La polarización moviliza Euskadi tras varias elecciones con alta abstención
La participación en el País Vasco fue del 67,61%, una cifra superior a las últimas generales, municipales, forales y europeas
A mayor polarización, mayor movilización. Es una máxima demoscópica no escrita que este pasado domingo surtió efecto en Euskadi. La participación creció un punto respecto ... a noviembre de 2019 hasta alcanzar el 67,61%, con cifras muy similares entre los tres territorios. «Ola reaccionaria involucionista» y «gobierno traidor y mentiroso» son sólo algunos de los calificativos que los políticos se han dedicado entre sí. Se buscaba presentar la cita con las urnas como una batalla a cara de perro entre dos bloques opuestos e irreconciliables. Y en este escenario gana quien se posiciona. En el caso del País Vasco, PSE y EH Bildu.
«El Partido Socialista era uno de los ejes de la polarización», analiza María Silvestre, politóloga y profesora en la Universidad de Deusto. «Además, las elecciones se plantearon no sólo como la elección de los miembros de las cámaras, sino de un posible Gobierno», lo cual favoreció la participación. En el caso de la coalición soberanista, se posicionó a favor del bloque progresista, pero también «como partido que defiende los intereses de los vascos en Madrid, lo cual activó a una parte de su electorado que tradicionalmente no participaba en este tipo de elecciones», explica. El PNV, en cambio, evitó posicionarse de forma clara a favor de uno u otro bloque, aunque al final de la campaña los jeltzales admitían que el PP se había «pasado de la raya» con sus pactos con Vox. Y sufrió un batacazo.
Atendiendo a la evolución histórica, la participación en el 23-J se situó en Euskadi ligeramente por debajo de la media en las elecciones generales. Sin embargo, lo novedoso es que rompe con una tendencia abstencionista durante las últimas citas con las urnas, que desplomó la participación a mínimos históricos.
Sucedió, por ejemplo, en el verano de 2020, en las últimas elecciones autonómicas. En medio de la pandemia del coronavirus y una patente falta de motivación del electorado, la participación se desplomó al 52,8%, la peor cifra en unas autonómicas. Los recientes comicios municipales y forales tampoco espolearon a los electores vascos. Apenas votaron el 60 y el 63%, respectivamente.
Los récords
«La movilización en unas generales es tradicionalmente mayor que en las locales y autonómicas», explica la politóloga Verónica Fumanal, que califica el dato de participación como «muy alto», teniendo en cuenta que las urnas se han colocado en pleno mes de julio. Otra de las claves, a su juicio, es que «la izquierda ha despertado» tras el batacazo del 28-M. «La movilización ha sido mayor y ha ido hacia el voto útil», aglutinado en torno al partido socialista.
En cualquier caso, señala también la polarización como uno de los principales factores que explican las cifras de participación. En Euskadi, las elecciones más activas fueron las generales de 1982 (79,4%), seguidas de las autonómicas de 2001 (79%, con una fuerte polarización entre Ibarretxe y Mayor Oreja), las generales de 1977 (76,9%, las primeras tras la dictadura) y las generales de 2004 (75%), que ganó el PSOE y estuvieron trágicamente marcadas por los atentados del 11-M.
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