Policías y ertzainas exigen a EH Bildu que defienda su trabajo y no justifique los ataques
El PNV arremete contra los soberanistas por «mirar a otro lado ante los incidentes en Gipuzkoa tras décadas de permisividad de la violencia»
«Una vez es casualidad, dos es coincidencia y tres ya es patrón». En esta ocasión el axioma tal vez aún no explique los últimos ... ataques contra la Ertzaintza y Policía Municipal en Gipuzkoa, pero sí evidencia que algo está ocurriendo en Euskadi en esta primera parte del verano y con la temporada de grandes festejos a la vuelta de la esquina. Primero fue en Hernani con la celebración de los sanjuanes como escenario. Allí un numeroso grupo de jóvenes se enfrentó a los agentes de la autoridad que les pararon los pies para evitar que entraran por la fuerza en el Ayuntamiento y lincharan a un joven magrebí arrestado minutos antes.
Ordizia fue la 'coincidencia' hace justo una semana. Cuatro ertzainas resultaron heridos cuando acudieron a un aviso por una pelea nocturna en plena calle. Y la madrugada de este pasado domingo en Azpeitia llegó el tercer y ya «preocupante» incidente. Un grupo de radicales agredió a varios policías locales y ertzainas cuando trataron de asaltar la comisaría local tras haber sido multado un joven por realizar una pintada.
El tiempo dirá si han sido tres incidentes independientes que no van a más. Pero a día de hoy han hecho que salten las alarmas entre los sindicatos policiales y han provocado una nueva escaramuza dialéctica entre PNV y EH Bildu, formación esta última que gobierna los ayuntamientos de esas tres localidades.
Lo que más preocupa a las centrales sindicales es que los tres incidentes comparten el denominador común de una «pérdida de respeto a la autoridad» -sobre todo en los casos de Hernani y Azpeitia- por parte de grupos de jóvenes que se creen legitimados para impartir su propia justicia mediante la violencia. Una actitud que en Euskadi retrotrae a décadas pasadas. «La convivencia en Euskadi se construye con respeto a las normas, defensa de lo público y garantías para quienes protegen los derechos de toda la ciudadanía», detalló Erne en un comunicado. «Cuando se agrede a un ertzaina, no se agrede a una persona, se agrede a un símbolo del Estado de Derecho y la convivencia», reflexionó el Sindicato Profesional de la Ertzaintza (Sipe). «No es normal que la gente se vuelva contra la Policía por estar allí porque somos trabajadores y no vamos a amargar la fiesta a nadie», añadió Julio González, vicepresidente de Euspel, en Radio Euskadi.
Alcaldías en Gipuzkoa
Las centrales comparten una única voz al reclamar, además, un «apoyo y respaldo» total por parte de instituciones y partidos políticos, que legitime su labor y actúe como cortafuegos ante esas actitudes sufridas en las últimas semanas en Gipuzkoa. Aunque algunos representantes sindicales centraron sus críticas en el Departamento de Seguridad por la «falta de medios y personal», todos señalaron directamente a una de esas representantes institucionales: la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta, que el domingo mostró su «apoyo» a la Policía Municipal, pero al mismo tiempo criticó el «desproporcionado» despliegue de la Ertzaintza.
«Lamentables», «irresponsables», «peligrosas» o «legitima la conductas violentas» fueron las expresiones que ayer emplearon los sindicatos sobre las palabras de la máxima autoridad local y responsable de la Policía Municipal. «Todas las instituciones, fuerzas políticas y agentes sociales deben realizar una defensa firme e inequívoca del trabajo de la Policía vasca, alejada de cualquier discurso equidistante o justificativo ante agresiones directas a servidores públicos», expusieron desde Erne.
La reacción de Nagore Alkorta también fue el detonante para una nueva escaramuza política entre PNV y EH Bildu, que evidencia las tensas relaciones que mantienen en determinadas zonas -la Corporación de Azpeitia está formada por diez ediles de Bildu y siete del PNV- y sobre determinadas materias. Los jeltzales son conscientes de que la coalición abertzale no gestiona bien este tipo de situaciones, en las que debe actuar como un garante del trabajo de la Policía -en Gipuzkoa ostenta la Alcaldía en medio centenar de municipios- y que este tipo de incidentes minan la estrategia de la izquierda abertzale de presentarse como una fuerza de perfil institucional.
De ahí que ayer el EBB reclamara a Bildu que «no mire para otro lado». «Lejos de asumir su responsabilidad, la ha eludido, señalando culpables ajenos a su propia familia política (...). Estos hechos, a los que no se puede dar carta de naturaleza, son consecuencia de décadas de permisividad de la violencia y de una cultura política de legitimación de la misma», apuntó la dirección del PNV.
Por su parte, EH Bildu aprovechó una comparecencia para valorar un informe de la ONU sobre torturas en España para ofrecer su parecer sobre lo ocurrido en Azpeitia. En su caso, optó por valorar las primeras reacciones del mismo domingo, como las del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco, en manos del PNV. «Les ha faltado tiempo para condenar desde el primer momento, en letras mayúsculas y todos los adjetivos una pintada con rotulador en un contenedor de pilas», afirmó el secretario de Acción Política de la coalición y líder de Sortu, Arkaitz Rodriguez. «Su celeridad es escandalosa», remachó sin hacer referencia alguna a la agresión a los policías locales.
Como PNV, tanto PSE como PP condenaron los incidentes en Azpeitia y cargaron contra Bildu por «intentar restar importancia a lo sucedido» y ser «cómplices con quienes atacan la convivencia». «Es inaceptable desde un punto de vista democrático», coincidieron.
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