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Fito arranca su nueva gira en Santander: «¡Qué ganas teníamos de empezar!»
La nueva gira del bilbaíno, 'Aullidos Tour', con entradas agotadas en su doble cita, dio el pistoletazo de salida anoche en la capital cántabra con un golpe de calidad sobre la mesa
Pilar González Ruiz
Santander
Sábado, 22 de noviembre 2025, 08:03
«¡Qué ganas teníamos de empezar la puta gira!». Cuatro años después, Fito regresa, aunque nunca se fue. Se dice ave de paso, pero sus migraciones son celebradas por miles. A juzgar por la respuesta de su público, ese que pocos artistas pueden imitar y muchos desear, como afirma el bilbaíno, la suya es una vuelta a la rueda del directo ansiada por ambas partes. Los de arriba y los de abajo, sin clases, que nunca se miraron tan de tú a tú.
Ante una 'ballena' llena, valga el juego ortográfico, donde llevan instalados una semana convirtiendo la capital cántabra en su campo base, arrancaron dos horas y cuarto de concierto con 'A contraluz', incluida en su nuevo trabajo, con esos nervios de la primera vez y miradas de seguridad. De ahí un salto a dos decádas atrás con 'Un buen castigo', con un final digno de cualquier cierre de concierto que esta banda despachó ya en el segundo tema. Sin medias tintas en un primer concierto «muy importante», con un par de quiebros técnicos que les dieron el susto justo también comentado con el público, que respondió con otro atronador aplauso. La nueva escenografía huye de estridencias y se apoya en los juegos de luz y en la base real de todo lo que implica un buen show; la materia prima con alma y sentido.
Encarando 'Por la boca vive el pez' llegó el momento de elegir entre 'papá o... papá', con Alzola en un extremo de la guitarra y Raya en el otro. La banda que acompaña al bilbaíno, esos Fitipaldis, merecen mención aparte. Un sólido Boli Climent al bajo, el explosivo –y expresivo- Coki Giménez a la batería, la clase constante de Javier Alzola y claro, Raya, que es un género en sí mismo y que además de resultar magistral a la guitarra, podría dar consejos sobre fitness, carrera va, carrera viene. A ellos se unen los Fetén fetén; un entregado Diego Galaz viviendo cada nota y el toque exquisito de Jorge Arribas, enriqueciendo con el sonido del Hammond muchos de los temas. Un equipo unido a las órdenes del capitán de Gernika, cuyo bombardeo también se proyectó sobre la pantalla con un 'Volverá el espanto', un tanto inesperado en este set iniciático. Decía el rockero que escribir canciones le sirve como terapia para entenderse y en sus metáforas, construidas con cuerdas de guitarra, muchos se reconocen. Sonaron 'Los cuervos se lo pasan bien', 'Cielo hermético', 'Cada vez cadáver' o 'Me equivocaría otra vez'.
A Fito Cabrales le gusta el rock acelerado, las canciones instrumentales de las bandas primigenias, llevadas al presente con su toque de saxo e incluso de xilófono. Pero también le gusta mirarse hacia dentro y sacar la oscuridad a relucir. Es 'El monte de los aullidos' un disco que repasa los bordes afilados de sus aristas emocionales. Un disco que se hace preguntas sobre el paso del tiempo y el lugar que uno ocupa en el mapa de la vida. Pero es un disco que también representa un capítulo más de su biografía en solitario, que comenzó en 1998 y que ha conseguido, con la aparente sencillez de versos sin florituras, acumular canciones de las que no caducan. Anoche lo demostró en Santander, su punto de partida desde hace años.
Medio centenar de ciudades
Por delante lo confirmarán otro medio centenar de ciudades, agotando entradas y acumulando aplausos. Si esto no es prueba de que el rock sigue vivo y en buena forma –como Raya–, usted dirá.
En total 19 temas, 7 de ellos del nuevo disco, con canciones que con una vez queda claro que van a ser cañones en toda la gira, léase 'Como un ataúd', llamada a ser uno de sus clásicos de rock de toda la vida que siempre funcionan. Lo sabía Chuck, lo sabía B.B., lo sabía Keith y lo sabe este tipo de Zabala.
Dice la criatura del 'Frankenstein' de Guillermo del Toro que no puede olvidar lo que no recuerda. A Fito le «empieza a pesar» lo que nunca olvida, canta en el tema que da título a este disco. Hay seis décadas de las que tirar, con una guitarra en la mano, acordes mayores y menores en la memoria, pero como bien dice, la vida –y la música– «en cada boca tiene un sabor». Al grupo de amigos que hicieron del concierto un punto de encuentro para emocionarse, a la familia, padres con sus hijas e hijastras adolescentes mano a mano coreando, a la pareja que se besaba en lo más alto de las gradas, a la niña de cinco años que ayer bailó todos los temas como si no hubiera un mañana, no se les olvidará esta noche. Y por suerte, mañana y relevo para el rock, sí que hay.
Antes del concierto, en una selección nada casual, sonaron los Wings y su 'Band on the run' y 'You cant always get what you want', en versión de PP Arnold. Ya lo sentimos, PP, pero a veces sí se puede. Anoche, seis mil cuervos tuvieron lo que quisieron. Y hoy, seis mil más.