Festival de Jazz de Vitoria 2025
MOVE, mucho más que un hallazgoEl doble estreno este lunes, del Festival de Jazz de Vitoria y del Palacio Europa como sala, luce a uno de los grupos nacionales más a tener en cuenta
El descubrimiento de la Mano de Irulegi, hallada en 2022 cerca de Pamplona, está considerado la inscripción en lengua vascónica más antigua conocida. En esa plancha de bronce del siglo I a. C., la primera palabra legible es 'sorioneku', interpretada como 'de buena fortuna', que muchos expertos han relacionado con el actual zorioneko en euskera. Con ese mismo título, 'Sorioneku', el grupo MOVE –así en mayúsculas– abrió oficialmente la 48ª edición del Festival de Jazz de Vitoria, en su estreno en el Palacio Europa, dejando claro que esta formación está más que en forma y ya es una referencia en el panorama nacional.
MOVE lo integran el contrabajista aragonés Javier Callén, el saxofonista navarro Alberto Arteta, el pianista guipuzcoano Íñigo Ruiz de Gordejuela y el batería vizcaíno Borja Barrueta. Salieron este lunes a las nueve menos cuarto al escenario, con un cuarto de hora de retraso. Y bastaba escuchar esos primeros compases de siluetas que dibuja el saxo, notas luminosas del teclado y el pulso del bajo y la batería para que muchos asistentes levantaran el pulgar. Si aquel 'sorioneku' abría vías de investigación sobre el origen del euskera, este cuarteto lo emplea como un guiño al folclore a la vez que tira del hilo del legado del jazz. Todo sin desentonar, jugando e improvisando. Si hubiera que emplear una imagen que identificara su banda sonora, podríamos imaginar a estos músicos como parte de una expedición en busca de un sonido propio.
Una de las dudas que generaba este primer concierto en el Palacio Europa –que sustituye al Teatro Principal durante su reforma– era la afluencia de público. Pero el auditorio María de Maeztu, con sus 721 butacas (unas 200 menos que el Principal), no se quedó pequeño. Además, el trabajo de iluminación roja y verde en la sala se saldó con una nota más que notable.
En el arranque 'Sorioneku', la veloz 'Del rigor en la ciencia' -inspirado en un cuento de Borges- y 'Healing song', una canción preciosista sobre el cuidado, como explicaron. Por separado, todos son ya nombres conocidos en el circuito. La actuación de ayer no solo confirmó la buena sintonía en un grupo que dejó destellos en diferentes momentos. Como ejemplo, 'Pirámides', compuesta por Ruiz de Gordejuela –que recordó que se formó cerca, en el Conservatorio Jesús Guridi y que es un guiño a la glorieta de las Pirámides en Madrid–, y se sentía como un terremoto emocional, al igual que el precioso tema dedicado a su hija Nadia. El grupo se ganó a un público algo más frío que el del teatro (puede ser por las mayores dimensiones del espacio o la falta de costumbre) en el pistoletazo de salida a un festival que vuelve a poner a Vitoria en el mapa del jazz. Y que, con grupos de esta envergadura, tan solo vale desearles buena fortuna.