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Se acerca el cierre de la temporada y al Athletic le toca apretar los dientes, darlo todo, hasta la última bocanada de ese aire que ... ya empieza a faltarle. Que los rojiblancos no son el equipo pujante y profundo que eran hace dos meses no admite discusión. El cansancio, las lesiones y el pobre rendimiento de futbolistas destinados a reforzar el frente de ataque están pasando factura a un equipo que, por otro lado, hizo tan bien sus deberes en los siete primeros meses de competición que todavía mantiene la cuarta plaza con una ventaja no ya cómoda pero sí apreciable a falta de sólo cuatro jornadas. Eso sí, el bajón no puede ocultarse y hay un dato que lo dice todo. En los diez últimos partidos, el equipo de Valverde sólo ha marcado 7 goles, mientras que en los diez anteriores firmó 22, más del triple.
Analizando el estado actual del Athletic se constata algo que no deja de tener toda la lógica del mundo: la trascendencia de las rotaciones. Donde éstas han funcionado, como es en la defensa, el equipo no es que se mantenga firme sino que parece cada vez más fuerte. De hecho, si se ha sostenido en los dos últimos meses es por la fortaleza de su retaguardia, cuyos números son espectaculares. Los rojiblanccos siguen siendo los que menos goles encajan de la Liga (26). Por seguir con la referencia anterior: en los diez últimos partidos sólo han recibido cinco, la mitad que en los diez anteriores, y tres de ellos se los hizo el Manchester United.
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Las rotaciones, sin embargo, no han sido tan efectivas en el centro del campo y, sobre todo, en la delantera. En lo que se refiere a la medular se ha dado una circunstancia imprevista. El Athletic ha disfrutado de la espectacular irrupción de Jauregizar, que ha pasado de ser titular en un único partido la pasada temporada a serlo ya en 33. El bermeano es el cuarto futbolista en minutos de la plantilla (2.939 frente a los 185 del curso anterior) y un indiscutible para Valverde. No es extraño, por tanto, que al chaval se le esté notando la falta de frescura con esta tralla. En realidad, el problema de Jauregizar, la razón por la cual no ha podido descansar algo más, es que ni Ruiz de Galarreta ni Beñat Prados están dando el rendimiento que se esperaba de ellos. Y qué decir de Mikel Vesga, convertido ya en un futbolista anecdótico.
61 puntos
lleva el Athletic en la jornada 34, los mismos que la pasada temporada
Lo del frente de ataque es todavía peor. Y más sorprendente, algo que no entraba en los cálculos, ya que esas posiciones parecían paradójicamente las mejor cubiertas de la plantilla el pasado verano. Al final, sin embargo, el Athletic se ha reducido a a los hermanos Williams, a Sancet y a Berenguer. Se podrá decir que esto sí era algo más o menos previsto. Ahora bien, lo que no entraba en ningún plan es la pobre participación de otros actores. Nadie esperaba que Guruzeta se convirtiera de repente en una sombra lastimosa del goleador que fue la pasada campaña, ni tampoco que Álvaro Djaló, el flamante fichaje, no aportase absolutamente nada.
Lo de Maroan ya es más relativo. No sería justo considerarlo una decepción. El problema es que algunos se crearon tales expectativas con el exdelantero del Barakaldo, se alimentó tanto la imagen del poderoso elefante africano que iba a derribar defensas como si fueran bolos en una bolera, que comprobar sus evidentes limitaciones les ha defraudado. Y queda la posición de mediapunta, donde se podía temer un cierto vacío cuando no estuviera Sancet –y el navarro ha estado más ausente que nunca–, pero lo cierto es que se esperaba más de su sustituto habitual, Unai Gómez, o incluso de una promesa como Canales, que ha jugado muy poco.
Sea como fuere, el escenario invita al optimismo. Al Athletic le quedan cuatro partidos para amarrar un cuarto puesto que, en sí mismo, supondría un éxito mayúsculo en la temporada del regreso a Europa. Le persiguen, como sabuesos siguiendo un rastro, el Villarreal y el Betis, dos buenos equipos. El primero acumula diez partidos menos que el Athletic –un dato muy a tener en cuenta– y el segundo, sencillamente, va como un tiro. Su racha es extraordinaria. De sus once últimos encuentros de Liga ha ganado nueve, ha empatado uno y ha perdido otro, ante el Villarreal, curiosamente. Y de sus cinco últimas citas en la Conference, ha ganado tres y ha empatado dos. La batalla, por tanto, va a ser dura.
Dejando a un lado la ventaja en puntos y en el golaverage, el Athletic tiene ventaja también en el calendario. Al menos, sobre el papel. En las tres próximas jornadas le esperan el Alavés en San Mamés y el Getafe y el Valencia fuera. Serán rivales complicados. Los alaveses porque luchan por la salvación, los madrileños porque no tendrían asegurada la permanencia si el sábado pierden en Mestalla y el Valencia porque ha sufrido una bella metamorfosis de la mano de Corberán.
Ahora bien, sus perseguidores lo tienen más complicado. El Betis tendrá que picar mucha piedra para ganar a Osasuna tres días después de la semifinal contra la Fiorentina, pasará después por Vallecas y luego por el Metropolitano. Al Villarreal, por su parte, le espera un choque de alto voltaje en Girona, con los de Michel luchando por la salvación, recibirá luego a un Leganés que se dejará la piel para no descender en ese mismo partido y luego visitará al Barça en Montjuic. Dicho esto, el Athletic tiene deberes pendientes, empezando por el próximo derbi. Esos tres puntos entran en todas las cuentas de la Champions. Son una prioridad mucho mayor que la búsqueda del milagro en Old Trafford, de manera que no parece que Valverde vaya a arriesgar con Nico y Sancet el jueves.
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