Salzburgo, la ciudad de la música
Lo más rápido para llegar a la cuna de Mozart es el vuelo directo hasta Múnich y tren a Salzburgo (1:30 h.). En este enclave austríaco que enamora al visitante, rodaron el musical 'Sonrisas y lágrimas' que cumple 60 años
Salzburgo suena a Mozart, a 'Las bodas de Fígaro', 'La flauta mágica' y 'Don Giovanni'. También suena a 'Sonrisas y lágrimas', a 'Do, re, mi', ' ... Edelweiss' y 'Mis cosas favoritas'. La música inunda sus calles y su vida, hablamos de una ciudad que respira acordes, barroco e historia de príncipes-arzobispos. De los primeros sabemos algo, todos conocemos a Wolfgang Amadeus y a la familia Von Trapp. De los otros aprendes cuando llegas allí y te cuentan que ostentaron un poder independiente desde 1213 hasta 1803, mientras reconoces este hermoso rincón de Austria que luce el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad. «Toda la belleza que he visto en otros lugares me parece poca en comparación con la hermosura celestial de la naturaleza de Salzburgo», decía Mozart, aunque abandonó su ciudad natal joven para ampliar un mundo que a veces se le antojaba limitado en esta tierra.
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Trayecto 2:15 h.
Un universo crecido sobre la sal, de ahí el nombre de la ciudad, oro blanco explotado primero por los celtas que poblaron la región hace más de 2.500 años, fuente de riqueza para muchos durante la Edad Media. Ahora puedes saborearla en los bretzel, muy populares aquí, en contraste con el postre típico, el Salzburger Nockerl o los deliciosos bombones Mozartkugel, a cuyo inventor se le pasó lo de registrar la patente, de ahí que le llovieran copias tras su éxito. Evita las imitaciones, los originales los creó el pastelero Paul Fürst en 1890 a base de mazapán, pistacho y chocolate. La receta es 'top secret', lógico después de tanta imitación, pero son fáciles de distinguir. Más grandes, los vende el biznieto en la pastelería que lleva el nombre de su bisabuelo, y cuestan 2,10 euros cada uno, pues se elaboran de manera artesanal. Si te fijas, no esculpen una bola perfecta, están coronados por un puntito extra de chocolate, allá donde antes que el dulce estuvo un palo para darles el baño azucarado.
En solo dos párrafos hemos cubierto los tópicos que adornan Salzburgo, ahora toca desentrañarlos. Y descubrir nuevos datos, como que aquí nació uno de los villancicos más escuchados y versionados en todo el mundo, 'Noche de paz', compuesto por Franz Xaver Gruber con letra de Joseph Mohr en 1816. Aunque acudas en verano, la que aseguran es una de las urbes barrocas más bellas al norte de los Alpes, siempre tiene las puertas abiertas de alguna tienda dedicada a adornos navideños y de Pascua, como Christmas & Easter. A los salzburgueses les gustan las tradiciones, por eso no es extraño verlos vestir trajes típicos, 'dirndl« para ellas, 'lederhosen' en caso de ellos. Pasan montados en su bicicleta de esa guisa, no porque los usen como uniforme en un trabajo dedicado al turismo (también en algunos casos), sino porque mantienen así 'lo suyo'.
El río Salzach cruza estos dominios encajados entre cinco colinas verdes que ayudan a respirar aire puro a sus pobladores. Fluye hasta un Inn que acaba en brazos del Danubio para fundirse por siempre en el Mar Negro. La silueta más alta la dibuja una enorme fortaleza, la de Hohensalzburg, cuya construcción arrancó en el año 1077 por orden de uno de aquellos príncipes-arzobispo de los que hablábamos, Genhard. Después crecería y crecería hasta convertirse en el mayor castillo conservado en su integridad de Europa central. Blanco y precioso como una novia, altivo pues cuentan que allí dentro podían sobrevivir sin necesidad de abrir sus puertas 400 personas durante 6 años, aunque el edificio nunca tuvo necesidad de demostrarlo y cuando fue tomado, lo hizo abriendo voluntariamente a los soldados de Napoleón. Hablando de portones sin cerrar, el escudo de la ciudad muestra uno como símbolo de que todo el mundo es bienvenido y, si te fijas, los muñecos de los semáforos, a mujeres que se aman, a hombres que caminan de la mano, señal integradora. Un funicular creado en 1892, la línea más antigua de Austria, asciende hasta el castillo evitando empinadas cuestas a quienes deseen coronarlo sin esfuerzo.
Dentro aguarda el Museo de Marionetas, que incluye las de la cantarina familia que el musical hizo famosa, y las de Mozart y su hermana aparecidas en la película 'Amadeus' de Miloš Forman. Aseguran los expertos que hacen falta mínimo cuatro años para manejarlas bien, así que no es un arte sencillo. Puedes verlas en acción en las funciones que organiza el Teatro de Marionetas de Salzburgo, al que acuden propios y foráneos. Volviendo a la fortaleza y a la música, en la terraza superior, cada domingo dos trompetistas tocan melodías medievales a las doce menos cuarto del mediodía.
Si apetece caminar, ya arriba, tras la visita, aconsejamos enfrentar el paseo que llanea hasta el Museo de Arte Moderno Mönchsberg, donde aguarda una de las mejores vistas sobre la ciudad. Y descender gracias al ascensor que baja por dentro de la roca. Puedes hacerlo cómodamente con la Salzburg Card, que incluye transportes y entradas a los lugares más buscados. Aunque Salzburgo es una ciudad tranquila, agradecerá el turista olvidar durante un rato la presencia de sus congéneres, rodearse de árboles y naturaleza, tomar algo en el pequeño bar existente, huir de la vida mundana para conectar un rato con la espiritual en compañía de uno mismo.
El mundanal ruido, por emplear una frase manida, regresa en Getreidegasse. Mucho jaleo no hay nunca, el de Salzburgo es un pueblo amante del silencio roto únicamente por la música. El nombre de la calle comercial por excelencia tiene una historia curiosa. Parece un trabalenguas, uno de esos juegos del teléfono escacharrado, pues derivó del original «Trabe-Gasse», que provenía de la palabra «traben», es decir, «trotar», por aquello de que los caballos pasaban por ella, a «Tragasse», «Traidgasse», «Getreidgasse» y el actual «Getreidegasse», que significa calle de los cereales o del grano, nada que ver con sus orígenes. Allí, como en el resto del casco antiguo, la mayoría de las casas tienen al menos 600 años. Si el visitante levanta la mirada, observará que junto al tejado se ve la fecha de construcción y de reforma del edificio.
También que se trata de edificios altos, cuyas ventanas se van haciendo más pequeñas a medida que suben. La lógica tiene que ver con el dinero y la posición: abajo vivían los dueños, después los alquilados y en la cúspide de la pirámide social invertida, la servidumbre que debe necesitar menos luz para existir, como una planta mustia. Los carteles forjados, aún existentes, servían para que la población analfabeta identificase sin problema el producto, de ahí que haya zapatos, ropa, llaves, paraguas... Sorprende el contraste entre grandes plazas de aspecto italiano y pequeñas galerías que cruzan el casco antiguo, pasajes secretos que comunican las calles donde encontrar desde una pastelería con abolengo hasta una terraza donde aislarse del bullicio con una cerveza. La Stiegl comenzó a fabricarse en 1492, por eso muchos bromean, dicen que Colón pasó por aquí, se tomó unas cañas y mareado no supo encontrar el camino a las Indias.
Un total de 2.600 personas caben en la cervecería Stiegl, la más grande de Austria. Metidos en récords y números, habrá que mencionar que Salzburgo cuenta con la cafetería más antigua de toda Austria, el Café Tomasello, localizado en la Plaza del Mercado Antiguo desde 1703. Nota para amantes de la lectura, el reconocido escritor Stefan Zweig vivió en la ciudad desde 1919 hasta 1934, en una villa situada en el barrio de Kapuzinerberg, con vistas al casco antiguo, antes de abandonar Austria por su condición de judío tras el ascenso nazi. La catedral de época barroca temprana fue diseñada por el arquitecto italiano Santino Solari. El príncipe-arzobispo Markus Sittikus había viajado a Italia y quedó fascinado por su arquitectura, de ahí ese aire romano del conjunto y las plazas que lo rodean, y de ahí que se conozca a la ciudad como la Roma del norte.
Solaris descansa para siempre en el magnífico Cementerio de San Pedro, un paraíso de tranquilidad dentro del casco histórico, aunque ya hayamos advertido que mucho jaleo no hay. Plantas y flores dan vida a este lugar de muerte, embellecen su singular aspecto. Mima el sueño eterno de muchos desde hace más de 1.300 años, incluida la hermana de Mozart, Nannerl, portento de la música también, en una época en la que ser mujer y concertista no estaba bien visto. El camposanto suma además catacumbas cristianas excavadas en el monte Mönchsberg.
Por muchos rodeos que se den, en Salzburgo siempre se vuelve a su hijo pródigo. Vayas donde vayas aparecen su rostro y su nombre. Está en todas las pastelerías, en imanes, en la plaza dedicada al genial compositor que vigila, como estatua, el teclado donde una pianista toca sus creaciones. En publicidades varias, el barco turístico que navega por el río luciendo su nombre y la cena concierto que propone Mozart Dinner dentro de la Sala Barroca del benedictino Monasterio de San Pedro, entre estucos y frescos. Este espacio, que forma parte del Stiftskulinarium de San Pedro, es el restaurante más antiguo de Europa aún en funcionamiento, mencionado por primera vez en el año 803, donde se tiene constancia de que cenó el músico con su familia.
Está, por supuesto, la casa en la que Wolfgang nació y vivió entre 1747 y 1773. En el número 9 de aquella calle Getreidegasse de cambiante nomenclatura, donde aún conservan, a la derecha de la puerta, el timbre de antaño. Era un piso alquilado por la familia que ahora preserva el pequeño violín de cuando era niño, bajo la inscripción 'Licht, Liebe, Leben' (Luz, Amor, Vida). Y el piano sobre el que practicó su genialidad. Mozart vino al mundo un 27 de enero de 1756 y, antes de marcharse con 24 años a Viena, residió en dos casas convertidas ahora en museo. Dejó su impronta en una ciudad plagada de festivales que arrancan desde el mes de enero y se extienden, nota a nota, como un pentagrama casi infinito. Uno de los más famosos, el Festival de Música de Verano, tercero más antiguo del mundo, abarca en esta edición del 18 de julio al 31 de agosto, repleto de ópera, conciertos y multitud de actividades.
¿Sabías que la mayoría de retratos existentes sobre el niño-hombre prodigio son inventados? El más fidedigno lleva el nombre de «El inacabado», lo pintó su cuñado, Joseph Lange, dos años antes de la temprana muerte del compositor (falleció a los 32). ¿Y que pasó 3.720 viajando de un país a otro en coche de caballos?, un tercio de su existencia en una época en la que ese modo de transporte avanzaba a 7 kilómetros por hora... como para ir con prisa. El padre de Mozart, Leopold, fue quien inició esos viajes. Músico también, trabajó para varios príncipes-arzobispos de Salzburgo, pero fue Sigismund von Schrattenbach quién apoyó las idas y venidas con sus hijos por Europa, mostrando las enormes capacidades de ambos en distintas Cortes. Al siguiente, Hieronymus von Colloredo, tanto movimiento no le hizo gracia. Protagonizaría numerosos enfrentamientos con un Wolfgang Amadeus ya adulto, que rompió con él y con la ciudad en 1781 tras una fuerte discusión.
A uno de los príncipes-arzobispos que más tuvieron que ver con lo que ahora reconoce el viajero en la ciudad, Mozart no le conoció. Sí tocaría en su palacio, el de Mirabell, construido en 1606 por orden de Wolf Dietrich von Raitenau, un tipo peculiar pues se saltó su celibato concibiendo 15 hijos (los que sobrevivieron) de su amante Salome Alt. La ilegítima familia vivía en el edificio. Con vistas al Jardín de las Rosas y al famoso Parque de Mirabell, donde se rodó una de las escenas más conocidas de 'Sonrisas y lágrimas', el 'Do, re, mi' cantado junto a los niños, ya sabes... «Don es trato de varón, res selvático animal, mi denota posesión, far es lejos en inglés, sol ardiente esfera es, la al nombre es anterior, sí asentimiento es y de nuevo viene el do, do, do, do» (la has canturreando, por mucho que disimules).
Ya tocaba hablar de la película que obtuvo 5 Oscar y ha marcado a generaciones. La historia de la novicia María y su cantarina familia celebra este año el 60 aniversario desde el estreno en 1965. Curiosamente, para muchos habitantes de Salzburgo es casi desconocida, pero se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos de la ciudad. Hay gente que viaja hasta allí solo para conocer los escenarios del musical. Pasan horas, unas 4 mínimo, de un lado a otro en busca de la puerta donde..., la terraza en la que..., el quiosco dentro del que... En bus, bici o el transporte que haga falta. Hablando de quioscos, para contemplar ese en el que la hija mayor del capitán von Trapp canta «Tengo dieciséis años, camino a los diecisiete» proponemos una divertida excursión al Palacio de Hellbrunn.
Toma el bus 25 en la parada de Rathaus, llegarás en un cuarto de hora hasta el edificio traducido como 'aguas claras'. De agua, precisamente, va la cosa. Allí cazaban aquellos príncipes-arzobispos que no se privaban de nada, pasaban entretenidos el verano. Desde que Markus Sittikus von Hohenems, que ostentó el cargo de 1612 hasta 1619, mandó construirlo como recreo, celebró fiestas y desarrolló los juegos de agua, que no tienen nada que ver con los del hambre. Dicen que el hombre tendía a la depresión, aunque sus «wasserspiele» alegran al más tristón de los tristes. Fuentes ocultas, chorros que mojan por sorpresa a los visitantes, autómatas movidos por la fuerza de la corriente, grutas, túneles... hay de todo, y todo divertido. Incluso verá el turista una caricatura animada del propio mandatario, sacando la lengua a quienes osaban criticarle. Poco le importaban los detractores. La interesante visita combina humor, gritos de entusiasmo por parte del público, historia e ingenio, así que recomendamos hacerla, es original. Habrá que ir dispuesto a mojarse en todos los sentidos, y añadir la contemplación de las salas interiores del palacio, la de baile o la de música, repletas de pinturas en las paredes. Una excursión ideal a la que también puedes acudir caminando o en bici, bajo un galería de árboles que se alarga 4 kilómetros desde la ciudad.
Después regresa a contemplar la impresionante Plaza de las Residencias, desde donde salen aún coches de caballos, ahora para pasear turistas. Allí vivían estos caprichosos y no muy coherentes mandatarios, y allí alojaban a sus invitados, en el edificio con un carillón en la torre cuyas 25 campanas tocan a las 7:00, las 11:00 y las 18:00 horas distintas melodías, del 24 de diciembre al 6 de enero siempre 'Noche de paz', autopromoción que se dice. ¿Las escuchas repicar? Sus hermanas suenan y María regresa corriendo al convento desde el monte. Acaba de cantar 'The Sound of Music'. «The hills are alive with the sound of music / with songs they have sung for a thousand years» («Las colinas están vivas con el sonido de la música / con las canciones que se han cantado durante cientos de años...»). Que seguirán cantándose en Salzburgo, la ciudad de la música, cientos de años más.
DATOS PRÁCTICOS
Mas información: https://www.salzburg.info/es
Tarjeta turística: Salzburg Card
La mejor forma de llegar: Vuelo directo Bilbao-Munich (2:15 h.) y tren Munich-Salzurgo (1:30 h.)
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