«No vamos a salvar a la Humanidad yendo a Marte»
El astrofísico Jorge Hernández Bernal cree que «no es realista lo que estamos haciendo para la transición ecológica»
«No vamos a salvar a la Humanidad yendo a Marte», dice el astrofísico Jorge Hernández Bernal. El cine de ciencia ficción ha buscado a ... veces en el espacio la solución a los problemas de aquí abajo. Ahí están 'Planeta rojo' (2000) e 'Interstellar' (2014). En esas películas, ante una Tierra devastada, la Humanidad aspira a huir a otro mundo o al espacio. Como si eso fuera posible. «No existe un planeta B y, si existiera, tampoco íbamos a poder ir todos», advierte este investigador del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco.
Hernández Bernal habló ayer en el Hika Ateneo de las amenazas que se ciernen sobre la Humanidad por la sobreexplotación de recursos, en una conferencia enmarcada dentro la Green Week de la UPV/EHU, iniciativa que hasta el jueves incluye charlas, exposiciones y talleres. Él, que de niño era «un apasionado del espacio» a quien los adultos recordaban cada dos por tres que había que poner los pies en la tierra, cree ahora que la gente que le decía eso y la sociedad en sí «no tienen los pies en el suelo». Por eso tituló provocadoramente su charla de ayer «Con los pies en la Tierra. Estamos más cerca de no tener que comer que de vivir en Marte».
«Hemos construido un sistema económico insostenible. Vivimos en una fantasía creada al calor de unos combustibles fósiles que se acabarán y que están produciendo problemas que van a estallarnos en la cara», dice. A este joven astrofísico estudioso de la atmósfera marciana, le preocupa que se asiente en el imaginario colectivo la idea de que «explorar otros planetas puede ser la solución a los problemas de la Tierra, cuando no es así. Además, la Tierra no tiene problemas; los tenemos nosotros».
Hay, dice, tres claves para entender la encrucijada actual, caracterizada por «las crisis ecológica y climática»: el uso intensivo de los combustibles fósiles y otros recursos, la tecnología que precisan las energías limpias y la utilización en la agricultura de sustancias que extraemos del subsuelo y empleamos como fertilizantes, liberándolas así al medioambiente. Para abandonar los combustibles fósiles, se confía en unas energías renovables que, avisa, «necesitan de las llamadas tierras raras, unos recursos escasos para cuya extracción hay que usar petróleo». Además, la transición energética descansa sobre unas tecnologías, incluida la electrónica, que «todavía en gran parte no sabemos reciclar».
«Vivimos en una fantasía creada al calor de unos combustibles fósiles que están produciendo problemas que van a estallarnos en la cara»
Consumir menos y reciclar
La conversión hacia una economía sostenible como la que plantea la Unión Europea le parece inviable a escala planetaria por la dependencia de las tierras raras, entre otras cuestiones. «Lo que estamos haciendo para la transición ecológia no es realista, aunque puede que funcione», admite. La única solución que ve viable es «usar menos recursos y energía» e implantar una economía circular que reutilice toda la tecnología y los recursos. «Quiero ser optimista, pero también hay que ser realista. Desde Marte no dejo de mirar la Tierra».
Para Hernández Bernal, es una fantasía confiar en que la ciencia y la tecnología «en sí mismas» van a sacarnos del atolladero. «Son herramientas muy útiles pero, si no las usamos sabiamente, provocan problemas. Este cambio climático es consecuencia de una tecnología que nos permite usar los combustibles fósiles, una tecnología que hemos utilizado con poca sabiduría». Y recuerda cómo, en la cumbre climática de Glasgow, António Guterres dijo que «estamos cavando nuestra propia tumba», en alusión a nuestra dependencia del petróleo y el gas natural. «Nuestra adicción a los combustibles fósiles está llevando a la Humanidad al borde del abismo», alertó en noviembre el secretario general de la ONU.
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