Qué cutres aquellas postales de chicas en bikini
Microfeminismos ·
Los souvenirs machistas no son más que la prueba de que hemos interiorizado como gracioso algo que no lo esSeguro que en muchas casas, en algún cajón olvidado, se guardan decenas de cartas escritas a mano, en una suerte de registro epistolar del acontecer ... pasado. Las cartas de los amigos del pueblo que unían un verano con otro, las postales del primo que había viajado a París, las que mandabas a tus padres cuando te ibas de viaje de fin de curso a Barcelona. Por cierto, que había que mandarlas el primer día porque si lo dejabas para mitad de semana llegabas a casa antes que la postal. También mucha correspondencia navideña, que el intercambio de buenos deseos con la parentela era norma. A veces se aprovechaba el envío para mandar un décimo de lotería, certificado para asegurarnos de que no se extraviara. Ya ven que siempre hemos tenido mucha fe en el 'Gordo', aunque al día siguiente nos sintiéramos la mar de afortunados con esa pedrea con la que, por lo menos, recuperamos lo jugado.
Hoy apenas se compran ya sellos. Los amigos se 'cartean' por email, los buenos deseos navideños tienen forma de emoticono y el atardecer ya no es de postal, es un selfie más o menos acertado con el sol metiéndose de fondo, así que la tarjetita del Coliseo de Roma amarillea por el calor y la falta de demanda. Es una pena que ya no se manden esas postales tan bonitas. Pero el declive de la correspondencia en el buzón ha acabado afortunadamente también con el envío de esas postales de chicas en pelotas. 'Yo estuve en Tenerife', tatuado sobre un trasero al aire o una delantera desnuda. Hasta hace nada eso a cierta gente le resultaba gracioso, prueba (una más) de las inercias de comportamientos machistas que hemos interiorizado y normalizado.
Quedan aún souvenirs de esos que solo deben tener como destino el cubo de la basura. 'Recuerdo de Tenerife', que ahí estábamos hace unos días. Y la leyenda grabada en un trasero con biquini minúsculo en un imán de nevera. Como el formato permite relieve la cosa queda más realista todavía. Los vendían a 2 o 3 euros en los chiringuitos, entre flotadores y ceniceros de cerámica, y se ve que se tienen salida porque había varios modelos. Cuánto mejor un peluche de un lorito... aunque te claven 15 euros.
Esto de los imanes con culos y tetas es una anécdota, pero con anécdotas así llenamos un libro. Y es precisamente llamando la atención también sobre las cosas pequeñas como se va haciendo algo. El machismo tiene muchas caras y alguna, como esta, nos la han querido vender como una carita sonriente. Qué gracia la postal de la tía sin ropa, se la voy a mandar a Fulanito, para presumir de que estoy en Nápoles. Y al que la recibe le asoma una sonrisa: 'Vaya con Menganito, qué cachondo'. Ojo que también había postales de tíos en pelotas (de espaldas) y algún imán. Es igual de chusco que lo otro pero hay una diferencia. El cuerpo del hombre nunca ha tenido la consideración de objeto que han atribuido al femenino, nunca ha llevado implícito un valor, un estatus en la sociedad, la guapa, la maciza... Un culo masculino en un imán de nevera o en un mechero es cutre, uno femenino va más allá de lo cutre. De hecho, que sea cutre es el menor de los problemas.
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