, Unai Simón o su hermano Iñaki le hacen sombra de vez en cuando. Porque basta con que el pequeño de los Williams deje un par de bellos detalles para que su actuación se sublime hasta límites desorbitados. Y totalmente injustos con sus compañeros, por cierto. Como esta sublimación se ha elevado a un punto casi cómico, un compañero del periódico lo aprovechó en su día para hacer una broma. Tuvo su gracia. Escuchando a los narradores discutir sobre quién les parecía el MVP de un partido del Athletic, dijo sin pensarlo ¡Nico Williams! Que ni siquiera había jugado.
El Athletic cerró el cuarto puesto con tres victorias y un empate en las jornadas 34, 35, 36 y 37. Sin Nico
Dicho todo esto, aclaremos algunas cosas para que no haya malentendidos. La primera, por supuesto, es que Nico es un jugador muy importante para el Athletic; una de las piezas claves de su engranaje. Si llega a irse al Barcelona, la pérdida hubiera hecho mucho daño, qué duda cabe. De ahí que celebrásemos tanto su continuidad. Porque hablamos de un futbolista diferente y diferencial, bonito de ver como todos los grandes extremos dribladores, un tipo capaz de provocar incendios en cualquier defensa. Cuando un jugador como él está en el campo –y especialmente si se trata de un partido importante, con mucho foco– todo puede pasar. Y esa esperanza tiene un valor impagable no sólo para sus compañeros sino para los aficionados.
Ahora bien, tampoco olvidemos algo evidente. Me refiero a que el equipo de Valverde ha demostrado en estos tres últimos años que también hay mucha vida sin Nico. ¿O acaso la pasada temporada los rojiblancos no certificaron la clasificación para la Champions y el cuarto puesto con un empate y tres victorias seguidas en las jornadas 34, 35, 36 y 37, que Nico no disputó por lesión? ¿O acaso el curso pasado las estadísticas de su hermano Iñaki no fueron mejores que las suyas, los mismos goles (11) y dos asistencias de más (9 frente a 7)? Y qué decir de Sancet. ¿Alguien puede negar que con sus 17 goles y tres asistencias tuvo un impacto superior al de Nico?
La cruda realidad es que el bajón que ha sufrido el Athletic durante este mes no lo ha causado la ausencia de su más mediático internacional. Esta ha influido, por supuesto. A nadie se le escapa lo mucho y bueno que este jugador puede aportar al ataque del equipo de Valverde. Que se le haya echado mucho de menos es lógico. Ahora bien, las ausencias que han provocado esta borrasca esperemos que pasajera han sido otras: las de Iñaki Williams, en su peor versión desde que está en el Athletic, o la de Sancet tras el parón de Liga. Por no hablar de la falta de puntería de Berenguer, el pobre nivel de Guruzeta y Maroan, o la escasa aportación de Robert Navarro, Unai Gómez o Nico Serrano.
En fin, que se agradece el próximo regreso del pequeño de los Williams. Faltaría más. Ojalá sirva como acicate psicológico, como inyección de moral y ánimo, de forma que dejen de estar ausentes, despistados o sumidos en la murria el resto de sus compañeros del frente de ataque. Porque insistimos: no sólo Nico tiene que regresar. Tienen que hacerlo los que no se han ido pero parecen ausentes.
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