El pueblo que más cuida a sus abuelos
Pasamanos en las calles, un coche que les lleva al médico, cámaras de televigilancia... Pescueza, en Cáceres, quiere que sus mayores no tengan que ir a una residencia por problemas de accesibilidad
Un coche eléctrico que traslada a sus vecinos hasta el centro de día, cámaras en casas y alarmas que avisan si alguna persona sufre un ... accidente. Tampoco faltan pasamanos en las calles de los lugares más transitados de Pescueza, la localidad cacereña que desarrolla el programa 'Quédate con nosotros' desde 2011. Con él, el Ayuntamiento quiere hacer la vida más fácil a sus mayores para que no abandonen el lugar en el que siempre han vivido. El proyecto ya está dando sus frutos y acaba de conseguir uno de los premios que cada año otorga la Oficina Técnica de Accesibilidad Universal de Extremadura (Otaex). El jurado ha valorado las diferentes actuaciones en materia de accesibilidad que dan oxígeno a un municipio de 168 vecinos que se asoma peligrosamente a la despoblación. «Con esta finalidad han convertido todo un pueblo en una residencia de mayores al aire libre», destacan desde Otaex.
Manuela Pérez espera sentada en la terraza del único bar que hay en Pescueza. Está al lado de su casa, ubicada en la plaza principal. A cinco metros acaba de aparcar un pequeño coche eléctrico. Hasta él se desplaza lentamente Manuela con ayuda de su andador y se monta en el asiento del copiloto. Es su rutina diaria para trasladarse hasta el centro de día desde hace varios meses, cuando descubrió que a un vehículo no hace falta echarle gasolina para que funcione. El coche que la recoge todas las mañanas se carga con electricidad cada 72 horas. «A mis 93 años, he descubierto este invento», comenta con una tímida sonrisa, mientras deja atrás la plaza de este rincón extremeño, donde más de la mitad de la población supera los 65 años. Muchos rondan los 80. Sus días pasan en una localidad acostumbrada a vivir en el anonimato y que se ha dado a conocer gracias al proyecto 'Quédate con nosotros', un ejemplo para combatir la despoblación. El programa lo empezó a desarrollar hace ocho años el exalcalde de Pescueza y actual director del Servicio Extremeño de Atención a la Dependencia, José Vicente Granado. «Queríamos romper con la forma tradicional de cuidar a nuestros ancianos y que su última etapa no la pasaran en una residencia alejada de su pueblo, sino en su propio hogar, en sus calles, en su plaza de toda la vida», explica Granado tras matizar que la residencia de ancianos más cercana se encuentra a nueve kilómetros.
Así que, con esas premisas, empezaron a buscar posibilidades que cubrieran las necesidades de los mayores sin que tuvieran que abandonar su tierra. «Aquí hay personas que tienen 90 años y sus hijos viven en Cáceres, Madrid o Barcelona. Ellos no quieren irse de sus casas pero tampoco tienen la capacidad física para valerse por sí mismos». Por eso se pusieron manos a la obra hace ya ocho años.
En Pescueza hay sistemas de televigilancia en casas, un coche eléctrico que transporta a ancianos y pasamanos en calles para evitar caídas. «Buscamos la manera de cambiar el modelo tradicional de centros asistenciales. No queríamos que los ancianos pasaran allí ocho horas sin moverse». Hoy pueden decir que lo han conseguido. Han convertido todo un pueblo en una residencia de mayores al aire libre. «En ningún momento nos planteamos hacer un centro que costara millones de euros como los que se han hecho en otros pueblos», recuerda el exregidor. De hecho, sus principales acciones se han centrado en la accesibilidad y las nuevas tecnologías.
Más de la mitad de los 168 vecinos superan los 65 años
Sin miedo a la soledad
Cada mañana, un coche eléctrico blanco y negro recoge a los ancianos para trasladarlos hasta el centro de día. «Lo manejamos algunas de las auxiliares del centro residencial. Si tienen que ir al consultorio médico también les llevamos», apunta María Ángeles Santano mientras aparca en la puerta de la casa de una de las usuarias.
El vehículo lo compró de segunda mano la asociación 'Amigos de Pescueza', una agrupación a la que pertenecen 110 socios y que se ha convertido en la 'empresa' más grande del pueblo. Tiene contratadas a once personas y todas se dedican a la ayuda a domicilio y servicios de cuidado al mayor.
Tras el coche eléctrico llegó el sistema de televigilancia avanzada, instalado en cinco casas de la localidad. En ellas hay cámaras cuyas imágenes se ven en un ordenador del centro de día. Cuando los ancianos activan la alarma, las auxiliares entran en acción. «Tardamos menos de un minuto en llegar a cualquier casa». Otros doce mayores cuentan con un sistema de teleasistencia con un botón de socorro. Y luego está la idea de más éxito, los pasamanos colocados en las calles más transitadas, las que conducen al consultorio médico, al propio centro de día y la iglesia. «Queremos que nuestros abuelos pasen sus últimos días en su hogar, en sus calles, en su plaza de toda la vida», dice Granado.
La Asociación para la Atención y la Integración Social de las Personas con Discapacidad Física de Extremadura (Apamex) considera que el modelo de Pescueza es «un ejemplo a seguir en otros municipios de España en los que la orografía es compleja». Jesús Gumiel, su presidente, también defiende la importancia de este tipo de acciones para fijar población en el medio rural. De hecho, había mayores que estaban en residencias tradicionales y han vuelto al pueblo. «Gente que tenía pensado irse se ha quedado. Ya no tienen miedo a la soledad», apostilla el exalcalde antes de añadir un dato ilustrativo: en la última década han nacido en Pescueza 13 niños en familias que trabajan en el proyecto 'Quédate con nosotros' frente a los 17 años anteriores, en los que hubo una sequía total de nacimientos.
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