El Pacto de Salud logra un amplio consenso para reforzar la Atención Primaria
La relación de Osakidetza con la sanidad privada y la política lingüística recaban el mayor número de rechazos al documento, que queda listo para su aplicación tras diez meses de debates
El Pacto de Salud, la estrategia que ha seguido el Gobierno vasco para involucrar a una treintena de agentes políticos, sindicales y profesionales en torno ... a un plan para mejorar la atención sanitaria en Euskadi, se ha zanjado esta mañana con un amplio consenso en un ámbito concreto, el que más preocupa a los ciudadanos: fortalecer la Atención Primaria. La saturación de los ambulatorios, las listas de espera para una operación, las consultas de especialistas... son aspectos que se han resentido seriamente desde la pandemia y que han llevado a la sanidad a ocupar los primeros puestos en la lista de preocupaciones de los vascos, junto a la vivienda y la delincuencia.
Tras diez meses de trabajo, el foro sanitario, una de las grandes apuestas del lehendakari Pradales, ha concitado un apoyo mayoritario para implementar medidas que permitan aliviar un sistema sanitario tensionado. Es cierto que la situación ha mejorado desde la crisis sanitaria: la espera media para ser atendido en un ambulatorio es de 1,7 días, por debajo de las 48 horas fijadas como objetivo por el Gobierno, aunque esa cifra suele aumentar en los meses de verano. Y los pacientes aguardan de media 57 días para ser operados, (en algunas especialidades ese tiempo es muy superior). Pero también lo es que Osakidetza ha perdido el prestigio de antaño.
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En su reunión final, la ponencia que aboga por «fortalecer» la Atención Primaria ha recibido dos abstenciones, tres 'noes' y 21 'síes'. Entre ellos, el de EH Bildu, la principal fuerza de la oposición, al entender que se introducen cambios relevantes. Por ejemplo, se habla de incluir nuevos profesionales en los centros de salud como psicólogos, ópticos y optometristas, nutricionistas y administrativos en salud.
Con todo, el principal talón de Aquiles de Osakidetza, y lo que marcará la capacidad de transformación del sistema, sigue siendo la escasez de médicos. Una problemática que se acentúa en los meses de verano y que ya ha obligado a Salud a cerrar camas y reducir el horario de centros de salud. En concreto, es en la Atención Primaria donde más problemas hay por la falta de galenos y la incipiente jubilación de la generación del 'baby boom'.
La treintena de agentes —partidos políticos, colegios profesionales, sindicatos, asociaciones de pacientes, representantes empresariales, universidades...— han votado este viernes las 24 ponencias elaboradas por otros tantos grupos de trabajo. Como era de esperar, los dos documentos con mayor número de rechazos han sido el que desarrolla la colaboración público-privada y el de la política lingüística. El primero ha salido adelante con 20 votos a favor y seis en contra; el segundo, con 18 y cinco. Entre otras cosas, se ha rechazado la propuesta de la UPV/EHU de elevar los requisitos lingüísticos al personal médico de un B2 a un C1.
Rechazo sindical y político
En cualquier caso, se da una paradoja. Mientras todas las líneas de trabajo han salido adelante, se ha resquebrajado el respaldo al Pacto de Salud en su conjunto. Sólo lo apoyan de forma explícita PNV (que, en una nota del EBB, lo ha calificado de «histórico»), PSE, PP, los colegios profesionales, las tres universidades vascas y Confebask.
Sin embargo, Satse, el Sindicato Médico, LAB, CC OO, UGT y Sumar han rechazado firmar el documento final, por lo que no estarán presentes en la comisión de seguimiento que, a partir de abril del próximo año, evaluará las medidas que se vayan implementando. ELA tampoco, ya que renunció a participar en el foro.
Y luego está EH Bildu, que ha firmado el documento pero mantiene una actitud crítica. Según ha explicado su representante en la mesa, Rebeka Ubera, han suscrito el acuerdo por «compromiso con la ciudadanía» y para fiscalizar la acción del Gobierno. Sin embargo, fuentes de la coalición aseguran que rechazan el acuerdo global porque no se ha abordado en profundidad la relación de Osakidetza con la sanidad privada. Se trata de un elemento nuclear que influye en todas las líneas estratégicas.
Un proceso «inédito»
En general, los agentes que rechazan el resultado final del foro coinciden en tres aspectos. Además de la colaboración público-privada y la política de subcontratar servicios y derivar pacientes a clínicas privadas, señalan la política de personal y la cartera de servicios como los principales escollos para adherirse al pacto.
En declaraciones a los medios, el consejero, Alberto Martínez, ha celebrado el «inédito» proceso, que considera que va a ser «un referente». Se ha mostrado «orgulloso y agradecido» con el trabajo de todos los agentes implicado, incluido el de quienes se han salido a última hora del acuerdo. Y, pese a las numerosas bajas, ha asegurado que la mesa «está más viva que nunca». «Los pacientes necesitan nuestro compromiso», ha señalado.
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