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El alcalde, Fernando Campo, durante una comparecencia en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.

Campo insinúa que se intentó ocultar lo sucedido en la Residencia Mixta

"Sabiendo que la intoxicación se había producido, no decir nada para ver si pasaba, es muy criticable", asegura el alcalde

salvador arroyo

Jueves, 17 de julio 2014, 03:35

Horas antes de que el área de Comunicación de la Junta de Castilla y León confirmase que el fallecimiento de las dos personas de avanzada edad fue consecuencia directa de la intoxicación alimentaria, Fernando Campo decidió romper su silencio. El alcalde había admitido en privado, los días previos, que carecía de datos oficiales. Los que manejaba hasta el martes, con la noticia ya en la calle, le llegaron desde los sindicatos. Fue durante su encuentro con el delegado territorial de la Junta, Baudilio Fernández-Mardomingo, cuando se le aportó más información. Pero no mucha más de la que se desprendía del primero de los comunicados oficiales de la Consejería de Sanidad.

Ni la dirección de la Residencia Mixta, ni la Gerencia de Servicios Sociales informó directamente al Ayuntamiento ni de los hechos que se produjeron la pasada semana ni de la investigación abierta. Ayer el responsable municipal dijo que tenía «la información» y se justificó en que si no había dicho nada era porque «no me correspondía a mí». En este sentido, se mostró especialmente crítico con que no se «explicara nada» a las familias de los residentes.

El mismo lunes muchos se acercaron hasta la residencia alertados por la información que habían leído en las ediciones digitales de los periódicos. Otros, directamente, se vieron sorprendidos por las cámaras de televisión. El delegado territorial de la Junta en Burgos, Baudilio Fernández-Mardomingo, explicó al día siguiente que sí se había establecido contacto con las familias de las dos personas fallecidas, pero no con las de los otros 26 intoxicados. Fernández-Mardomingo, tal y como recogía ayer este periódico, entendía que «los propios residentes han visto cuál era la evolución de su enfermedad que, en la abrumadora mayoría de los casos, ha pasado de forma banal».

«Me parece que la política informativa de la Junta y de la Gerencia de la Residencia Mixta de Miranda es manifiestamente mejorable», subrayó Fernando Campo, al respecto. «Sabiendo que el hecho había ocurrido, aunque se desconocieran las causas, no decir nada para ver si pasaba(desapercibido) es muy criticable».

El responsable municipal incidió, en este punto, en el «supuesto trato, digo supuesto trato» que desde la dirección del centro residencial el único de estas características en la ciudad que depende de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, «se ha dado a los familiares de los enfermos o de los que no estaban enfermos que venían a pedir información de lo qué pasaba».

El hecho de que la asistenta social de la residencia lleve tres meses de baja (el trabajador que realizaba esta función se encuentra de vacaciones)y que la plaza no se haya cubierto «no vale como argumento añadió Campo. Que cojan otra asistenta social o que les atienda el director (Alberto Juez), que no tiene otra cosa que hacer porque lo fundamental es explicar a los ciudadanos un tema que puede crear alarma social. No es un tema de broma». Y zanjó: «Habrá mucha gente que a lo mejor se plantea: ¿Ahora voy a llevar a mi padre (a esta residencia) con esto que pasa? Hay cosas que hay que afrontarlas desde la verdad».

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