La Sareb se compromete a cerrar y tabicar las viviendas abandonadas en el barrio de El Crucero en Miranda

«Estos chalés llevan mucho tiempo abandonados. Hemos tenido muchas dificultades para contactar con la propiedad. Llevaban tiempo en el juzgado, creo que quebró la empresa y siempre hemos intentado hacer requerimientos, pero nunca hemos podido pedir responsabilidades a los titulares. Sin embargo, recientemente hemos podido saber que ahora está en manos de la Sareb, al que seguramente llegaría como un activo tóxico», explica Guillermo Ubieto, Concejal de Urbanismo y Barrios del Ayuntamiento.

En este punto, el edil dio comienzo a una serie de gestiones para tratar de poner fin a la recurrente 'okupación' de estas viviendas y con ello, al malestar vecinal. «Contacté con ellos para explicarles que la situación era insostenible tanto por insalubridad como por motivos de seguridad. Que hay muchas quejas de los vecinos, se cuela la gente e incluso ha habido incendios en las viviendas abandonadas», añadía.

Así las cosas, desde la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria respondieron al ente municipal confirmando la titularidad de las cinco viviendas así como para avanzar el envío una inspección para valorar el cerramiento del perímetro de los chalets y el tabicado de las construcciones.

«Hemos conseguido que la Sareb realice una inspección y va a acometer los trabajos necesarios para que la zona sea segura. Me explicaron que seguramente lleven a cabo trabajos para el cerramiento exterior del perímetro, que también se encargarán de las labores de mantenimiento de las zonas verdes, porque hay un montón de vegetación dentro, y de tabicar tanto puertas como ventanas y entradas de garaje. Y hay agujeros en las viviendas que arreglar también», enumera Ubieto.

Y es que chalés han venido ocasionando numerosas quejas de los vecinos del barrio en el último año. Cabe recordar que la crisis del ladrillo dejó abandonada a su suerte una promoción de viviendas que se encontraba ya en la última fase y, desde entonces, han sido blanco fácil para los ladrones de chatarra, que han aprovechado para desvalijar el interior; y también para los grupos de adolescentes que usan las casas como punto de reunión. «Ha habido muchísimos botellones, pero también llegó a ver un aviso por un pequeño incendio. Lo que más preocupa es el estado de la casa y la seguridad», apuntaba un vecino de la zona.

Además, tampoco el acceso está despejado por lo que hay un peligro real de caída o lesión con el material que se ha ido acumulando debajo de los matorrales. «Llevábamos tiempo detrás de la propiedad y esto es una gran noticia para los vecinos del barrio, ya que se han comprometido a tomar medidas de seguridad que acaben con los problemas», zanja el edil visiblemente satisfecho.