«Animo a que todas las víctimas de abusos lo denuncien. Por su bien y el de la Iglesia»
Tras conocer los tres casos abiertos en Álava, el 'número dos' del obispo avisa que «seguramente» saldrán más. «La situación es muy grave»
La Fiscalía General del Estado ha confirmado que hay abiertos tres procedimientos en Álava contra miembros de la Iglesia por abusos sexuales a menores. Hasta ... la fecha sólo había trascendido uno, en el antiguo internado de Corazonistas en 1975, y sobre los otros dos se desconocen más detalles. El vicario general de la Diócesis de Vitoria ('número dos' del obispo), Carlos García Llata, reconoce a EL CORREO que «seguramente» saldrán más casos y «anima» a las víctimas a que lo denuncien «por su bien y el de la Iglesia».
- ¿Qué ha sentido al conocer que hay tres querellas abiertas en Álava?
- La Diócesis trasladó a la Ertzaintza el caso que trascendió públicamente sobre el internado de Corazonistas, pero sobre los otros dos no tenemos más detalles. A partir de ahí, me parece peligroso analizar este asunto en base al número de denuncias, porque la situación es muy grave. Quiero manifestar nuestro total apoyo a las víctimas porque han sufrido situaciones y heridas vitales que son difíciles de curar, pues los victimarios se ampararon en su puesto para ejercer un dominio y una violencia. Somos conscientes de la gravedad de la situación y, aunque fuese una sola víctima, nos dolería enormemente.
- ¿Cuántas denuncias ha recibido la comisión especial de protección al menor abierta por el Obispado?
- Ninguna. Sólo se ha acercado una persona que sufrió abusos por parte de religiosos en su país de origen.
- ¿Está resultando complicado que las víctimas confíen en ustedes tras ser atacadas por un representante de la Iglesia?
- Yo animo a que las víctimas presenten directamente denuncias ante la judicatura o a través de nosotros. Entiendo que es difícil conseguir ese grado de confianza porque a algunos se les cortó su desarrollo hacia la madurez. Pero por su bien y por el de la Iglesia, yo agradecería a las víctimas que muevan ficha.
- ¿Por qué aparecen ahora estas denuncias?
- Lo que está surgiendo ahora en las denuncias es porque posiblemente haya habido responsables que hayan tapado, minusvalorado o actuado sin la diligencia que el caso requería. Mirándolo con los criterios de hoy en día son corresponsables de esos delitos porque no se ha actuado correctamente en relación con las víctimas y los victimarios, pero eso lo tendrá que determinar la investigación o los jueces.
- ¿Aflorarán más en las próximas semanas?
- Yo desearía que no hubiese habido delitos, pero seguramente habrá más. La Iglesia en estos momentos, y lo creo con total honestidad, tiene que asumir una actitud de búsqueda de la verdad. Si hay más víctimas, yo les pediría que denuncien, que acudan a nosotros para que hagamos una investigación si es preciso e iniciar los cauces ante los tribunales o incluso ante un proceso canónico. Queremos la verdad y asumir la responsabilidad que ésta suponga. Si huimos de la verdad, yo creo que nos estaríamos engañando.
- ¿No cree que necesitan una declaración rotunda de la Iglesia?
- Creo que ha habido declaraciones de condena, pero nunca serán suficientes. Yo pido perdón como miembro de la Iglesia, aunque no esté involucrado directamente en esa responsabilidad. Hay que ponerse de rodillas ante las víctimas, mirarlas a los ojos y reconocer que no hemos actuado bien, que lo sentimos de verdad y que las queremos ayudar.
- Sobre el caso que ha trascendido en el antiguo internado de Corazonistas, ¿qué ha sentido?
- He sentido preocupación y me he apenado por las víctimas y la congregación porque, de repente, se sienten culpables de una situación de la que seguramente no tenían noticia. Aquí se trata primero de atender a la víctima, pedirle perdón y reparar, en la medida de lo posible, la injusticia que vivió.
- ¿Esto debilita cualquier autoridad moral de la Iglesia?
- El prestigio moral de la Iglesia ha quedado herido. A partir de ahí digo, y sin querer quitar importancia a los hechos, que la mayor parte de la Iglesia es gente de bien. No puede ser que el mal ejemplo de unos pocos ensucie a todo el conjunto. La Iglesia quiere seguir siendo una entidad fiable y una referencia moral, pero nosotros hemos pecado porque se miró para otra parte con estos casos o directamente se tapó.
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