«Había participado en más rescates, pero asistir a la muerte de un niño es difícil de digerir»
El pequeño que sufrió un accidente en Castro, de 12 años, jugaba al escondite con un amigo cuando se cayó la noche del martes desde 20 metros de altura en los acantilados de Cotolino
La tragedia se cebó este miércoles con Castro Urdiales, donde un niño de 12 años, vizcaíno según ha podido saber este periódico, perdió la vida ... tras precipitarse desde una altura de 20 metros por un acantilado en el parque de Cotolino, próximo a la playa de Brazomar y auténtico imán para los miles de turistas que frecuentan la zona por estas fechas. El drama se fraguó minutos después de las nueve y media de la noche del martes, cuando dos chavales que al parecer estaban jugando al escondite, se encaramaron a una cresta agreste, un tramo desigual que carece de barreras protectoras. La Guardia Civil investiga las circunstancias que rodearon este episodio, aunque los testimonios de rescatadores y transeúntes coinciden en que, fruto de la caída, la víctima sufrió un fuerte golpe en el pecho, quedando muy expuesta en una zona de rocas y pequeñas oquedades cuando ya subía la marea.
Activado protocolo de rescate de un menor caído a unos 20 metros en una zona rocosa de Cotolino, Castro Urdiales
— 112 Cantabria (@112Cantabria) August 5, 2025
Movilizamos al Equipo de Intervención de Protección Civil, al helicóptero de @salvamentogob y a los bomberos de los parques de Castro Urdiales y Laredo
Alertados primero por el compañero del accidentado, que trató sin éxito de rescatarlo, y por un grupo de jóvenes después a los que este dio aviso, equipos de emergencia se desplazaron a la zona para tratar de poner a salvo al chico, que se precipitó al vacío en una zona de difícil acceso, barro y piedra resbaladiza donde es frecuente ver subir a adolescentes para beber y disfrutar de las vistas. Así lo atestiguan, al menos, las botellas y latas que alfombran esta cresta asomada al Cantábrico, salpicada de pequeños búnkeres llenos de basura y donde algunos se refugian. Pese a la peligrosidad del terreno, no hay carteles que adviertan de lo inestable del terreno.
Herido rescatado y evacuado en helicóptero de @salvamentogob para atención en centro hospitalario. pic.twitter.com/dhqAStTSbW
— DYA Cantabria (@DYACantabria) August 5, 2025
El anuncio de lo ocurrido puso en acción a Bomberos, Policía Local, DYA... que unieron sus fuerzas en un intento, frustrado como se demostró con el paso de las horas, por controlar la situación. «Fue un trago amargo, muy difícil de pasar, pero es en definitiva para lo que estamos. Es la primera vez que me enfrentaba a un caso como este, quiero decir con resultado de muerte. He estado en otros rescates, sí, pero no de esta gravedad. Además, era un niño y eso siempre afecta especialmente», detalla David al tiempo que arranca la Lima Sierra Eco04, la misma lancha con la que la víspera acudió como parte del operativo de ayuda, mientras pensaba en la suerte que podía haber corrido el crío, lo que estarían pasando sus padres... «Es todo bastante difícil de procesar».
David Fernández empezó a trabajar con la DYA este verano primero de socorrista y luego, desde hace mes y medio, como patrón de embarcación. Este miércoles trataba todavía de asimilar lo ocurrido en ese rincón agreste de la costa, entre el parque de Cotolino y el Pocillo, como se conoce en el pueblo a la playa de piedras que se abre en dirección al antiguo cargadero de mineral.
Un fuerte golpe en el pecho
El martes, él y varios compañeros se dirigieron al lugar momentos después de las diez y media de la noche, cuando ya estaban en casa descansando después de terminar su jornada tres horas antes. «Unos transeúntes, alertados por un amigo del niño, dieran la voz de alarma; al parecer los chavales estaban jugando al escondite cuando uno de ellos perdió pie, después nos llamaron para decir que estuviéramos alerta por si era necesario nuestro concurso». No tardaron en salir de dudas. «Nos habíamos preparado con el neopreno y los escarpines por lo que pudiera pasar, pero cuando llegamos al lugar comprobamos que ya estaban allí los Bomberos y no pudimos hacer mucho, más allá de dar apoyo y estar para lo que necesitasen».
Lo cierto es que en los primeros compases la situación parecía controlada, merced a la intervención de sanitarios y un médico, que intentaron estabilizarlo. «Todo parecía ir bien hasta que el estado del pequeño se agravó y tuvieron que empezar con las maniobras de Reanimación Cardio Pulmonar (RCP)». El chaval presentaba un fuerte golpe en el pecho. «Se tiraron lo mínimo 20, 25 minutos tratando de reanimar al chico». Fue entonces cuando llegó el Helimer, el helicóptero clave de Salvamento Marítimo para rescates en el mar, «que quedó también a la espera de que progresase la maniobra».
«Lo accidentado del terreno, el fuerte oleaje y la marea que estaba subiendo», relata Gorka Núñez, coordinador de playas de la agrupación asistencial y también presente en el rescate, se confabularon para dificultar una actuación ya de por sí complicada. «Subieron al aparato al crío con un cable, junto al rescatador y un bombero, y al filo de la medianoche tomaron rumbo hacia Santander. Nosotros no pudimos hacer mucho, más allá de dar apoyo y estar para lo que necesitasen». Minutos más tarde, el helicóptero tomaba tierra en el aeropuerto Seve Ballesteros, donde les estaba esperando una ambulancia de Soporte Vital Avanzado que condujo al menor hasta el Hospital Marqués de Valdecilla. Allí, y pese a los esfuerzos desplegados, el chaval fallecía debido a una parada cardiorrespiratoria.
En boca de todos
Este miércoles era un día nublado, pero el municipio rebosaba de veraneantes. En el puerto y el muelle de San Guillén, donde eran visibles varios ejemplares de carabelas portuguesas, la tragedia desatada era el tema dominante en las conversaciones. A mediodía, decenas de personas se concentraron en la plaza del Ayuntamiento y guardaron un minuto de silencio por la muerte del niño de 12 años. Su alcaldesa, Susana Herrán, trasladaba sus condolencias a la familia del pequeño. «Este tipo de accidentes siempre duelen, pero cuando se trata de un menor todavía nos llega más al corazón y es mayor el sentimiento».
No está siendo un verano fácil en el litoral castreño. Hace apenas una semana, una bañista de 83 años y vecina de Bilbao, falleció en la playa de Brazomar, a escasa distancia de esta última tragedia. La mujer fue sacada del agua inconsciente por los familiares que la acompañaban y por uno de los socorristas de guardia en el arenal. Una vez en la orilla se iniciaron maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), a las que se sumaron un médico y una enfermera que estaban en el lugar, según informó la DYA en sus redes sociales. Sin embargo, no se pudo hacer nada por salvar su vida.
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