El excéntrico que boicoteó a Michael Jackson
Pulp, en Bilbao ·
Jarvis Cocker lleva cuatro décadas facturando música de calidad con la que, seguramente, es la mejor banda del britpop19 de febrero de 1996, gala de los Brit Awards en Londres en pleno auge del britpop. Unos fastos por todo lo alto que se ... coronan con la actuación estelar de Michael Jackson, quien interpreta 'Earth Song' con una puesta en escena excesiva -propia de la época- que incluye a niños cantando y un rollo casi mesiánico por parte del artista.
De repente, sube un espontáneo al escenario y comienza a gesticular burlonamente, a hacer como que toca un instrumento imaginario y a enseñar brevemente el trasero. No es cualquiera: se trata de Jarvis Cocker, líder de Pulp, que en estado de embriaguez e indignado con la pretenciosidad y grandilocuencia de Jackson, no se lo pensó dos veces antes de subir a boicotear el show de la estrella estadounidense. Cocker, después de provocar el caos, acabó siendo expulsado por seguridad y brevemente arrestado acusado de agresión (se desestimó al comprobar que no había golpeado a nadie).
Hoy en día, nuestro hombre no se arrepiente del episodio -que achaca al consumo excesivo de alcohol-, pero reconoce que el suceso se volvió en la época mucho más mediático de lo que imaginaba y llegó a afectarle en su vida personal.
En cualquier caso, no deja de ser una anécdota más en la biografía de un tipo bastante excéntrico a la par que elegante y, sobre todo, con una facilidad pasmosa para escribir algunas de las canciones pop más revelantes que se han escuchado en los últimos 40 años.
Y es que Cocker (Sheffield, 1963) lleva desde finales de los 70 facturando música de calidad al frente de Pulp, seguramente la mejor banda de lo que se conoció como britpop y que fue una suerte de tercera vía para los que estaban fritos de la guerra Blur-Oasis. Será la estrella de la primera jornada del BBK Live (próximo jueves, 22.50 horas).
Hijo de un DJ que aseguraba ser medio hermano de Joe Cocker -no lo era- y que abandonó a la familia para irse a vivir a Australia, se crió en un entorno musical en la gris e industria urbe de Yorkshire (que acumula un patrimonio de artistas casi a la altura de Mánchester o Liverpool) y ya con 15 años formó el embrión de lo que fue Pulp.
Los 80 pasaron sin pena ni gloria para Jarvis y sus compinches musicales (instrumentistas notables como Candida Doyle, Nick Banks o Russell Senior) pero fueron los años de cosecha emocional y de identidad de un personaje algo neurótico, obsesionado con el sexo y excéntrico, en la onda de otras figuras británicas como Morrissey o Lawrence de Felt, aunque sin resultar tan pesado ni radical.
Al contrario de otros artistas a los que el éxito llegó demasiado pronto, Pulp se pusieron de moda cuando ya rondaban la treintena y la década había cambiado, pasando a los despreocupados y alegres 90, donde todo estalló en la música comercial británica, que pasó de la oscuridad, la new wave y el post punk a un pop rock de guitarras desenfadas que se hizo con el éxito comercial, dando lugar a la segunda época dorada de la música de las islas, tras la 'british invasion' de los 60.
Ahí entraron en juego los de Sheffield con su cuarto álbum, 'His 'n' hers' (1994), que se coló en las listas de éxitos a base de temazos como 'Babies', 'Do You Remember The First Time' o 'Razzmatazz'. Cocker se revelaba ya en este LP como un letrista y compositor excepcional, de vocación costumbrista y pintando excelentes retratos de la vida y relaciones de la clase obrera inglesa. También comenzó por entonces a forjar su imagen de icono pop extravagante y refinado, con una imagen entre elegante y desaliñada, con chaquetas de tweed y sus emblemáticas gafas de pasta.
Así, con su agudeza verbal, su afilada ironía y sus canciones de vocación social, plasmó el espíritu de la clase trabajadora en la obra cumbre de Pulp, que ya desde el título, 'Different Class' (1995), dejaba claro de qué iba la cosa. Un álbum que puso a corear a ricos y a pobres aquello de «I wanna live like common people» y a bailar el 'Disco 2000' que tanto se parecía a 'Gloria' de Umberto Tozzi.
La mujer de Varoufakis
'Common People' tenía su historia. Todo apunta a que estaba dedicada a la artista griega Danae Stratou, posteriormente casada con el exministro de finanzas Yannis Varoufakis, una pija de alta alcurnia que estudiaba Bellas Artes con Cocker y que le soltó la famosa frase entre lloriqueos por sentirse fuera de lugar: «Yo quiero ser como la gente común». A partir de ahí el vocalista construyó su mayor himno y hit, en el que hace una suerte de decálogo de los pasos a seguir para convertirse en uno más de la clase trabajadora.
La brillantez como compositor del genio de Sheffield no quita que se lo tome con calma, con un punto de vagancia que ha llevado que Pulp solo tenga ocho discos de estudio en una carrera que abarca más de 45 años. Es más, el último ('More', 2025) han tardado 24 años en grabarlo, aunque la espera ha merecido la pena, con un número 1 en las listas que no conseguían desde 'This is hardcore' (1998).
Temas de este flamante álbum y buena parte de los clásicos de su carrera sonarán en Kobetamendi de la mano de un Jarvis Cocker que a sus 61 años está en plena forma y viviendo una segunda juventud en esta gira. Y ya sin el fantasma de Michael Jackson persiguiéndole.
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