Cebolla, quien bien te quiere, te hará llorar

Estamos justo en esa época del año en que conviene vestirse como las cebollas: a capas. A primera hora aún hace frío. A mediodía, una recacha al sol nos invita a empezar a lucir la manga corta y, a la caída de la tarde, se impone la rebequita. O el forro polar. Depende.

La cebolla, además de enseñarnos cómo vestir en entre tiempo, también nos hace llorar en cocina. Pero eso es porque nos quiere bien, que atesora tantas propiedades nutricionales y medicinales que, como hemos dicho otras veces, además de en fruterías y supermercados, podría dispensarse en farmacias. Hipócrates, siempre en nuestro equipo: ¡Que tu medicina sea el alimento!

Y es que la cebolla es rica en fibra y ayuda al corazón: no solo contribuye a reducir el colesterol, sino que previene enfermedades y problemas cardiovasculares y es buena para la circulación en general. También aporta vitaminas varias, B y C sobre todo, y minerales como calcio, hierro y fósforo; entre otros. Gracias al azufre, resulta expectorante, lo que viene bien a la hora de luchar contra procesos infecciosos que afectan a las vías respiratorias. De ahí que haya quien la deje por mitades en la mesita de noche cuando está constipado.

La cebolla es diurética, por lo que viene bien para eliminar toxinas y en regímenes de adelgazamiento, ahora que la Operación Bermudas-Bikini entra en la rampa de despegue. En ese sentido, suma que también sea digestiva. Y si se toma cruda, le echa una mano al hígado en su trabajo diario. ¡Y contribuye a bajar los niveles de azúcar en sangre! Originaria de Asia, se expandió por Europa a partir de Grecia y Roma.

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