Las estrellas deben brillar más en su territorio
Análisis ·
Figuras como Iñaki Williams, Sancet y Berenguer, entre otros, tienen que elevar el nivel en una Champions que además del trabajo exige clase, magia y talentoOnce años después de su última participación en la mejor competición de clubes del mundo, cada vez más exigente y dura, el Athletic se dio ... de bruces con una Champions que le dejó unas cuantas enseñanzas de cara a los futuros compromisos de la liga. De entrada, que no hace falta equivocarse para ser castigado con un gol fabricado de la nada; que la generosidad a la hora de trabajar y el sudor deben ser acompañados de talento, habilidad y clase; y que los jugadores referencia del equipo están obligadas a elevar su nivel si quieren estar a la altura de una competición que demanda líderes, magia, invención y recursos. Ante el Arsenal, gente como Iñaki Williams, Oihan Sancet y Álex Berenguer, entre otros, no tiraron la puerta abajo ni pudieron por lo tanto invitar a los suyos a seguirles en un abordaje que en realidad no llegó a producirse. Ellos, además de otras figuras, deben brillar más en el que se supone su territorio, el de las estrellas.
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«Hemos peleado, nos hemos dejado hasta la última gota de sudor y no ha podido ser», dijo Iñaki Williams nada más acabar el encuentro. Efectivamente, lo hizo el Athletic, sobre todo en una buena primera parte, pero no alcanzó para sacar algo positivo ante un rival que aspira a todo y que sí supo frotar la lámpara y sacar sus genios en los momentos de la verdad. «Sabemos el nivel que tienen estos equipo, a una que te llegan te meten», resumió a la perfección lo ocurrido Mikel Jauregizar, el mejor rojiblanco. Debutaba en la Champions al igual que el resto de sus compañeros con la única excepción de Yuri y brindó una actuación más que aseada y solvente, atento a las ayudas, robando balones y moviéndose con criterio en la sala de máquinas.
«Este Athletic no ha venido aquí a disfrutar de la Champions, sino a competirla»
Pero el Athletic, impecable en sus labores de presión y destrucción del juego enemigo, echó de menos más magia y talento de sus hombres referencia. Iñaki Williams terminó el partido con dos disparos, uno de ellos a puerta, y un 67% de precisión en los pases. Sancet, por su parte, solo remató una vez –fuera de los tres palos– y apenas tuvo impacto en el fútbol rojiblanco, que necesita de su clase más que nunca para enriquecerse en la zona Champions. En cuanto a Berenguer, estuvo bien en las entregas –un 87% de acierto–, inexistente en los disparos –hubo uno en la primera parte que se movió entre las categorías de tiro y asistencia– y corto en la construcción.
Dos fogonazos y adiós
Tampoco ayudaron en exceso Guruzeta, quien entró en la segunda parte sin mejorar lo que había, y Unai Gómez –salió y se retiró por una brecha en la cara tras un choque con Merino–, dentro de una estructura retocada por Valverde que no chirrió pero tampoco dio los resultados deseados. Una magnífica acción entre Trossard y Martinelli terminó por dejar a este último ante Simón y el brasileño no perdonó. Poco después invirtieron los papeles – el sudamericano le hizo un traje a Gorosabel– y fue el belga quien batió al portero del Athletic. Dos fogonazos impregnados de talento y clase desmontaron a los bilbaínos.
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«El resultado no refleja lo que ha sido el partido. Hemos hecho un buen encuentro, pero es el Arsenal, uno de los favoritos en esta competición», dijo Williams. El capitán prometió que aprenderán de la derrota. «Este Athletic no ha venido aquí a disfrutar de la Champions, sino a competirla. Hemos hecho un gran esfuerzo que no ha servido de mucho porque ellos cuentan con jugadores de talla mundial que matan el partido en dos jugadas aisladas». Los rojiblancos también los tienen, solo deben aparecer.
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