«Basta un solo caso de abuso a un menor en la Iglesia para afrontar esta situación con radicalidad»
Juan Carlos Elizalde aprueba que la Iglesia no solo contemple «medidas de acompañamiento», sino que también colabore «en la vía judicial» porque debe «caminar en la verdad, por incómoda que sea»
«Basta un solo caso de abuso a un menor en la Iglesia para afrontar esta situación con radicalidad». Así de tajante se muestra el ... obispo de la Diócesis de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, en su última carta pastoral a la sociedad alavesa, difundida este viernes. En ella, la primera de este año y decimoséptima desde el inicio de su episcopado en 2016, el prelado asegura que «jamás tuvo que haberse dado nada parecido» y se muestra especialmente duro con los agresores. «Esas personas que han aprovechado su posición en la Iglesia para cometer crímenes nunca debieron haber ostentado ninguna responsabilidad y mucho menos con menores». Elizalde muestra su profundo dolor y pesar por lo sucedido y su voluntad de permanecer «atentos ante cualquier señal de sospecha ahora y en el futuro», subraya. «La Diócesis está trabajando para que haya un sólido compromiso para que esto no se repita. No escatimaremos esfuerzos en acompañar a las personas que sufrieron estos atroces hechos en su niñez, hayan o no prescrito por la vía civil o haya fallecido el abusador».
El obispo aplaude «las reformas» emprendidas por el Papa Francisco contra lo que considera «una lacra». «La Iglesia no se muestra ni silenciosa ni dividida», defiende. Y recuerda que «la Diócesis creó hace más de un año la Oficina para la Protección de Menores y Prevención de Abusos, encargada de recoger las denuncias que nos llegan, sean o no competencia del Obispado, y tramitarlas en comunicación con las congregaciones religiosas si los supuestos abusos han sido cometidos por miembros de éstas», como sería el caso del presunto caso de abusos destapado en el antiguo internado de Corazonistas de Vitoria. No obstante, y como ha señalado el vicario general, Carlos García Llata en una entrevista a este periódico, no se ha recibido todavía ninguna denuncia.
Las víctimas, asegura la Diócesis, son acogidas en esta oficina por psicólogos, abogados, policías, médicos, canonistas, etcétera...; de modo que puedan servir a su demanda, «ya sea por la vía civil o canónica, con el tratamiento médico o psicológico y brindando además un acompañamiento espiritual si lo desea». «Acogeremos a toda víctima con independencia de quien haya sido el agresor, pues la víctima tiene valor en sí misma, un valor infinito». Afirma además que «esta Iglesia quiere caminar en la verdad, por muy incómoda que sea. Decir la verdad, como ejercicio de transparencia y honradez, es una forma más de estar junto a las víctimas y demostrarles que no hay ocultación ni silencio ante lo que les sucedió» escribe en esta misiva titulada 'Caminar juntos en tiempos de perplejidad'.
De este modo, la Diócesis confirma su beneplácito a que no solo se exploren «vías de acompañamiento y la restauración, sino también el camino judicial de investigación» con el que, prometen, colaborarán. «Es el poder judicial quien debe investigar y sentenciar ante un delito», considera Juan Carlos Elizalde que también mira con buenos ojos la propuesta del Gobierno central de que sea el Defensor del Pueblo quien dirija la redacción de un informe con una comisión de expertos independientes. »Podría ser una medida más de transparencia y justicia».
Por último, Monseñor Elizalde resalta que «la Diócesis pondrá el acento en la prevención para mirar al futuro con la garantía de que jamás haya casos de personas que dentro de la Iglesia cometan crímenes contra menores».
Preocupado por Ucrania
Esta carta pastoral comienza recordando que «vivimos tiempos recios» pues «aún estamos en pandemia», afectados «por las muchas tensiones europeas especialmente en Ucrania» y por la «sacudida que provoca el hecho terrible de los abusos en la Iglesia». En su misiva invita a encauzar todas estas tensiones en un «seguimiento más perfecto a Jesús» algo que nos llevará a «abandonar la polarización y las posturas excluyentes».
De igual modo, Juan Carlos Elizalde aprovecha para manifestar su preocupación por otros temas como la marcha de los benedictinos del Santuario de Estíbaliz. Elogia a los hombres y mujeres «consagrados que enriquecen la vida de la Iglesia y a toda la comunidad cristiana» y asegura que «la vida consagrada, activa y monástica, es el alma de nuestra Diócesis».
El Obispo de Vitoria también dedica, en las ocho páginas que ocupa esta misiva, un espacio para destacar el papel de la familia en este momento de la historia. «Un foco de perplejidad hoy es todo lo referente a la afectividad, sexualidad y proyectos de familia cristiana. En un mundo donde predominan las opciones a la carta, desde una subjetividad casi absoluta, nos interesa como nunca descubrir el proyecto de Dios sobre el amor, la pareja y la familia», afirma advirtiendo que «nos estamos jugando la felicidad personal y la estabilidad social». Para dar luz a este tema, Elizalde anima a leer la amplia y profunda reflexión del Papa Francisco a través de su Exhortación Apostólica 'Amoris Laetitia'.
En su carta también se detiene para seguir estimulando a «formadores, profesores y seminaristas a trabajar en el reto vocacional» y apela a los sacerdotes de la Diócesis a «vivir con entusiasmo su misión» y «fomentar y cuidar las vocaciones» para así «forjar para nuestra iglesia alavesa pastores entregados y con gran fe».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión