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Lo buscó de forma insistente, por momentos con ansiedad, hasta que lo encontró hace tres semanas. «Hacía tiempo que no me divertía tanto», lanzó Jon Rahm tras caer con honores ante Scottie Scheffler en el PGA Championship. La hemeroteca refleja un octavo puesto en Quail Hollow (Charlotte, Carolina del Norte), un resultado cruel visto el desempeño del vizcaíno, que peleó ante el número uno del mundo hasta que tuvo que arriesgar.
Salió cruz, pero el 'León de Barrika', pese a la decepción del momento, supo que había dado con el «clic» gracias a una versión que le acercó a su mejor nivel y, sobre todo, le reconcilió con el golf. «Me quedo con muchas cosas positivas de esta semana. Estoy feliz por haberme puesto en posición de ganar y espero aprender de esto para intentarlo de nuevo en el US Open». En esas está. Después de ser octavo en Virginia, actuación que le sirvió para mantener su gran racha de top-10 seguidos en el LIV (ya son 20), busca seguir en la cresta de la ola en las grandes citas. Oakmont (Pensilvania), donde debutó en un major en 2016, acoge esta semana el tercer gran de del año, en el que Rahm necesita dar el golpe definitivo para asustar a sus rivales y decirle al planeta que vuelve a ser candidato a todo. «Me recuperaré», prometió.
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El golfista vizcaíno regresa dos años después al torneo que se perdió en 2024 por una extraña infección en el pie. Llegó a desplazarse a Pinehurst (Carolina del Norte) pero tras consultarlo con «varios médicos» decidió que no podía competir. Compareció ante la Prensa en chanclas, con varios dedos vendados y el rostro muy serio. Después mantuvo un encuentro con los periodistas españoles desplazados, entre ellos EL CORREO, en el que desgranó lo que sufría. «Lo que parecía un callo, una ampolla, me empezó a doler. Quitaron la piel de la superficie y de repente había un agujero. Con una linterna puedes ver lo que hay dentro, literal. Si se humedece la infección puede volver, por eso tengo este apaño», explicó horas antes de anunciar su retirada. Días antes se bajó del LIV Houston.
Así que Rahm tiene muchas ganas de rendir con nota en un campeonato en el que conquistó el primero de los dos grandes que descansan en su vitrina. Lo logró en 2021 en Torrey Pines (California) tras remontar en la última jornada a Louis Oosthuizen. Dos años antes ya había sido tercero después de dos ediciones consecutivas sin pasar el corte. Sus últimas apariciones recogen un décimo y un duodécimo puesto. Bien es sabido que, de los cuatro majors, el de Barrika aglutina sus mejores resultados en Augusta. Pero una vez que pasa el corte en el Abierto de Estados Unidos pueden pasar cosas. Promedia en esas seis ediciones un duodécimo puesto.
Menos de un mes después Rahm vuelve a encontrarse con la plana mayor del golf, con Scheffler y Rory McIlroy a la cabeza. Son los dos mejores jugadores del mundo y los que se han repartido los dos primeros grandes de la temporada. «Echo de menos esas batallas con Rahm», lamentó Scheffler antes del Masters. En mayo la tuvo y a punto estuvo de arrepentirse de lo dicho porque el vizcaíno fue el único que puso en jaque su trono.
Entre los favoritos también hay que meter al defensor del título, Bryson DeChambeau, que se exhibió en Pinehurst mientras McIlroy se hundía. Otros como Joaquín Niemann necesitan dar un puñetazo sobre la mesa en los grandes, además de los Tommy Fleetwood, Ludvig Aberg o Viktor Hovland, tres europeos que siguen afinando de cara a la Ryder de septiembre en Bethpage, Nueva York, como Sepp Straka y Shane Lowry. Por el bando americano no hay que descartar a Xander Schauffele, número tres del mundo y ganador el año pasado del PGA y el British antes de lesionarse en la espalda, además de otros como Collin Morikawa, Justin Thomas o Russell Henley.
La representación española cae a mínimos puesto que Rahm solo estará acompañado por Josele Ballester. El castellonense, de 21 años, entrenado por el padre de Sergio García y miembro como el vizcaíno de la Universidad de Arizona, acude como al Masters en calidad de campeón del US Open amateur de 2024. Este pasado fin de semana se estrenó en el LIV al fichar por los Fireballs capitaneados por Sergio García, ausente en esta edición. Se quedó a un golpe el año pasado de un top-10 que le hubiese asegurado un billete que tampoco ha conseguido ni en la previa ni vía LIV, como ha hecho Niemann. David Puig y Eugenio López-Chacarra también se caen con respecto al año pasado. Desde que Rahm lo juega nunca había habido menos de tres españoles.
El próximo 20 de junio se cumplirán cuatro años del primer grande conquistado por Jon Rahm. Llegó en el US Open de Torrey Pines (California), uno de sus campos preferidos y desde entonces fetiches. El vizcaíno tenía 26 años, llegaba a la cita como número tres del mundo y salió en la cima tras una asombrosa remontada en la última ronda. El torneo estaba en un puño, con hasta trece jugadores en apenas cuatro golpes. Rahm tuvo que recortar tres con un grupo cabecero en el que solo aguantó el tipo el sudafricano Louis Oosthuizen. Siempre al acecho, el 'León de Barrika' vio cómo el resto de rivales –Henley, Hughes y DeChambeau– flaqueaban mientras él seguía a lo suyo. Hasta que en el hoyo 17 por fin asomó la cabeza por el liderato. Logró un birdie para empatar a -5 con Oosthuizen, que venía por detrás en el partido estelar. Rahm consiguió otra rebaja en la última bandera mientras que el africano concedía un bogey en el 17, sirviendo al vizcaíno medio título. Rahm ya había logrado ser tercero en el US Open dos años atrás, pero aquel día inscribió su nombre en la historia del deporte. Fue el primer español en conquistar el torneo.
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