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Ya comentamos en esta misma sección, en los primeros días del estado de alerta decretado por el Gobierno (ay, parece que hubiera pasado un siglo) ... que la pandemia provocada por el coronavirus tenía un claro sesgo de género. A nivel profesional, nuestro rol social de cuidadoras nos situaba en primera línea como médicas, farmacéuticas, gerocultoras, enfermeras... profesiones claramente feminizadas, hasta un 85% en el caso de estas últimas. También somos mayoría en empleos cara al público como dependienta de supermercado o limpiadora, otras tareas de alta exposición al virus. Pero no acababa ahí el sesgo: hablábamos también de cómo el confinamiento había dinamitado las rutinas familiares y la conciliación; con los colegios cerrados y sin la red que proporcionan los abuelos, teletrabajando en muchos casos, se veía venir que el tiempo que dedicamos a las tareas del hogar y al cuidado de familiares, que mayoritariamente recaen en nosotras en circunstancias habituales, se iba a disparar.
Pues bien, una encuesta realizada por dos investigadoras de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y de la Universidad de Barcelona (UB) confirma con datos que las mujeres, una vez más, hemos pagado en mayor medida la factura de las tareas del hogar por ese mayor tiempo que pasamos en casa. El estudio, dirigido por Libertad González, profesora de Economía y Empresa y de la UPF y Lidia Farré, docente de Econometría, Estadística y Economía Aplicada de la UB, se ha realizado en base a una muestra de 7.091 personas seleccionadas en hogares españoles donde viven parejas de diferente sexo, con hijos menores de 16 años (en un 88% de los casos), a las que se ha encuestado durante el mes de abril.
Las conclusiones confirman que ese incremento de las tareas domésticas, tanto por el cierre de escuelas como por la reducción de la externalización de la limpieza y preparación de comida, ha recaído mayoritariamente en las mujeres; tan solo los hombres han tenido un papel más destacable en las compras. El estudio reparte las tareas domésticas en cinco grupos: limpieza, compra, ropa, comida y cuidado de los hijos, tanto ocio como educación. Las labores de las que claramente seguimos siendo responsables son lavar la ropa (39 puntos más que los hombres), limpieza del hogar (29 puntos más) y cuidar de la educación de los niños, labor en la que que, pese a que se ha repartido más, seguimos aventajando a los hombres en 24 puntos. La excepción es la tarea de ir al supermercado: si antes del confinamiento el hombre se responsabilizaba de la compra en un 20 % de los hogares, ahora este porcentaje ha pasado al 38 %, mientras que la mujer pasa del 38 % a un 28 %; en el resto de hogares, un 35% de las familias, la compra se hace de manera igualitaria. «El aumento del volumen de tareas del hogar se ha tenido que repartir, pero la mayoría del peso de este extra ha reincidido sobre la persona que ya las realizaba anteriormente, la mujer», señala González, miembro del Centro de Estudios de Género (CEDG).
Los cambios provocados por el encierro en casa «van en la dirección de una distribución de tareas más igualitaria, aunque se mantienen grandes diferencias: no hay ninguna actividad salvo la compra en la que el hombre sea de media el principal responsable. Incluso este caso, la actividad más 'masculina', sólo en el 38% de los hogares es el hombre el que se encarga la mayoría de las veces». El confinamiento, por tanto, mantiene las desigualdades de género dentro del hogar y, si no se invierte la tendencia, las expertas consideran que tendremos «más dificultades para conciliar el nuevo escenario laboral y familiar» derivado de la pandemia.
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