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EH Bildu superó este domingo todas sus marcas. Sacó 60.000 votos más de lo que hasta ahora era su récord y llegó a los ... 27 escaños. Pocos 'peros' se le pueden poner al debut como candidato de Pello Otxandiano. Sin embargo, hay un lunar que frena su crecimiento y que posiblemente haya impedido el 'sorpasso' definitivo al PNV. De las quince localidades más pobladas del País Vasco -las que reúnen por si solas a 1.300.000 vascos, más de la mitad de la población- los jeltzales se han impuesto en once, incluidas dos de las tres capitales. EH Bildu solo fue mayoritaria en Vitoria, Rentería, Eibar y Durango. Se trata de una tendencia histórica y, aunque el espacio se va recortando e incluso Arnaldo Otegi puso ayer en valor el papel «urbano» de la coalición, la brecha continúa abierta.
El caso más significativo es el Gran Bilbao. Se trata de un objetivo que está sobre la mesa de la izquierda abertzale desde hace años. Sus cuadros y dirigentes son conscientes de que cualquier posibilidad de dar el salto y superar al PNV pasa por ganar terreno en la capital y la Margen Izquierda. Es ahí donde se sustenta la hegemonía jeltzale en Bizkaia. La zona oriental, con municipios como Gernika, Markina, Ondarroa o Lekeitio es territorio Bildu, pero no compensa lo que sucede en la occidental.
El PNV ganó en el conjunto de Euskadi este 21-A por casi 30.000 votos, y esa cifra prácticamente idéntica es la que los jeltzales sacaron a la coalición soberanista en Bilbao. Situaciones similares se dan en localidades como Barakaldo, Portugalete, Santurtzi y Sestao.
En el conjunto de la Margen Izquierda la candidatura de Imanol Pradales supera en 12.000 votos a la de Pello Otxandiano. No muy diferente es lo que ocurre en Basauri, Leioa e incluso Galdakao, localidad en la que Bildu tiene la Alcaldía. El municipio más grande de Bizkaia donde la coalición soberanista resultó la lista más votada este pasado domingo fue Durango.
En Gipuzkoa lo sucedido también es significativo. La hegemonía de EH Bildu en el territorio es abrumadora. Pero las dos localidades más habitadas, San Sebastián e Irún, han caído en manos jeltzales. En todo caso, no son escenarios novedosos. Ocurrió algo similar en 2020. Otxandiano sí ha ganado en Rentería y Eibar. Su gran triunfo a nivel global es Vitoria, donde ha rozado los 30.000 votos. Para entender la progresión, basta recordar que en la capital alavesa la lista liderada por Maddalen Iriarte sacó 17.000 en 2016.
Los datos demuestran las dificultades que tiene EH Bildu para comerle terreno al PNV en los núcleos urbanos más relevantes. ¿Cuál es el motivo? En el caso del Gran Bilbao, los dirigentes abertzales asumen desde hace años los problemas que tienen para consolidar liderazgos y evitar un voto 'antiBildu' que sigue funcionando y que, en palabras de un cargo de la coalición, «acaba engordando al PNV». Son escenarios en los que la izquierda estaba históricamente más vinculada al Partido Socialista, a una tradición obrerista no especialmente nacionalista, que cuando el PSE empezó a sufrir un desgaste y ceder terreno en lo que había sido su gran feudo lo hizo hacia Podemos.
La irrupción de la formación morada supuso un duro golpe para EH Bildu. Y no sólo porque aparecía otro jugador para competir por el voto de izquierdas, sino que lo hacía en un espectro en el que la coalición abertzale se sentía cómoda: en el voto joven. De hecho, uno de los principales retos que se puso por delante EH Bildu, y que explica la estrategia diseñada en los últimos años, era revertir la situación y recuperar todos esos apoyos no independentistas pero sí de izquierdas que buscaban una alternativa al PNV. Visto lo sucedido a Elkarrekin Podemos y Sumar este 21-A, el objetivo ha sido alcanzado con éxito. La implosión de esa izquierda confederal es uno de los motivos por los que EH Bildu ve el futuro con optimismo.
Otro, igual de importante o más, es una tendencia que están convencidos que juega a su favor. Los 30.000 votos que le ha sacado el PNV en Bilbao son muchos, pero en 2016 fueron casi 50.000; en Barakaldo el margen ha bajado de 10.000 a 6.000; y en Portugalete la tendencia es todavía más acusada. El PNV lograba hace ocho años 8.000 votos y el domingo fueron 7.500. Es decir, aguanta relativamente bien. Pero si en 2016 EH Bildu sacaba 2.600 papeletas, este 21-A se fue a las 4.800, casi el doble. Salvo en Portugalete, EH Bildu es la segunda fuerza en las localidades de la Margen Izquierda.
«Estamos creciendo de forma exponencial», se ufanan los dirigentes de la coalición soberanista, que relativizan otros datos, como los de San Sebastián. En 2016 el PNV ganó por 13.000 votos, en 2020 por 10.000, el domingo por 800.
En Rentería, gobernada por EH Bildu desde hace años, la coalición no solo no sufre desgaste, sino que crece. Y la victoria en Eibar supone para los de Arnaldo Otegi todo un chute anímico. Si a eso se suma el 'sorpasso' de Vitoria, EH Bildu sigue creyendo que le queda espacio para alcanzar su techo.
Porque donde mantiene un dominio casi absoluto es en los municipios de tamaño medio o pequeños. El mejor ejemplo es Gipuzkoa. De las 88 localidades que componen el territorio, el PNV solo ha ganado en seis. Lugares como Andoain, Hernani, Tolosa o Lasarte han quedado pintadas de verde soberanista. Lo mismo que Amurrio en Álava. En Llodio, PNV y Bildu empatan.
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