El parque eólico que generó una tempestad en Bildu se queda sin fuelle
La declaración negativa medioambiental del Gobierno vasco tumba el proyecto que la empresa noruega Statkraft quería levantar en Azpeitia
El Gobierno vasco tumbó ayer uno de los proyectos eólicos más importantes que estaba previsto construir en Euskadi, el que la empresa noruega Statkraft pensaba ... levantar entre Azpeitia, Errezil y Zestoa, los tres en manos de EH Bildu. El Ejecutivo autonómico ha emitido una declaración negativa de impacto ambiental sobre esta propuesta y sus infraestructuras de evacuación energética, lo que, en principio, supone el punto final para uno de los diseños que más tormentas políticas ha generado en los últimos años y cuyo principal damnificada fue la coalición soberanista.
El parque de Piaspe fue presentado a finales de 2022 por la compañía noruega. La idea era levantar una quincena de molinos con una capacidad de 33 megavatios. La idea no fue mal recibida por el Gobierno vasco, en ese momento con Iñigo Urkullu en Ajuria Enea y Arantxa Tapia en la consejería de Desarrollo Económico. De hecho, el Ejecutivo viene insistiendo en la necesidad de instalar más potencia en Euskadi para aliviar la dependencia energética.
La sorpresa llegó por la reacción de los tres ayuntamientos, en manos de EH Bildu. La izquierda abertzale, que controla orgánicamente la coalición soberanista, siempre se había mostrado reacia a la instalación de grandes infraestructuras. Buena parte de sus bases compatibilizan su militancia política con la participación en organizaciones ambientales críticas con este tipo de proyectos.
Pero dentro de su giro estratégico, y con el argumento de que son necesarios para avanzar en la «soberanía energética», Bildu aceptó que era inevitable levantar infraestructuras eólicas importantes. Eso sí, con condiciones. Y Piaspe, y sobre todo Azpeitia, se convirtió en una bandera.
Nagore Alkorta, alcaldesa de la localidad, dijo que no veía con malos ojos la propuesta de Statkraft, entre otros motivos, porque la empresa es publica. Pero no todas las bases compartieron esa opinión. A mediados de octubre de 2022, se celebró una tensa asamblea en la que Alkorta y representantes de la empresa noruega trataban de explicar las bondades del proyecto, o al menos abrir el debate sobre su oportunidad. Pero la tensión fue máxima y evidenció cómo esta cuestión ha encendido los ánimos en la izquierda abertzale. Porque esa tormenta se ha extendido por otras localidades, donde incluso se han visto carteles de «Bildu traidores». Y tres años después de estallar y del desgaste sufrido, EH Bildu ve que quien da carpetazo a la polémica es el Gobierno vasco.
«Transición energética»
Para la formación liderada por Arnaldo Otegi en cierta medida es un alivio porque cierra un debate complejo. De hecho, quienes anunciaron la decisión del Departamento de Industria fueron los tres ayuntamientos en una declaración conjunta en la que se subraya que el proyecto impulsado por la multinacional noruega «no cuenta con los requisitos imprescindibles para la protección del medio ambiente» y que desde el principio han reivindicado que todos los proyectos energéticos deberían cumplir como requisitos el «control de la administración pública y participación ciudadana y orientar la energía generada a satisfacer el consumo energético local». También que mantendrán su «firme compromiso con la transición energética».
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