Athletic 0-1 Alavés

El Alavés se labra un tesoro en el derbi

No puede hablarse precisamente de un triunfo justo por oportunidades de gol, pero a quién le importa desde la perspectiva albiazul. Colocarse con siete puntos de doce en las cuatro primeras jornadas -tres de ellas ante rivales europeos- resulta tranquilizador. Ver cómo el debut de Boyé y los minutos de Denis Suárez, coautor del gol junto a Berenguer, aportan nuevos y diferentes matices al juego del Alavés, esperanzador. Mejor no echar las campanas al vuelo, que el bronce es duro si después caen en la cabeza propia, pero este equipo comienza a dejar señales de equilibrio trabajo-calidad. Nada más, pero nada menos. Tan cierto como que el triunfo más allá de Altube pudo ser empate o derrota. No hay que engañarse. Casi siempre, para un modesto, se trata de llevar los duelos al límite y sacar tajada de los te hacen un guiño.

Coudet había sorprendido de inicio con la titularidad de Mariano y la suplencia de Toni Martínez, el único cambio respecto al partido anterior. Y arrancó agresivo y con cierto filo el Alavés, complicando la circulación de balón del rival hasta robar balones en zonas adelantadas e inquietar. Por momentos, el ariete hispano dominicano encontró los espacios para correr, aunque casi siempre lejos de la portería. Era un choque áspero, frente a un adversario que había colocado a Guruzeta en punta y tenía la importante baja de Nico Willliams.

Acumulaba hombres por dentro el cuadro albiazul e intentaba jugar desde atrás, aunque con demasiadas pérdidas ante la intensa presión rojiblanca. Tampoco parecía precisamente entonada la escuadra local, aunque poco a poco, por pura insistencia, el balón se acercaba a la meta de Sivera. Al Alavés, que dispuso de un cabezazo de Diarra en un córner como ocasión, le costaba salir. El campo se inclinaba ya antes del descanso hacia el área albiazul, aunque con más sensación de que el peligro podía llegar de un rebote por acumulación de jugadores en el área que de la claridad del oponente.

Nada pareció gustarle a Coudet la situación. Contemporizador normalmente con las sustituciones, realizó un triple cambio en el descanso. Denis, Boyé y Toni Martínez -bien los tres- relevaron a un desconocido Carlos Vicente, Guridi y a Mariano, ya con tarjeta. El Alavés se quedó sin bandas naturales -Aleñá y Pablo Ibáñez las ocuparon- y ganó altura y fortaleza en ataque. Ya se sabe que las interpretaciones son libres, aunque la realidad deparó un cuadro vitoriano al menos con amenaza. Y como se trata de fútbol, una acción aislada y sin relación aparente con nada decidió el duelo. Un córner en corto, una bota de Berenguer al centro de Denis y una parábola imposible para Unai Simón. Gol.

Una reacción local de rabia iba a embotellar al Alavés minutos después, cuando Iñaki Williams indultó a Sivera con un cabezazo casi a bocajarro que se escapó sin demasiada explicación geométrica tras cruzar por delante todo el arco vitoriano. Parecía la tarde albiazul, como se iba a confirmar poco a poco. No sin que Valverde lo intentara de todas las maneras. Con Maroan, Navarro, Izeta, Serrano…. El rival mejoró en versatilidad, acosó por momentos y dispuso de alguna otra ocasión bastante clara.

Se trataba ya de aguantar, con la entrada y debut de Pacheco para colocar la defensa de tres centrales y luego la inclusión de Parada. Le volvieron a sentar bien a los albiazules las modificaciones, que dejaban a Blanco, Denis y Pablo Ibáñez en el eje de las operaciones. De ahí salió un Alavés que manejó con bastante solvencia la pelota en el tramo final ante un adversario obligado por las circunstancias. Solo faltaba esa contra que sentenciara al tiempo que sosegaba corazones albiazules. Quizás era pedir demasiado. Bastaba con ganar.