La «escuela de vida» del Aurrera
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Los exjugadores Aduriz, Pablo Gómez, Caneda, Kiko García e Iñigo Vélez relatan su experiencia en el club rojillo, que celebra su 90 aniversarioPablo Sanz
Miércoles, 28 de mayo 2025, 00:49
A la grandeza de un club no sólo lo definen sus títulos y sus éxitos deportivos. También lo hacen su filosofía y su identidad. Y ... la huella que deja en los jugadores que han pasado por sus filas y que alcanzan las máximas cotas del fútbol. De eso sabe mucho el Aurrera de Vitoria, que ha dejado una huella imborrable en jugadores como Unai Simón o Mikel Vesga. Pero su recorrido se remonta mucho más atrás en el tiempo. Aritz Aduriz, Pablo Gómez, César Caneda, Iñigo Vélez de Mendizabal y Kiko García, que recuerdan para EL CORREO su paso por el conjunto rojillo con motivo de su 90 aniversario y su reciente ascenso a Tercera.
«Para mí fue como una escuela de mi vida. Vine aquí con 15 años y estuve jugando hasta los 32. Ahora colaboro en otras facetas e intento transmitir a los jugadores la oportunidad única que tienen en la vida de jugar y disfrutar del fútbol en un gran ambiente», comenta García, que pertenece a la junta directiva del club.
Todos ellos guardan bonitos recuerdos de su paso por el cuadro vitoriano. En el caso de Pablo Gómez fue la liga sub-19, en la que tuvo la oportunidad de viajar por toda España y jugar contra el Real Madrid o el FC Barcelona, entre otros. «Para nosotros era algo completamente nuevo. Fueron unos años fantásticos», rememora.
1-3 venció
el Aurrera al Mercedarias, el resultado que le sirvió para certificar el ascenso a Tercera de forma matemática. Sin embargo, el capitán Mikel González señala el triunfo de la jornada 15 ante el San Prudencio como el partido clave.
César Caneda se queda con los entrenadores que tuvo en sus años de formación. Una situación parecida a la de Aritz Aduriz, al que le marcó la figura de Koldo Segurola. «Desde el primer segundo que llegué me trató como a un hijo y disfruté muchísimo de estar con gente veterana. Para mí fue un salto grande a lo que estaba acostumbrado jugando con juveniles. Tengo un recuerdo maravilloso», apunta el donostiarra. Iñigo Vélez de Mendizabal, que prácticamente jugó «en todas las categorías con la elástica rojilla», se queda con las muchas amistades que hizo como las de Arkaitz Martínez de Albéniz, Mikel Etxabe o el propio Kiko. «Estuve 10 años desde fútbol 7 hasta jugar en Segunda División B antes de marcharme al Espanyol. A nivel deportivo es el equipo que más me ha marcado», revela.
Los años más grandiosos en la historia del Aurrera tuvieron lugar en los años 90, cuando los rojillos jugaron durante varias temporadas en la Segunda División B. Unas campañas en la categoría de bronce del fútbol español que Kiko recuerda muy bien. «Logramos estar ocho años en Segunda División B con gente de la casa. Fue muy meritorio», comenta.
Pero algo que siempre guardará con mucho cariño fue el ascenso desde la Tercera, en el que el Aurrera tuvo que hacer frente a un playoff. «Teníamos que ganar en Escobedo y que el Barbastro perdiera contra el Peña Sport. Ganábamos al descanso por 0-3 o 0-4 y cuando nos llegó la noticia de que el Barbastro perdía la alegría fue enorme. Ese momento fue para mí el mejor», destaca.
Esta grandiosa etapa también la vivió en primera persona Vélez de Mendizabal, que jugó tres temporadas en esta extinta división. El último curso fue el más especial. «Tenía 19 años y metí 13 goles con Mendilibar en el banquillo. Fue un curso muy bonito», expone. Un periplo del que, además, guarda curiosas anécdotas. «Me acuerdo de que, incluso en los partidos de casa, nos concentraban en el hotel para que no nos fuéramos por ahí de fiesta. Les salió bien porque mantuvimos la categoría», expresa entre risas.
Los representantes más actuales de la plantilla tienen clara la fórmula de estas nueve décadas, y que debería mantenerse más allá del centenario del club. «Humildad y trabajo», como afirma su actual segundo entrenador Mikel Abasolo. Pese a los lógicos altibajos tanto en lo deportivo como en lo económico, el conjunto alavés siempre se ha caracterizado por ser un equipo de cantera y de formación, en el que la gran mayoría de sus jugadores, según Abasolo, «empiezan en el campo número cuatro con 8 años y acaban en el uno con 19 o 20». «Ahora estamos en un momento importante porque el club va para arriba y vuelve a hacer una buena captación de jugadores», señala en este sentido Juan Cangas, presidente de la entidad.
Lo cierto es que este curso en División de Honor ha sido todo un éxito. Buena muestra de ello es el título de liga y consiguiente ascenso que los rojillos consiguieron a Tercera RFEF el pasado 25 de abril en el campo del Zaramaga tras vencer al Mercedarias por 1-3.
No obstante, para el capitán Mikel González el momento clave de la temporada fue el partido que jugaron en casa contra el San Prudencio en la decimoquinta jornada. «Íbamos empate a uno y me habían expulsado, pero en los últimos 20 minutos con uno menos pudimos darle la vuelta al marcador y ganar. A partir de ahí marcamos una distancia con el segundo clasificado y no hemos parado», resalta.
Además, los rojillos pudieron disputar en noviembre la ronda de la Copa del Rey ante el Villamuriel de Cerrato. Un choque en el que cayeron por 1-0 y no pudieron jugar la siguiente ronda contra un equipo de Primera División que les hubiera enfrentado al Rayo Vallecano. «Íbamos con ilusión, fue bonito y lo disfrutamos mucho. Ese hubiese sido el colofón, pero ha sido una temporada muy buena y de la que podemos estar muy contentos», comenta Abasolo.
Tanto González como Abasolo definen al Aurrera como «un club familiar y de amigos». Una entidad en la que Cangas tiene muy clara la hora de ruta para los próximos años. «Es muy importante mantener el estatus deportivo juguemos la categoría en la que juguemos y sobre todo formar jugadores. Tenemos una gran escuela y la cantera es vital para nosotros». Ese tiene que ser el camino a seguir del Aurrera los próximos 90 años.
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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