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Julen Martínez de Estibariz y Ainara Arkarazo tocan el cielo
El corredor de Barrundia gana por tercera vez consecutiva la Hiru Haundiak y la debutante de Abadiño se impone en la categoría femenina
Tan tradicional como novedosa. La Hiru Haundiak se echó al monte por primera vez allá por 1987. Desde entonces, cada dos años da forma a una especie de 'quebrantahuesos' de 101 kilómetros que recorre las tres cimas más altas de Euskadi. Pero en esta edición, los organizadores, la Sociedad Excursionista Manuel Iradier, decidieron darle una vuelta al trayecto. Literal: empezar en Araia y terminar en Murgia. Pues bien, hay cosas que pese a todo nunca cambian. Como que Julen Martínez de Estibariz se imponga en la categoría masculina. El de Barrundia logró ayer su tercer triunfo en cadena, emulando su travesía por las tres cumbres: Gorbea, Anboto y Aizkorri. Y Ainara Arkarazo debutó a lo grande. La corredora de Abadiño se impuso en la categoría femenina. Este sábado ambos tocaron el cielo.
Y brillaron desde primera hora. Más de un millar de participantes tomaron de madrugada la salida en esta prueba patrocinada por la Fundación Vital, regalando esa mágica estampa. De pronto, la noche se hizo día cuando los corredores encendieron sus frontales, esa especie de gps que les trazó este nuevo recorrido plagado de subidas y bajadas. Aunque completar la hazaña o no dependía de esas piernas que muchos se afanaban por meter en temperatura con ejercicios de última hora.
Todo para encarar el primer 'muro' de la prueba: diez kilómetros en constante subida hasta la cima del Aizkorri a 1.509 metros de altitud. Una rampa en la que la única mecánica fueron las piernas. «Como sales muy fresco lo subes fácil», explicó Martínez de Estibariz, quien ya despuntó en los primeros compases de la carrera. La noche cerrada y la tímida niebla también ayudaron a no desmotivar al grupo a las primeras de cambio. Paso a paso hicieron cumbre. «Entre tantos corredores no sabía en qué posición iba», reconoció Ainara, quien iba dejando siluetas en el camino.
Pronto se rompió el grupo. Y la brecha se agrandó en el tramo de 'sierra' por Leiva, Balsa Larrea, Troke y Oriol. En este último, casi el ecuador, se ubicó uno de los puntos de avituallamiento. Y a él llegaron los primeros corredores al alba. Los 55 kilómetros que habían completado ya se podían ver reflejados en sus caras. El sudor remarcaba aún más la fatiga. Este breve paso por el 'pit stop' les permitió recargar fuerzas: café, tomate, fruta, refrescos... como carburante para reemprender la marcha.
No fue el único aliciente. Durante gran parte del recorrido, los participantes hicieron frente al frío con el calor de los aficionados que se agolparon en los laterales del trazado para mantener el pulso. Fueron el mejor acicate para superar los momentos críticos. Algunos corredores se encorvaron en busca de una bocanada de aire. Apoyaron sus manos en los muslos, como el que emplea el bastón para avanzar. La viva imagen del esfuerzo. Y 'tipi tapa' continuaron en la ruta.
«Una carrera emocionante»
La cita nunca defrauda. Un auténtico espectáculo. Y un imán para los corredores de ultradistancia, de los cuales casi el 40% tenían entre 40 y 50 años. La gran mayoría de ellos procedentes de distintos municipios de Euskadi, aunque la cita volvió a expandir su popularidad y el 13% de los participantes que se anudaron las zapatillas eran de otros puntos de la geografía española o del extranjero.
Corredores que, tras dejar atrás el Anboto, afrontaron el Gorbea. El último repecho de casi 1.500 metros antes de enfilar la marcha hacia Murgia. Allí recibieron a Martínez de Estibariz y Arkarazo por todo lo alto, con varias personas formando un arco que cruzaron los ganadores de esta edición. «Es un momento muy bonito tras completar una carrera emocionante», confesaron.
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Julen Martínez de Estibariz, ganador en la categoría masculina
«Después de ganar dos veces, si me presentaba era para competirla»
Lo volvió a hacer. Julen Martínez de Estibariz voló en la Hiru Haundiak para sumar su tercera victoria en cadena, emulando su travesía por las tres cimas que coronó para llegar a Murgia. Cruzó la línea de meta y levantó tres dedos, esa especie de 'medalla' de la que sólo él puede presumir. «Se nos da bien», confesó humilde el dueño de ese dorsal número '1' que nadie consigue despegar de su pecho.
El de Barrundia supo sobreponerse a las exigencias de la prueba. Pero sobre todo a las de su propio cuerpo. «En la edición 2023 acabé de una rodilla tocado y casi no he podido correr nada desde entonces». El menisco trató de frenarle, pero su instinto se impuso. «Según se han ido acercando las fechas se ha despertado el deseo y en mayo empecé a prepararme, hasta que en agosto tomé la decisión de apuntarme», comentó. «Después de ganar en dos ocasiones, de presentarme quería ser competitivo». Y vaya si lo consiguió.
Puso a punto sus piernas y también el plan que ejecutaría para incluso mejorar sus tiempos de ediciones anteriores. «He cumplido los tiempos que me fijé de carrera». Se desenvolvió como siempre en un escenario desconocido. Modificó la hoja de ruta para adaptarse al nuevo recorrido, una decisión que le gustó.
«Primero subes el Aizkorri y como sales muy fresco lo subes fácil. Luego, el tramo hasta Landa es una zona que se puede correr mucho, pero en la que te encuentras falsos llanos que te desgastan. La clave está en no emocionarse demasiado en este tramo», apuntó, tras recuperar el aliento y antes de celebrarlo con la familia. «Hoy -por ayer- no entra mucha comida, el estómago se queda arrugado, pero mañana...».
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Ainara Arkarazo, ganadora en la categoría femenina
«Es la primera vez que corro 100 kilómetros y no sabía cómo iba a ir»
87 kilómetros separan Abadiño de Araia. En la primera localidad vive Ainara Arkarazo, que ayer se desplazó hasta la otra para tomar la salida en la Hiru Haundiak. Pues bien, recorrió más distancia a pie que en coche. Un objetivo doble para ella. «Es la primera vez que corro 100 kilómetros y no sabía cómo iba a ir. Hasta ahora el tope que había hecho eran 70», reveló la debutante en esta titánica prueba. Un estreno a lo grande: ganó y aventajó casi en una hora a sus perseguidoras.
Su dorsal, el 1.052, revelaba que fue de las últimas en animarse a afrontar la prueba. El tiempo le terminó dando la razón. «Estoy muy, muy, muy emocionada», confesó, tras cruzar la línea de meta y fundirse en un sentido abrazo con sus familiares. No era para menos. En poco menos de trece horas había derribado dos 'muros: coronar el Gorbea, Anboto y Aizkorri y llegar al centenar de kilómetros.
Pero también a los contratiempos. «Al principio he sufrido de las tripas. Los primeros kilómetros iba bien pero luego han aparecido dolores. Cuando se me han ido he podido comer», explicó la ganadora, que se quedó cerca de batir el récord de Maite Maiora, que ganó en 2021 con un tiempo de 12.09:39.
A lo que sí se sobrepuso fue por primera vez al tramo nocturno. «Entre tantos corredores y la niebla no sabía en qué posición iba. Pero tras superar el Aizkorri ya me han dicho que era la primera. Luego he ido bastante sola», comentó. Iba a piñón fijo. Ni siquiera el frío le consiguió detener. «No lo notaba». Ya de día su único propósito era mantener el ritmo hasta la línea de meta y coronarse en la Hiru Haundiak. «Es una carrera muy emocionante y bonita. Hacer las tres cimas es especial».