En Euskadi el 21% de los tumores de mama se detecta en menores de 50 años
La supervivencia en el cáncer más común entre las mujeres se ha elevado al 88% gracias a los cribados y a los avances en los tratamientos
Izaskun González tenía 40 años cuando recibió una noticia que ha marcado su vida desde entonces. «Me diagnosticaron un cáncer de mama metastásico. Se me ... había extendido a los huesos. Me afectaba a la pelvis, el coxis y las vértebras», recuerda. A ella le detectaron la presencia de la enfermedad en unas pruebas que se realizó en un centro privado. Por suerte las oncólogas que la tratan han logrado pautarle un tratamiento que le mantiene la enfermedad relativamente controlada y le deja hacer una vida bastante normal.
Como Izaskun son numerosas las mujeres a las que cada año se les diagnostica un cáncer de mama en Euskadi, una enfermedad que ayer vivió su día internacional. Aunque por fortuna, en la mayoría de casos no están en fase de metástasis. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) cifra en 1.751 los nuevos tumores de pecho que se detectan cada año en Euskadi. De ellos el 21% se da en mujeres menores de 50 años, unos 350 por ejercicio, según esta entidad.
Para mejorar la identificación de estos tumores en esta franja Osakidetza ha anunciado que a partir de 2026 reducirá a 48 años la edad de incorporación de las mujeres al cribado de cáncer de mama, con idea de rebajarla aún más de forma progresiva en años venideros. Hasta ahora este examen estaba dirigido a personas de entre 50 y 69 años y, solo el pasado año permitió identificar 751 casos entre las personas que fueron sometidas a estas pruebas, la mayoría aún en una fase inicial de la enfermedad. La decisión adoptada por Osakidetza es relevante porque aumentará la población a la que se le realiza el 'screening', aunque hay voces –entre ellas la de Izaskun González– que consideran que la medida, aunque relevante, se ha quedado a mitad de camino. La Comisión Europea recomienda bajar la edad de realización de los cribados a los 45 años, mientras que la American Cancer Society propone realizar una mamografía anual a las mujeres desde los 40.
Otras comunidades del entorno del País Vasco ya han dado este paso. Navarra, La Rioja o Castilla y León son algunas de las autonomías donde sus servicios públicos de salud aplican ya la recomendación de la Comisión Europea. Osakidetza está en el proceso. De momento vigila ya a unas 19.000 vascas de entre 50 y 40 años por ser población de riesgo ante esta enfermedad dados sus antecedentes familiares, ya que su madre, una hermana o incluso su hija tuvieron este tumor.
Más agresivo en jóvenes
La incidencia del cáncer de mama, el más común entre las mujeres, ha aumentado paulatinamente en los últimos años en Euskadi. En parte se debe a que un mayor número de mujeres se realizan mamografías, pero también hay otros factores detrás de este incremento que no están aún claros para las especialistas. Sin embargo, de forma paralela, va descendiendo la mortalidad gracias a la detección precoz y al avance de los tratamientos. De hecho el de pecho ya no es el tumor más letal entre las féminas. Esa posición lo ocupa el de pulmón. Según figura en el último Plan Oncológico presentado el pasado viernes por el Departamento de Salud, la supervivencia de las afectada por un cáncer de seno a los cinco años del diagnóstico es del 88%. En el caso del de pulmón esta tasa se reduce al 23%.
Hay dos aspectos que marcan la evolución de un cáncer de mama: el momento en el que se detecta y su subtipo. Cuando el tumor aún está localizad el objetivo es curarlo. En cambio si, se ha extendido y provocado metástasis el fin de los facultativos es prolongar la vida de la paciente con los mayores niveles de calidad de vida posibles. Según explica Elena Galve, oncóloga en el hospital de Basurto, de los tres subtipos del cáncer de mama el triple negativo es el más agresivo. También es más frecuente verlo en mujeres jóvenes. En ellas la enfermedad tiende a ser más voraz, además de llegar en una etapa de la vida complicada. A muchas de las afectadas el diagnóstico les llega cuando aún cuidan de sus hijos pequeños, con una vida laboral y sexual activa. De ahí la incertidumbre que les surge cuando reciben el diagnóstico. En su nuevo Plan Oncológico Osakidetza se ha propuesto mejorar también la atención emocional y social y espiritual de estas pacientes.
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