«En Bizkaia el mayor peligro de incendios empieza en otoño»
Asegura que en nuestro territorio la probabilidad de que se registre un desastre de la magnitud de los de Galicia y León es bastante menor
Carlos Uriagereka (Bilbao, 1962) es desde 2006 el jefe de Montes de la Diputación de Bizkaia. Lleva prácticamente 20 años asumiendo la responsabilidad de luchar ... contra los incendios en nuestro territorio. Los que entienden de esto insisten en que este ingeniero de montes es una de las personas que más saben de este tipo de desastres.
Uriagereka advierte de que, aunque el riesgo sea menor, nuestro territorio «no está exento» de que se desaten grandes incendios como los que han devastado las últimas dos semanas grandes extensiones en Castilla y León, Galicia y Extremadura. En todo caso, explica que, al contrario de lo que podría parecer, es en otoño cuando mayor es el peligro de que estos fuegos se registren en Bizkaia, ya que la vegetación está más seca que en verano y suelen llegar vientos de componente sur. Las estadísticas de los últimos 20 años así lo corroboran. La mayoría de estos episodios se producen entre otoño y marzo.
Uriagereka considera con toda la «prudencia» -porque insiste en que la naturaleza y la meteorología pueden comportarse «de forma impredecible»- que las posibilidades de que en Bizkaia se produzca un desastre de esta magnitud no son tan altas como las que presentaban las zonas arrasadas estas últimas semanas.
El jefe de Montes estaba la pasada semana de vacaciones con su familia cuando la comunidad de Castilla y León solicitó la ayuda de Euskadi para sofocar una serie de fuegos que estaban descontrolados en la zona de Boca de Huérgano y Astorga. Uriagereka suspendió su descanso y se plantó en las montañas de León junto a decenas de especialistas forestales y bomberos de Bilbao y Bizkaia. La magnitud del desastre sobrecogió a los profesionales que acudieron a ayudar en lo que les reclamaban.
Las cifras sobrecogen. En lo que llevamos de mes han ardido más de 400.000 hectáreas en el conjunto de España, la mayor parte de ellas en el noroeste. Es decir, tres veces la superficie forestal de Bizkaia. Parte del trabajo de los profesionales desplazados desde este territorio se centró en una pequeña aldea de la montaña de León llamada Casasuertes. Fue un «éxito» y consiguieron detener las llamas antes de que llegasen al pueblo.
Aquí hemos sufrido incendios importantes en las últimas décadas, pero las cifras no son comparables. El último fuego destacable se produjo en Balmaseda en el otoño de 2022 y se quemaron casi 500 hectáreas. Pero Uriagereka recuerda sobre todo el del invierno de 1989, que marcó un antes y un después. Ese año se quemaron unas 20.000 hectáreas en Bizkaia en una treintena de focos «muy dispersos», desde Lekeitio a Mungia, que tardaron una semana en sofocarse. Aquel año se destruyó alrededor del 7% de la superficie arbolada de la comunidad. En Bizkaia ese porcentaje rondó el 20%. También se produjeron incendios en todo el norte de España, que se llevó la peor parte de los estragos. La mayoría de los fuegos fueron intencionados o provocados por negligencias.
Aquel desastre fue consecuencia de la suma de una serie de factores. Por ejemplo, ese año se sufrió una prolongada sequía que incluso obligó a realizar restricciones de agua. Desde una perspectiva más general, aquel desastre llevó a promover «cambios importantes» en la gestión forestal que todavía hoy se mantienen.
El jefe de Montes explica que, con las estadísticas en la mano, la situación de Bizkaia es mucho mejor en lo que se refiere a los incendios si se compara con otros territorios del norte peninsular. Afirma que el impacto de los fuegos en nuestro territorio ha sido en los últimos años muy inferior al de comunidades como Asturias, Cantabria y Galicia.
Gestión forestal
¿Por qué? Uriagereka apunta a diversas razones. Para empezar, Bizkaia es un territorio «pequeño y muy poblado». Aquí, además -subraya-, disponemos de una importante «infraestructura» y diversos «medios» que, entre otras cosas, permiten que los bomberos empiecen a actuar en los incendios forestales entre 10 y 15 minutos después de que se reciba el aviso.
Otra de las claves -explica- es la «gestión forestal». Muchos de los incendios que se han visto en las últimas semanas se han producido en zonas de monte relativamente abandonadas, con mucha masa forestal acumulada y en las que los medios de extinción terrestres no podían llegar. En Bizkaia, sin embargo, hay numerosas pistas forestales y diversas subvenciones para el mantenimiento y la inversión en los montes, de tal manera que la actividad en este sector todavía es «rentable» para los propietarios de las parcelas, que extraen cada año alrededor de un millón de toneladas de madera y que limpian las pistas y los matorrales. Esto -añade- evita que los montes queden abandonados y, por extensión, reduce el riesgo de que los fuegos cojan dimensiones difíciles de controlar antes de que lleguen los bomberos.
A su juicio, la tercera clave es la concienciación social. Gran parte de los vizcaínos ven el monte «como un valor». Eso se traduce también en las estadísticas. Por ejemplo, en lo rápido que se avisa a los servicios de emergencias cuando existe la sospecha de que se ha producido un fuego. Y también del creciente respeto de los profesionales del primer sector a la hora de comunicar que van a realizar quemas controladas en sus tierras.
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