Trata de seres humanos
Salvan a una víctima de prostitución en un control de carretera en ÁlavaErtzainas de Tráfico dan el alto al coche de esta joven que voló a Europa engañada y para pagar una «deuda de 5.000 euros» ejerció en Madrid y Galicia. Hoy es testigo protegido
Un control rutinario de carretera le devolvió su vida. El pasado martes 10 de junio, ertzainas de la Unidad de Tráfico de Álava ... inspeccionaban el flujo circulatorio como cualquier otra jornada. Esta vez, un vehículo les escamó. En concreto, la mujer al volante. Carecía de documentación alguna. Ni de circulación ni personal. Y en todo momento se mostró dócil, callada. Ni siquiera rechistó cuando los uniformados le comunicaron que inmovilizarían el turismo, en el que viajaba un varón de copiloto, y que ella sería trasladada a dependencias policiales para verificar su identidad real.
El buen hacer de los agentes, deslizan fuentes de la investigación, sacó a la luz un auténtico drama personal. La mujer, una veinteañera de origen colombiano, se había escapado de una mafia que hace unos tres meses le trajo a Europa engañada y con un único propósito: explotarla sexualmente. Llevaba una semana fugada. Su teléfono móvil, inundado de mensajes y llamadas amenazantes, así lo probaba.
Ya con la intervención de la unidad de Trata de Seres Humanos de la comisaría de Vitoria se descubrió que esta chica latinoamericana fue engañada en su país por el que creía su novio. Éste le 'regaló' un viaje a Europa para conocer Italia y España. Aunque le costó dejar a su hijo con su familia accedió. Estuvo tres días en Roma y, al aterrizar en Barajas, descubrió la verdad. Aterradora.
La mafia ahora bajo la lupa policial le amenazó con hacer daño a su hijo, que se quedó en Colombia
Le recogieron unos amigos de su entonces aún pareja. Fueron a un piso, donde le retiraron la documentación y enseres personales, como el móvil, al tiempo que le informaron de una «deuda de 5.000 euros» por el tour y que la única manera de restituir esa cantidad sería a base de prostituirse.
Ante su negativa, siempre según la versión aportada por esta chica, recibió varias palizas para amedrentarla. También le hicieron saber que lo pagarían con su pequeño si continuaba con las negativas o si pedía ayuda. Accedió al chantaje.
Ejerció primero en pisos situados en Madrid. También le llevaron en, al menos, una ocasión a Galicia para lo mismo. Y siempre condicionada con ser agredida si se negaba.
Por supuesto, la mayor parte de su tarifa se la quedaban sus supuestos proxenetas con lo que la deuda tardaría años en ser cubierta. La Ertzaintza –en colaboración con otros cuerpos policiales de ámbito nacional– ya investiga a los posibles implicados, media docena de hombres y mujeres entre los que hay colombianos pero también nacionales.
Gasas para la regla
Debía estar disponible para la clientela «todos los días» y prácticamente a todas horas. Incluso cuando tenía la periodo. En esos casos, le permitían bajar sola a alguna farmacia, donde compraba gasas para disimular el sangrado vaginal
Se dio cuenta de que su única oportunidad de escape pasaba por estas visitas. Y a principios de este junio se armó de valor. Pidió un teléfono y llamó a un amigo residente en España. Éste le ayudó a escapar. Fue la persona que le recogió en su coche. Antes de huir cogió también su móvil.
El teléfono de esta veinteañera estaba repleto de mensajes y llamadas amenazantes
Y éste no paró de iluminarse en cuanto la echaron de menos. La investigación ha reflejado las coacciones y amenazas. A ella y a su familia en su país, ya al corriente de su infierno. Cuando les paró la Ertzaintza llevaba una semana fugada, acompañada por su amigo, y sin saber muy bien hacia dónde ir.
En esta clase de delincuencia, el amparo de las víctimas resulta determinante para que los casos puedan judicializarse. Esta mujer ha ingresado en un programa de protección de testigos. Sus revelaciones podrían ayudar a desmantelar una red con tentáculos en Madrid y en Galicia, como mínimo. El 3 de junio, por ejemplo, gracias a otra mujer protegida liberada en Santander, la Policía Nacional detuvo a cinco personas en Bilbao y en Gijón, mientras que en Vitoria clausuró dos pisos donde se ejercía la prostitución.
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