Los mejores planes culturales para los próximos días

Solo por escuchar la voz de Nuria Espert merece la pena ir al teatro, y los bilbaínos lo saben. Llenó el Arriaga hace dos años con 'Incendios', la tragedia contemporánea de Wajdi Mouawad, y quedan muy pocas entradas para 'Romancero gitano', así que hay que darse prisa para saborear un plato exquisito. La actriz comparte con los espectadores los poemas que la han acompañado toda la vida, desde que su padre consiguió un ejemplar y los copió en una noche cuando era niña. Da vida a sus personajes, hasta tres en algunos poemas, y despliega sus símbolos. No es un recital al uso, tampoco una obra de teatro. Lluís Pasqual, que vuelve a la que fue su casa, incorpora textos basados en la conferencia que dio el poeta sobre este libro «antipintoresco y antifolclórico» y en las experiencias de Nuria Espert que tienen que ver con Lorca, para ella Federico. Poco más hace falta cuando las palabras llenan. Siete butacas vacías sobre el escenario, una iluminación diferente en cada poema, algún rasgueo de guitarra y la 'Canción del jinete' en la voz de Paco Ibáñez. El espectáculo dura una hora, como los conciertos de flamenco en los que se condensa la emoción.

Todo el mundo conoce los planetas. Y 'Los Planetas'. Porque cada vez que en la tele dan un reportaje sobre viajes a Marte, o a Júpiter, o a cualquier otro lugar del sistema solar, o de la Estación Espacial Internacional, suena alguna de las piezas que forman parte del ciclo de Gustav Holst. Por supuesto, no es la única obra de ese compositor británico, muerto en Londres en 1934, a los 59 años. Pero sí es uno de esos casos en los que el resto de su producción está totalmente eclipsada (en este caso la metáfora tiene doble valor) por esta. Por eso, el concierto de la Orquesta Sinfónica de Euskadi de este viernes tiene mucho de familiar, por esa obra, y no poco de descubrimiento, por la que abre el programa: los 'Choral Hymns for Rig Veda' (los del segundo grupo, para coro y orquesta), del propio Holst. Antes del descanso, la OSE traerá a Bilbao 'Zuhaitz' de Gabriel Erkoreka, que se estrenó en Madrid con Kalakan y Juanjo Mena de protagonistas. Como aquí. Otra revelación antes de elevarse al espacio subidos al cohete Atlas en que Mena convertirá a la Sinfónica de Euskadi para navegar por el espacio.

Los genios son esas personas capaces de darle la vuelta a todo y abrir un nuevo camino en sus respectivos campos de creación. Uno de ellos es el bailarín y coreógrafo Merce Cunningham, o más bien su legado, porque él murió hace diez años. Este hombre cambió por completo el concepto de danza contemporánea, habló de investigación corporal, trabajó con artistas de otras disciplinas para dar forma a la suya -John Cage, Andy Warhol, Jasper Johns, Robert Rauschenberg-, tuvo la libertad como guía y en Dantzaldia su colaborador Trevor Carlson muestra parte de su historia -la que compartieron- con 'Not a moment too soon', que es, como tenía que ser en honor a Cunningham, una obra escénica multidisciplinar que integra danza, texto, música y vídeo. El espectáculo está esta misma tarde en Azkuna Zentroa.

'El Hoyo' arranca con un exquisito festín elaborado por un ejército de cocineros. ¿Estamos en una cárcel o en un restaurante del futuro? Dispuesto en una plataforma, el banquete va descendiendo diariamente como si fuera un ascensor, deteniéndose brevemente en cada celda-piso, donde dos ¿reclusos? que la comparten se lanzan a devorar las viandas. Los de los pisos más altos se llenan, pero los de abajo se encuentran los platos vacíos. Y hay más de doscientos niveles. La metáfora de la lucha de clases está servida en la ópera prima del bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia, que arrasó en el Festival de Sitges al hacerse con los premios de mejor película, dirección novel, efectos especiales y el del público.

'El Hoyo' saca provecho de casi un único escenario –se rodó en un hangar de Zorroza donde se construyó una gigantesca estructura– y mantiene al espectador aferrado a la butaca. Es una fábula intrigante con elementos mínimos, a lo 'Cube', pero revuelve cuando le toca ser salvaje, con sus protagonistas devorando comida como si fueran cerdos e incluso recorriendo al canibalismo. Vamos, que es ciencia-ficción intelectual y gore a la vez. La película cuenta con dos actores soberbios: el catalán Iván Massagué, popular por la serie 'Gym Tony', y el bilbaíno Zorion Eguileor, cantante, locutor e intérprete dotado de una voz arrebatadora, que a sus 73 años encuentra un papelón protagonista en cine. 'El Hoyo' ya ha sido adquirida por Netflix para su estreno mundial y, según su productor, el mismísimo Shyamalan anda detrás del remake.

En la obra de Darío Urzay (Bilbao, 1958) siempre hay un elemento de sorpresa, debido a su invención de procedimientos para producir imágenes. La filmación en vídeo, a velocidades distintas a las habituales, de la descongelación de unas pequeñas figuras de hielo puede servir como ejemplo. Pero no es desde luego el único, como se comprueba en la exposición 'New York, 1990', que termina este sábado.

Es la primera exposición de Urzay en Euskadi en dos décadas y se centra en el año en que Urzay llegó a Nueva York con Txomin Badiola, que firma el texto principal del catálogo. La obra de este creador, con una acreditada trayectoria internacional, refleja el impacto que le produjo la ciudad. En sus cuadros aparecen códigos de barras sobre fondos neblinosos, que bien pudieran representar los rascacielos de la gran urbe. Urzay distorsiona las imágenes alterando sus dimensiones en una fotocopiadora, o duplica una figura en el mismo cuadro, adelantando una parte de su trabajo posterior. En una vitrina, se muestran sus cuadernos de trabajo y una hoja de un libro de Santiago Ramón y Cajal –profesor del abuelo del artista, médico de Sestao– que compró en un mercadillo de Nueva York. Es un dibujo de una neurona, cuyas ramificaciones pasaron a su catálogo creativo.

Nunca se habían expuesto antes estas obras, que en buena medida abrieron el camino a lo que Urzay hizo después. Es una buena oportunidad para descubrir una parte desconocida y muy interesante de una artista que está entre lo más original y contrastado del arte vasco de los últimos cuarenta años.

Esta semana nos ponemos románticos. Juan Perro estará en el ciclo 'Kandelen Artean' que inauguró en la Sala BBK el quinteto durangués Shinova hace un mes. Teloneado por MICE a las 20.00 horas, el ex de Radio Futura Santiago Auserón tocará temas de su último disco hasta la fecha, 'El Viaje', y hará un repaso de su larga trayectoria. Así lo hizo en agosto del año pasado. En plena Aste Nagusia, Auserón ofreció un nostálgico concierto junto a Sexy Sadie en la explanada de Abandoibarra.

Para el viernes hay dos citas destacables que además no son incompatibles. A las 20.30 horas Georgina actuará en la sala Cotton Club de Indautxu. La cantante venezolana lleva en activo desde 2001, cuando tenía un dúo con su amiga Tisuby. ¿Se acuerdan? Ha llovido mucho desde entonces, entre otras cosas, colaboraciones con Pablo López, Álex Ubago, Vanesa Martín y Manuel Carrasco. Presentará su último trabajo 'Bienvenido a mi habitación'. Pero si todo esto no le convence, siempre puede optar por ir al Kafe Antzokia para disfrutar de los vizcaínos Cecilia Payne y los navarros Kokoshca, que se subirán al escenario durante la fiesta del Zinebi. Aunque, como ya les hemos dicho, incluso hay tiempo de acudir a las dos salas. Este bolo doble no empieza hasta las 22.30 horas.

Y acabo con un grupo que mueve masas y agota entradas. La M.O.D.A. (La Maravillosa Orquesta del Alcohol) llenará este sábado la sala Santana 27. El septeto, que ya actuó esta Aste Nagusia ante miles de personas , volverá a hacer un repaso de los temas de 'Salvavida (de las balas perdidas)'. Estribillos coreables y muy buen folk con denominación de origen burgalesa.

Hablábamos antes de un genio como Merce Cunningham. Otro es Martin Margiela, el diseñador belga que está considerado uno de los creadores más vanguardistas de su generación y cuyas piezas son ya objeto de museo. En la tienda bilbaína Persuade han vendido siempre sus propuestas y ahora la galería Aldama Fabre organiza una exposición con algunos de esos diseños. Lo curioso es que se trata de ropas que se vendieron en Persuade y que prestan para la ocasión sus clientas. Podrán verse durante las próximas dos semanas en horario de 11:00 a 20:00.

Algunos artistas quedan marcados de por vida, bien a su pesar, por una circunstancia que surgió en su carrera, con frecuencia sin que tuvieran el menor control sobre ella. Los lectores quizá recuerden que los últimos años de la carrera de Herbert von Karajan se vieron ensombrecidos por un desencuentro con la Orquesta Filarmónica de Berlín, de la que era director vitalicio. El motivo de ese desencuentro fue que la formación, que se rige para los nombramientos de una forma muy democrática, se negó a admitir en su plantilla a una clarinetista llamada Sabine Meyer. Pues bien, el martes, Meyer se subirá al escenario del Teatro Campos, en el segundo programa de la temporada de la Sociedad Filarmónica. Hace dos años y medio, en una entrevista, la clarinetista alemana me confesó que está satisfecha con su carrera, pero al tiempo piensa que podría haber sido «aún mejor si entonces hubiese entrado en la orquesta». En la Filarmónica estará acompañada por el viola Nils Monkemeyer y el pianista William Youn. Juntos interpretarán obras de Robert y Clara Schumann –en el año del segundo centenario del nacimiento de esta– y de Mozart. De este último, una pieza con su propia leyenda: el trío 'Kegelstatt' K. 498, también conocido como 'trío de los bolos' porque se dice que el salzburgués lo escribió mientras jugaba con unos amigos. Se non è vero, è ben trovato.

Disfruto con la exposición de Concha Argüeso por su capacidad para sugerir mucho con escasos medios. Creo que una de las virtudes de la plástica contemporánea radica en esa facultad para invitarnos a la reflexión sobre nosotros sin la necesidad de un mensaje explícito, pero aportando obras que nos invitan a pensar sobre algo tan relevante como la condición del hombre y su posibilidad de superarse a sí mismo, sus problemas y limitaciones. El título de la muestra contrasta irónicamente con lo que se va a encontrar puertas adentro, un espacio en el centro de Bilbao donde impera el sosiego y, en esta ocasión, una relación de piezas exquisitas elaboradas con medios sencillos como la ceniza, la cera o la tinta. La autora, radicada en Alemania desde hace décadas, es una especialista en terapias a través del arte y confía en su función sanadora. Deberíamos confiar en esa virtud y propongo a los espectadores que acudan a esta muestra con esa intención de conseguir relajo y dejarse llevar por las formas, como si se tratara de un lenguaje mudo, y gozar de todo aquello que les inspire.

La cercanía que ofrecen teatros como Pabellón 6, con sus mantitas de cuadros en los asientos, es un amplificador natural de emociones. Se palpaba el sufrimiento en la gran '¡Ay, Carnela!' y resonarán con más fuerza las risas en 'Sabias ellas', la nueva producción de este laboratorio teatral que se estrenó la semana pasada en el Arriaga. La «comedia con panderetas» escrita y dirigida por Felipe Loza es como un maratón. 28 sketches encadenan trocitos de vida cotidiana con humor y con prisa, porque ya conocemos el desenlace y hay que disfrutar mientras se pueda. Se apoya en cinco actrices a las que conoce bien, sobradas de complicidad y recursos. Itziar Lazkano, Vene Herrero, Idoia Merodio, Juana Lor y Aiora Sedano, solas o en dúos, encarnan a cinco mujeres «sabias y payasas» y además «de Bilbao» que se ríen de sí mismas porque no necesitan tomarse en serio para sentirse seguras o importantes.

Este es el año de Ignacio Goitia. Uno de los artistas vascos con mayor proyección pública celebra una retrospectiva en la Sala Rekalde y exhibe sus últimas obras en la galería Juan Manuel Lumbreras. Resulta imprescindible acudir a ambas citas para saber si este autor nos fascina, como ocurre con muchos espectadores no habituales de las galerías, o, sencillamente, repele a primera vista. Yo pienso que el arte tiene que perturbar, que no puede dejarnos indiferentes o proporcionar, tan solo, un amable recuerdo, porque, si es así, nos encontramos ante algo decorativo y nada más. Las complejas y ambiciosas composiciones de Goitia no se merecen una mirada distraída. Sus lienzos muestran arquitecturas que aluden a escenarios reales donde conviven personajes de diverso origen. El último trabajo del autor bilbaíno incluye críticas a la xenofobia y el rechazo al otro, a la soberbia de Occidente, encarnada en el 'skyline' de Miami, y la necesidad de un mundo inclusivo donde quepa la diferencia. Pero el estilo de este pintor de técnica refinada no puede entenderse sin la ironía, su arma preferida y que explica los encuentros imposibles más allá del tiempo y la lógica. Para amarlo o repudiarlo, sin medias tintas.

Los muchos seguidores de 'La Guerra de las Galaxias' tienen una cita ineludible en Barakaldo, el único lugar de la galaxia en el que conviven una réplica perfecta de Darth Vader, un diorama de la batalla de Hoth, una moto speeder, un Han Solo congelado en carbonita o una armadura mandaloriana. La exposición está llena de curiosidades agolpadas en vitrinas, escenografías y en llamativos montajes. No faltan las recreaciones a tamaño real de míticos personajes como el robot R2-D2, el afable Chewbacca, el repulsivo Jabba el Hutt o el misterioso Kylo Ren, uno de los protagonistas de la película que cerrará la actual trilogía el próximo mes de diciembre. Imprescindible