Así es el terrible Muro amarillo del Dortmund que deberá derribar el Athletic
Los rojiblancos se medirán a la grada de animación más grande y mítica del mundo, con aforo para 25.000 hinchas
Es la grada de animación más poderosa del mundo. Ninguna rivaliza en mística y atmósfera con la Südtribüne (Tribuna Sur) del Signal Iduna Park, denominación ... comercial del Westfalenstadion desde 2005. Tiene un aforo de 24.500 aficionados y su ángulo de inclinación, en lo más alto, es de 37 grados, el mismo de un trampolín de saltos de esquí. No hay nada que intimide más al rival que ese fondo sur, el gran bastión de la entidad. El rumano Gheorghe Pauker lo visitaba ayer junto a sus dos hijos. «Venimos porque es el estadio con mejor atmósfera del mundo».
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Uli Hesse (Dortmund, 59 años y socio del club desde 1982) es autor del libro 'La construcción del Muro amarillo: El increíble ascenso y el atractivo de culto del Borussia Dortmund' y director de 11Freunde, la revista mensual de fútbol más conocida de Alemania. Subir en cada partido las escaleras hacia la famosa Tribuna Sur es para él como atravesar una frontera emocional.
«Lo que más me gusta de la Tribuna Sur, aparte de que no me gusta ver fútbol desde una butaca, es que es un viaje quincenal al pasado. La parte de la tribuna donde estoy, la mitad inferior, está casi exactamente igual que cuando vi mi primer partido, así que cada vez que estoy allí me siento como si volviera a los años 70 u 80, mucho antes de que el fútbol se aburguesara y se mercantilizara», explica a EL CORREO. Y advierte de inmediato: «Nosotros le llemamos Tribuna Sur y son los extranjeros los que se refieren a ella como Muro amarillo».
Michael Voss (Getxo, 60 años y desde hace diez cónsul de Alemania en Bilbao) disfrutó de ese eléctrico ambiente en los años 80. «Me recordó un poco a lo que se vivía en el viejo San Mamés antes de la remodelación por el Mundial'82. Era un ambiente impresionante, pero generado de una forma más espontánea», explica este socio del Athletic que estará en Dortmund para animar a los rojiblancos.
Símbolo contra la comercialización
Como sucede con gente de una cierta edad, Hesse añora la Südtribüne de su juventud. «A decir verdad, hoy en día es más legendaria por su tamaño que por su ambiente, porque este se resintió un poco cuando se amplió tanto en los 90. Es simplemente demasiado grande».
Eso sí, de inmediato admite que «es parte integral de la identidad del club y también un gran atractivo, ya que siempre ha sido una grada con capacidad para estar de pie, incluso cuando la UEFA optó por los asientos. Así que la Tribuna Sur también se convirtió en un poderoso símbolo contra la comercialización, porque el club, y el fútbol alemán en general, se negaron a seguir las reglas de la UEFA», indica.
Se refiere a la batalla en la que se embarcó el club al considerar que una de sus misiones era mantener el espíritu de la Südtribüne.
Era una tribuna en la que se veía el fútbol en pie hasta que a finales de los 90 la UEFA decidió que los hinchas debían sentarse. Así que cuando se amplió de 16.000 a 24.500 con una segunda grada, el club instaló en la nueva zona asientos plegables y, como allí no era posible, desmontables en la vieja. Se colocaban antes de cada partido europeo y se retiraban al final.
La UEFA pensaba que iba a doblar el espinazo del Dortmund y sus hinchas. Se equivocó. «No hace falta decir que la mayoría de la gente seguía de pie», se enorgullece Hesse. El gobierno del fútbol europeo admitió su derrota cuando en 2022 dio por bueno ver los partidos de pie.
Impresiona a los rivales
«Se pasan el partido cantando y gritando. Hay tifos espectaculares y seguidores muy entregados. A los rivales es algo que les impresiona. Hay muchos aficionados al fútbol europeos que viajan a Dortmund sólo para ver un partido en el Muro y quedan impresionados por lo que viven allí», explica el escritor y traductor alemán Dirk Segbars, afincado y autor de dos libros sobre la historia del Athletic.
Voss enlaza con esta idea y destaca que el club es la gran herramienta de su ciudad. «Algo que diferencia al Borussia de la mayoría de los grandes clubes alemanes (excepto quizás el Schalke, el Moenchengladbach y el Kaiserslautern) es que el club define por completo la ciudad. Somos muy conscientes de que nadie fuera de Alemania, e incluso muchos alemanes, conocería Dortmund si no fuera por el fútbol. Sabemos que nuestra ciudad no es bonita, sabemos que los turistas nunca vendrían a visitarnos si no tuviéramos un club de fútbol», advierte Voss.
Los pasillos que dan acceso al Muro amarillo están repletos de grafitis. Matthias Dersch, que cubre la información del Borussia Dortmund en Kicker, la estupenda revista de fútbol alemana, pone el acento en que esa zona «se convierte en una plataforma para la protesta y la contracultura». «Las personas que han convertido la Tribuna Sur en lo que es hoy en día son espíritus críticos, no gente que se rinda fácilmente. Esto se puede apreciar cuando utilizan su fuerza para llamar la atención sobre injusticias sociales o políticas».
A los rivales les pesa. Es célebre la frase del mito del Bayern Bastian Schweinsteiger (en el club entre 2002 y 2015) sobre sus partidos en Dortmund. «Es el Muro amarillo lo que más me asusta».
Nuri Sahin, once años en tres etapas en el club, recordaba que el día de su debut en 2005 que «el muro fue lo primero que miré al entrar al campo. E incluso después era lo primero que miraba. Desde el nivel del campo, ni siquiera se ve dónde termina. Es solo… amarillo hasta donde alcanza la vista. Es la mejor vista del deporte».
You'll never walk alone
Esto es lo que les espera al Athletic. Fuera del estadio habrá olor a salchichas y al humo de las parrillas. Dentro cantarán el You'll never walk alone, una canción que trajeron de la final de la Recopa que ganaron al Liverpool en 1967.
Dentro, no habrá sitio ni para un alma. El Dortmund tiene con 81.000 espectadores el campo más grande de Alemania. Le sigue el Bayern con 75.000. Además, ofrece el mayor porcentaje de espectadores del mundo. La pasada campaña en la Bundesliga fue del 100%.
El fútbol en la cuenca del Ruhr es muy popular. El Schalke, a 30 kilómetros, llevó la pasada campaña 60.000 espectadores por partido pese a protagonizar una penosa campaña en Bundesliga 2. El Essen mete 19.000 hinchas en tercera y el Duisburgo, llevaba 17.000 la pasada campaña en cuarta.
«Se explica porque hemos tenido dos épocas de gran éxito en los últimos treinta años. Y luego está el estadio, que es una atracción en sí mismo», zanja Hesse.
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