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'Mario Kart World': Un mundo por descubrir

Crítica ·

Las carreras locas de Nintendo llegan a Switch 2 con 24 corredores simultáneos

Jueves, 12 de junio 2025, 09:44

Es imposible abordar la valoración de 'Mario Kart World', el abanderado de Switch 2, sin reparar en las 68 millones de copias vendidas por su predecesor. Concebida como una segunda oportunidad para 'Mario Kart 8' (desapercibido por la debacle comercial de Wii U), la versión 'Deluxe' de la consola híbrida original ratificó aquello de que los exclusivos de Nintendo 'tienen patas': apenas bajan de precio años después de su lanzamiento porque, sencillamente, resultan productos atemporales; excelsos en cuanto a diseño (muchos tan siquiera reciben parches) y divertidos a rabiar.

Con Mario Kart 8 Deluxe y 'Super Smash Bros. Ultimate', sin embargo, los de Kioto fueron más allá. Justificaron su extenso ciclo comercial con ingentes entregas de contenido adicional descargable: nuevos luchadores y circuitos consiguieron que sendas comunidades en línea siguieran activas hasta el día de hoy. Dicho historial hizo que muchos nos preguntásemos (dudásemos) sobre el devenir del próximo Mario Kart: ¿Conseguiría Nintendo repetir semejante fenómeno y revitalizar una fórmula ya sobreexplotada?

La respuesta, tras una semana de intensas carreras a los mandos, es afirmativa. La premisa de interconectar todos los circuitos del juego en un mapa que podemos transitar a placer (se tardan unos 10 minutos en recorrerlo de punta a punta, lo mismo que el del todopoderoso 'GTA V'), arroja infinidad de buenas ideas a un 'Grand Prix' que ya no solo se limita a las tres rondas de rigor en sus trazados: los tramos entre pistas se convierten también en rutas practicables (del punto A al punto B), lo que arroja una variedad muy de agradecer por quienes no casamos demasiado con dar vueltas como una peonza en este tipo de juegos. Es algo similar a lo visto en las road races de 'Forza Horizon 5', título al que aludiré alguna vez más a lo largo de estas líneas.

Como muchos jugadores, pensé en el portento de Playground Games nada más enterarme de que World contaría con una suerte de mundo abierto. ¿Lo coparía Nintendo de eventos aleatorios en torno a una campaña propiamente dicha? Porque como buen defensor de las experiencias single-player, la idea de estrenar Switch 2 con un multijugador no me entusiasmaba demasiado. Finalmente, la modalidad 'free roam' ha quedado un poco en tierra de nadie: aunque encontramos retos a contrarreloj por doquier y coleccionables ocultos a conciencia, buena parte del terreno se encuentra un tanto desangelado. Sí, podemos practicar en todos los circuitos sin competición de por medio y desbloquear tanto vehículos como personajes yendo de aquí para allá, pero se ha perdido la oportunidad de integrar un sistema de juego algo más orgánico. De hecho, hubiese bastado con llevar las copas del Grand Prix al propio mapa, marcadores mediante (algo no muy difícil de implementar).

Imagen principal - 'Mario Kart World': Un mundo por descubrir
Imagen secundaria 1 - 'Mario Kart World': Un mundo por descubrir
Imagen secundaria 2 - 'Mario Kart World': Un mundo por descubrir

Por contra, Nintendo insiste en hablar de un 'mundo expansivo' y opcional, que no altera un ápice la modalidad principal de la franquicia. Tampoco podemos culparles: son muchos los jugadores casuales que se acercan a Mario Kart esperando sets de pistas cerradas en las que pelearse por el trofeo de turno. En esta ocasión cuentan con una treintena de circuitos tanto clásicos (provenientes de SNES, N64, GameCube, DS, Wii, 3DS e incluso 'Mario Kart Tour') como inéditos, si bien los primeros se han rediseñado con ganas: abruman los detalles en segundo plano y encontramos más rutas alternativas que nunca, lo que entronca con la principal aportación del juego en cuanto a mecánicas. Dominar los saltos cargados y el rodamiento por barandillas o muros se antoja crucial si queremos tener alguna oportunidad en las contiendas online, donde la clave sigue siendo aprovechar hasta el último resquicio del escenario para ganarle segundos a los adversarios. Las nuevas técnicas también cumplen un papel fundamental en el mentado modo libre, hasta el punto de conseguir que pasemos más horas de las previstas recorriendo el mapa: ciertos paneles de interrogación y medallas de Peach se disponen estratégicamente para obligarnos a pensar cómo alcanzarlos (la nueva opción de rebobinado viene de perlas en la mayoría de casos), hecho lo cual sentimos una satisfacción similar a la de resolver ese puzzle que llevaba semanas atragantándosenos.

También funciona especialmente bien el inédito modo 'Supervivencia' (acompañado de los míticos 'Contrarreloj', carrera personalizada y 'Batalla'), con el que los japoneses se aventuran en el terreno del Battle Royale para traernos las carreras más alocadas y emocionantes de la serie. Primero por la novedad de contar con hasta 24 corredores simultáneos (cada cual más empecinado en hacernos la puñeta que el anterior) y en segundo lugar por convertir cada tramo del circuito en una suerte de spring final: los checkpoints van descartando a los corredores más rezagados hasta las últimas curvas, cuando el corazón parece salírsete del pecho por estar a punto de alcanzar el oro y coronarte como único superviviente. Las mieles de la victoria, aún más dulces. Se nota además que los nuevos ítems de World se han concebido en torno a esta modalidad: el megachampiñón, la pluma o el caparazón de monedas (por mentar algunos) resultan ideales cuando necesitamos remontar a toda costa, segundos antes de la siguiente eliminatoria.

Otro motivo para anticipar Mario Kart World era sopesar hasta qué punto las flamantes especificaciones de Switch 2 impactarían en los universos y personajes de Nintendo. Me harté a escuchar, los días posteriores al anuncio, que el juego se ve «exactamente igual» que el anterior (claro que también hemos llegado a leer cosas como que Mario Kart es una saga anual, a lo 'FIFA'), cuando a nivel técnico se encuentra a años luz. Éste fue el juego que me descubrió la portentosa pantalla LCD de la máquina, compatible con la tecnología de Alto Rango Dinámico (HDR): los fogonazos de los tubos de escape, los reflejos del atardecer sobre el oleaje, la iluminación de los faros de los bólidos..., todo ello impacta en estas 7,9 pulgadas. No hablemos ya de jugar a resolución 4K en pantalla grande, donde los modelados y la expresividad de los personajes enamoran a unos impertérritos 60 frames por segundo. Es, con diferencia, lo más vistoso que ha parido Nintendo en su historia y vaticina un catálogo exclusivo capaz de dejarnos boquiabiertos a medio y largo plazo. ¿Cómo no se verá la próxima aventura principal del fontanero? A uno se le eriza la piel solo de pensarlo, por mucho que 'Donkey Kong Bananza' (a la vuelta de la esquina) arroje las primeras pistas.

No quiero cerrar esta crítica sin aplaudir los más de 200 temas grabados en vivo bajo la dirección de Atsuko Asahi: entre las remezclas que te envuelven de nostalgia y las composiciones inéditas que te descubres tarareando en la ducha, podemos estar ante una de las bandas sonoras más loables del ocio electrónico. Tal así que se crearon cierres musicales exclusivos para cada pista del juego, de forma que la transición entre circuitos resultase lo más fluida e inmersiva posible. Es más, en el modo libre, los temas varían según nuestras acciones o el momento del día, lo que contribuye aún más a seguir rodando sin rumbo fijo, por el mero placer de hacerlo.

Nuestra valoración

Mario Kart World nos deja el mejor diseño de circuitos de la franquicia bajo un envoltorio audiovisual digno de la consola de nueva generación que lo alberga. Su particular battle royale funciona como un tiro (especialmente en un multijugador online tan estable como frenético) y las nuevas técnicas añaden profundidad a una fórmula que, visto lo visto, nunca perderá su capacidad para engancharnos. Un mundo abierto más orgánico y copado de actividades hubiese redondeado la propuesta, pero no olvidemos que Mario Kart 8 Deluxe nos ha acompañado durante 8 años: por lógica, World irá sumando contenidos con el paso de los meses (y a sus responsables seguramente se les hayan pasado por la cabeza las mismas ideas que a nosotros). El cielo es el límite para las carreras locas de Nintendo.

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