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Doble 'B': el vuelo directo Bilbao-Berlín forma parte de uno de esos lujos que podemos permitirnos los vascos. Pasar unos días en la ciudad alemana se traduce en regalo, hay tanto por conocer, apto para público tan diferente: cultura, arquitectura, historia... Más allá de la típica foto en la Puerta de Brandeburgo, la vida (y la visita) sigue. El monumento ha visto mucho, tropas de Napoleón y Hitler desfilaron junto a la diosa de la Victoria; desfila tú por la calle Unter den Linden hasta Bebelplatz, una de las plazas más emblemáticas. Gira sobre ti mismo para contemplar la ópera, la Universidad Humboldt y la Antigua Biblioteca donde ahora descansan a salvo los libros. No ocurrió lo mismo en 1933 cuando en esa plaza los nazis quemaron ideas que no les convenía meditar. De ahí las hileras de estanterías vacías que ves tras el cristal en el suelo.
Aeropuerto Bilbao
Aerolínea Eurowings
Cuándo De abril a septiembre
Trayecto 2:40 h.
De camino a la Isla de los Museos, que cumple 200 años, puedes pasar por la Berliner Dom, la catedral, inconfundible con su cúpula de cobre verde. Advertencia, el fabuloso Museo de Pérgamo, joya entre las joyas, permanecerá cerrado hasta 2027 al menos, por lo que pierdes la oportunidad de conocer la reconstrucción de la Puerta de Istar babilónica, el Altar de Zeus de Pérgamo o la puerta del mercado de Mileto. Sí puedes acceder al resto de edificaciones que conforman el islote, los museos de la época de los monarcas prusianos y la moderna Galería James Simon, conjunto Patrimonio de la Humanidad, para ver en el Neues Museum, por ejemplo, el busto de la reina Nefertiti que suma 3.000 años.
Sin salir de la isla, en la parte norte aguarda el barrio judío, donde residía esa comunidad antes de la contienda mundial. La calle Rosenstrasse acoge el monumento Block der Frauen, dedicado a mujeres alemanas casadas con judíos que lograron salvarlos de los campos al manifestarse. Busca Hackesche Hofe y sus preciosos patios interiores; Hackescher Markt, plaza triangular repleta de terrazas; el callejón Dead Chicken Alley, con graffitis; el Memorial Jewish Cemetery y las placas doradas en el suelo delante de casas, con los nombres de las familias que vivían antes de ser enviadas a los campos.
Abandonada la zona, no olvides pasar por Alexanderplatz, en el centro, con su Torre de la Televisión de 368 metros y el Reloj de las Horas del Mundo, que marca la de numerosas ciudades. Nos gusta caminar por los barrios, por eso mencionamos también uno cercano, Nikolaiviertel, con sus calles empedradas y edificios bajos, destruido durante la guerra y reconstruido de la forma más exacta posible.
Puedes pasear en barco por el río Spree y el canal Landwehrkanal desde los muelles cercanos a la Isla de los Museos. Obviamente, toca conocer lo que queda del Muro de Berlín, esqueleto de la guerra fría que en la zona conocida como East Side Gallery muestra los grafitis más famosos. Y el Checkpoint Charlie, punto de control para cruzar la pared que dividió Berlín Este de Berlín Oeste.
En busca de lo alternativo es posible acercarse hasta el barrio de Kreuzberg, 'el barrio turco'. Allí esperan tiendas de ropa, otros famosos graffitis como el Astronaut Cosmonaut y el Nature Morte, y el mercadillo junto a la parada de metro Schönleinstrasse. Busca otro curioso mercado, el de Mauerpark. O ve a Tempelhofer Feld, antiguo aeropuerto convertido en el mayor parque público de Berlín.
Para terminar, aunque quedan muchas opciones, invitamos a acudir a la plaza GendarmenMarkt, con sus iglesias gemelas Deutscher Dom y Franzosischer Dom. El Reichstag, Parlamento alemán, con su espectacular cúpula. Y al Monumento al Holocausto que recuerda a los judíos asesinados entre bloques de hormigón y la sala con los nombres y fechas de nacimiento y muerte de las víctimas.
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