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El turismo industrial permite descubrir la parte histórica de un destino desde otro punto de vista. Habla de los trabajos que sostuvieron su economía y de las gentes que sostuvieron ese trabajo. Reinventa espacios que podrían haberse convertido en cadáveres pero ayudan a mantener la ciudad muy viva, repleta de movimiento, de personas que buscan alternativas a esa visión del mundo única que poco se corresponde con la realidad.
La capital lusa propone una forma diferente de conocer sus secretos de la mano de tres rutas alternativas para que regresar a ella signifique siempre descubrir algo nuevo, para comprobar cómo el esqueleto de antiguas fábricas se ha transformado en centros de arte y creatividad utilizando la misma magia que la oruga que se convierte en mariposa.
Aeropuerto Bilbao
Aerolínea TAP
Cuándo Todo el año
Trayecto 1:40 h.
En el primer circuito sugerido ocurrió eso exactamente. Amaneció al mundo como zona dedicada a la creación de armas para acabar fomentando el lado más artístico de la vida. Áreas como Marvila, Xabregas y Braço de Prata son las protagonistas. La industria pesada y las fábricas de armamento dominaban antes el lugar. El visitante conocerá la 'Rua do Açúcar', conocida como la calle más dulce de Lisboa. Diversas galerías de arte como Baginski y Underdogs se establecieron allí, añadieron un tipo de golosos, menos afines a la glucosa, pero seguidores de la inspiración.
En el siguiente punto de la ruta, Braço de Prata, la antigua Fábrica de Material de Guerra ha sido sustituida por un remanso de paz, dinámico eso sí, ocupado por un centro cultural donde priman arte, música y gastronomía, actividades mucho menos bélicas y mucho más provechosas en un país que hizo célebre las imágenes de fusiles culminados por claveles. El recorrido sigue por la ribera del Tajo, donde los visitantes pueden contemplar la Fábrica de Gás da Matinha y subir a un barco que parte desde el Terreiro do Paço para cruzar hasta la otra orilla del río.
El segundo circuito ha contribuido a una fascinante transformación de la ribera occidental de Lisboa, especialmente dentro de lugares como Alcântara y Belém, el barrio de los famosos pastelitos, sí, por si al acabar apetece comerse uno... o dos. La emblemática LX Factory, antigua zona industrial, ha pasado a ser un icónico espacio destinado a eventos de moda, de arte, música y mercadillos. Junto a ella se encuentra el Village Underground, espacio multifuncional especialmente original y muy sorprendente pues allí encontrarás autobuses y contenedores reutilizados en hoy día como coworking y áreas de exhibición, además de arte urbano en las paredes.
La ruta incluye visita al Pilar 7 del Puente 25 de Abril, nueva atracción en la que se explora la icónica pasarela recorriendo tanto las áreas externas como el interior antes de subir al mirador panorámico donde disfrutar las preciosas vistas. Queda, como parte del recorrido, el Museu da Electricidade, joya de la arquitectura industrial que funde el pasado de la producción energética con el presente de las exposiciones en el contexto del Museu de Arte, Arquitetura e Tecnologia (MAAT). Ya en Belém toca aprovechar nueva panorámica de la ciudad desde la otra orilla, en Porto Brandão o Trafaria.
El último circuito se centra en explorar la otra margen del río, lleva hacia Cacilhas, Barreiro y Seixal para reconocer la rica herencia industrial de la región. Barreiro es una antigua villa pesquera con un casco viejo que contrasta con los modernos murales de arte urbano.
En el barrio de Ginjal, en Cacilhas, vibra la parte dedicada al paladar. Centro gastronómico y de ocio, juegan al corro con él antiguos edificios industriales que aportan un encanto peculiar. Por su parte, Seixal se une a la propuesta con otra perspectiva de la evolución creativa en la zona.
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