La bloguera bilbaína Idoia Odriozola relata su lucha contra el cáncer de mama: «Solo tengo prisa por vivir»
Remarca la necesidad de la prevención y autoexploración y aconseja apostar por la sanidad pública. «La enfermedad sirve para darse cuenta de la fuerza infinita que llevamos dentro sin saberlo»
La bilbaína Idoia Odriozola clamó el año pasado contra el 'callo solar' tras sufrir un cáncer de piel: «No hay rayos seguros», advertía ... Odriozola, que arremetió en su blog 'Siéntete Admirable' contra quienes animan a tomar el sol sin protección. «Sufrí un melanoma genético y me he curado, pero otros mueren con esta práctica suicida», alertó. Amante de la fotografía, afición que heredó de su padre, y de la moda, que le inculcó su madre, reprochó la actitud de famosos como el jugador del Atlético de Madrid Marcos Llorente, que promueven exponerse al sol sin protección para generar tolerancia y resistencia.
Si hace un año alzó la voz contra los peligros de las radiaciones solares, ahora lo hace por la prevención, la autoexploración y la investigación, apostando por una sanidad pública porque gracias al 'screening' que realiza Osakidetza «estoy hoy aquí». La popular bloguera ha vuelto a sufrir un fuerte revés de salud tras ser diagnosticada de un cáncer de mama. «No puedo entender cómo hay personas que rechazan esta prueba, porque puede salvarnos la vida».
Cuatro meses antes en la privada, «sin hacerme mamografias para verificarlo, me dijeron que estaba todo bien, cuando ese «p..to bicho» ya llevaba tiempo dentro de mí». Odriozola todavía recuerda cuando en octubre del pasado año le comunicaron que tenía un tumor maligno con un pronóstico «aparentemente curable». El impacto emocional hizo que durante 20 minutos «mi mente quedase bloqueada y mis piernas paralizadas. Durante ese día el silencio se apoderó de mí, hasta que poco a poco fui digiriendo la noticia. Tan solo 20 minutos después de que el médico me lo notificase, Osakidetza puso en marcha un protocolo de acción, y ya estaba hablando con mi psicooncóloga», primordial, a su juicio, en este proceso.
«Jamás olvidaré esas navidades»
«En menos de 21 días», con miles de pruebas hechas, entraba al quirófano. «Jamás olvidaré esas navidades, intenté disfrutar lo mejor que pude ese 25 de diciembre aún sabiendo que el 26 tenía que dejar a mi ama en la residencia y el 27 entraba en quirófano sin saber lo que podía pasar, creo que esta ha sido la parte más dura de este proceso, la del alma».
Otro mes de incertidumbre
Después se sucedió «otro mes de incertidumbre» mientras esperaba los resultados del ONCOTYPE, «prueba que Osakidetza manda a California para analizar el gen a nivel molecular y saber el grado de recidiva que tiene. Es determinante para saber si se aplica quimioterapia o no, un adelanto».
Los resultados dieron riesgo «alto», por lo que Odriozola sabía «todo» lo que le esperaba: quimioterapia, radioterapia, amebacicli (verzenio) y hormonal. A día de hoy, después de 9 meses, mantiene un tratamiento de radioterapia, «casi, casi un embarazo», ironiza.
El camino, obviamente, no ha sido fácil. Sin embargo, le ha servido para darse cuenta de la fuerza «infinita que llevamos dentro sin saberlo. Cada vez que voy a las consultas y escucho el llanto de alguna mujer que le comunican que tiene que pasar por la quimio, revivo el momento y pienso en ese pasillo del Pabellón Aztarain del Hospital de Basurto, testigo de tantos llantos, incluido el mío. Las sesiones de quimioterapia eran duras, el ambiente en el hospital de día te hacía ver una realidad que no conocía, solo esperaba que llegase el momento en el que el personal sanitario te aplaude cuando has superado el tratamiento con éxito».
Tocar la campana
Odriozola asegura que en algunos hospitales se toca la campana» cuando los tratamientos llegan a su fin con éxito. «Eso es motivo de alegría, pero yo no he tenido la suerte de escucharlos ya que me tuvieron que suspender la quimio en la duodécima sesión y pasar directamente a la radioterapia. Todo esto me recordaba al 'Juego del calamar' con la expresión 'pasamos a la siguiente fase'».
La bloguera intuye que su proceso va a ser largo, pero le reconforta contar con el mejor aliado de que dispone: su actitud positiva y ver «el lado bueno de las cosas que nos pasan; en este caso poder ver en vida lo que otros en muerte no ven, eso es un regalo. Me está enseñando a trabajar la aceptación por los devastadores efectos que produce la quimio, tanto física como emocionalmente, a mirarte al espejo y no reconocerte, a verte sin pelo, sin pestañas, entre otras cosas, a conocer la vulnerabilidad del ser humano y ver lo que pueden hacer los fármacos, a la vez que te salvan, también van matando parte de ti».
Cuenta que también ha aprendido a trabajar la paciencia, algo que «nunca he tenido. Ahora la única prisa que tengo es por vivir porque en estos procesos sabes cuándo empiezas pero no cuando acabas». La enfermedad le ha enseñado, asimismo, a trabajar el desapego de una manera obligada, «sobre todo cuando eres cuidadora de un familiar dependiente, a ver la importancia del amor con mensajes y apoyo de todas las personas que te quieren. Todas estas enseñanzas -reconoce- me las está dando este proceso. Y aunque a veces estoy agotada y no puedo con mi alma, una parte de mí vuela y saca fuerza para la creatividad y con mi experiencia poder ayudar a otras personas».
Si en su día fue con lo del «Callo Solar», ahora toca con vídeos de mujeres y hombres de diferentes perfiles profesionales apoyando esta causa, porque está enfemedad no entiende de género, «también puede afectar a hombres», subraya.
Odriozola pretende dar visibilidad con diferentes acciones a esta enfermedad para «que ojalá algún día» den con la cura en todos los tumores y se cree un tratamiento donde no exista la quimioterapia. Para ello he diseñado pañuelos solidarios para recaudar fondos para la Asociación contra el Cáncer. El pañuelo lleva escrito en las esquinas 'Siéntete Admirable', nombre de su blog, para que cualquier persona se sienta admirable, porque «todas y todos llevamos una lucha dentro y luchar es de admirables».
Idoia quiere agradecer al equipo médico de diferentes especialidades que está llevando todo su proceso, en especial a su enfermera de Oncología, Nati, «por calmar mis miedos cada vez que aparecían, por su gran empatía y profesionalidad».
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