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ÓSCAR B. DE OTÁLORA
Martes, 26 de julio 2016, 11:05
El terrorismo islamista ha vuelto a golpear Francia, esta vez, mediante el asesinato de un anciano sacerdote que ha sido degollado en su propia parroquia por dos miembros del Estado Islámico. El ataque supone trasladar por primera vez a Europa la guerra de religiones que los islamistas ya han puesto en marcha en los territorios que dominan mediante el asesinato en masa de cristianos o de chiitas. El Estado Islámico ya ha reivindicado el asesinato con su habitual retórica, asegurando que había sido «obra de dos de sus soldados». Según ha relatado la hermana Danielle, la monja que consiguió escapar de la iglesia tras el asalto, los terroristas grabaron el vídeo su acción y utilizaron el altar para lanzar un sermón en árabe.
El atentado tuvo lugar a las diez de la mañana en la iglesia de Saint Etienne du Rouvray, en Normandía. Los terroristas entraron en el templo por una de las puertas traseras en el momento en el que el párroco Jacques Hamel, de 84 años, oficiaba una misa. Los asistentes eran tres religiosas y dos parroquianos. Una de las monjas, la hermana Danielle, consiguió huir y fue quien dio la alerta a las fuerzas de seguridad. En unos minutos, el lugar fue rodeado por las fuerzas de seguridad así como por los servicios de emergencia. En un momento dado, los dos yihadistas que habían perpetrado el asalto salieron de la iglesia por la puerta principal mientras vociferaban «Allah Akhbar» (Alá es grande) así como alusiones al Estado Islámico. En ese momento fueron abatidos por los tiradores de la a BRI (Brigada de Investigación e Intervención), un equivalente a los Geos españoles.
Cuando los agentes entraron en el interior de la iglesia hallaron el cuerpo sin vida del parroco, que había sido degollado por los dos asaltantes. Asimismo, uno de los feligreses se encontraba malherido y, según las autoridades de la zona, se encuentra entre la vida y la muerte ya que a él también intentaron degollarle. El resto de rehenes sufre lesiones de diversa consideración. Tras rescatar a los afectados, los agentes revisaron el centro de culto en busca de explosivos que pudieran haber colocado los yihadistas y, aunque en un primer momento localizaron un paquete sospechoso, resultó ser una falsa alarma. En los distintos registros llevados a cabo en la zona, los agentes hallaron dos cuchillos y una pistola.
La religiosa que consiguió escapar del tempo, la hermana Danielle, ha relatado a una emisora francesa que cuando los dos yihadistas irrumpieron en el templo, el párroco les gritó que se parasen. «Ellos, por la fuerza, le obligaron a ponerse de rodillas y luego le tumbaron en el suelo. Todos les gritamos que se detuvieran, pero allí comenzó el drama», declaró la monja. Posteriormente, los dos terroristas «comenzaron a grabarse con un dispositivo y a hacer una especie de sermón en árabe en el altar». La hermana Danielle consiguió darse a la fuga en ese momento, aunque fuentes policiales consideran que los terroristas grabaron toda la acción, incluido el asesinato del sacerdote.
El párroco asesinado nació en 1930 en la localidad francesa de Danétal, en la región del Seine-Maritime, y fue ordenado sacerdote en 1958. Tras su retirada, se convirtió en un sacerdote auxiliar de la iglesia en la que ha sido asesinado. Uno de sus amigos era el presidente del consejo regional de la zona e imán de la mezquita de Saint-Etienne-du-Rouvray, Mohammed Karabila. El religioso islámico se ha confesado «asustado» por el ataque y ha definido al sacerdote católico como un hombre que «ha dado su vida por los demás». La mezquita, ha recordado, fue construida por un terreno que le cedió la parroquia en 2000. Saint-Etienne-du-Rouvray, la localidad en la que se ha producido el ataque, tiene 30.000 habitantes y se trata de un pueblo castigado por altos índices de paro.
Intentó viajar a Siria
El presidente francés, Francois Hollande, que se ha trasladado hasta la iglesia, ha confirmado que el ataque era obra del Estado Islámico. Según algunas fuentes, uno de los asaltantes portaba un brazalete electrónico, lo que indicaría que se trataba de un preso en libertad vigilada. Las mismas fuentes han señalado que esta persona, Abdel Kermiche, podría ser un islamista conocido por las fuerzas de seguridad y que estaba bajo vigilancia por su radicalización. Al parecer, había intentado viajar hasta Siria en 2015 y tras ser interceptado en Turquía fue devuelto a Francia y detenido por asociación de malhechores con un objetivo terrorista, motivo por el que llevaba la pulsera de control desde el pasado mes de marzo.
En la reivindicación del Estado Islámico, echa pública por la agencia Amaq, la que emplean de forma habitual los yihadistas- no se difunden ni los nombres ni ningún otro dato que permita identificar a los dos terroristas, al igual que hizo el EI en los casos de Múnich, Niza o la ciudad alemana de Ansbach. Este dato lleva a los expertos a creer que los asesinos podrían tener una vinculación relativa con los islamistas y, tras haberse inspirado a través de la red, habrían entrado en contacto con algún enlace del ISIS en Internet para informar de su intención de llevar a cabo el ataque. El documento publicado por la agencia de noticias del EI, por otra parte, lleva fecha de ayer.
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