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La velocista estadounidense murió en 1998 víctima de un ataque de epilepsia severo. TONY DUFFY/GETTY IMAGES

¿Te acuerdas de Florence Griffith?

De su polémica marca registrada en una carrera de clasificación para los Juegos Olímpicos de Seúl dijeron que era un «récord masculino» y que «corrió como un hombre»

Jueves, 11 de marzo 2021, 23:51

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Una de las más extraordinarias y cortas carreras en la historia del atletismo la llevó a cabo en 1988 la fallecida Florence Griffith Joyner (Los Ángeles, California, 1959-Mission Viejo, California, 1998), atleta famosa por sus largas y coloreadas uñas, sus peinados sofisticados y sus bodys llamativos, quien se convirtió en la mujer más rápida que jamás haya existido. Se cree que la marca que logró la velocista en las pruebas de clasificación a los Juegos Olímpicos de Seúl contó con la ayuda del viento, pero es algo que nunca se ha podido comprobar. Nunca un récord del mundo había provocado un shock tan grande.

Nos remontamos al 16 de Julio de 1988, a dos meses vista de los Juegos Olímpicos de Seúl. Lugar: Indianápolis. Pruebas de selección olímpicas estadounidenses, popularmente conocidas como trials. En los cuartos de final de los 100 metros, Griffith cerró el cronómetro en un tiempo de 10 segundos y 49 centésimas, un registro que superaba todas las expectativas en una atleta del sexo femenino. Un vendaval. Los periódicos titularon «Florence Griffith corrió como un hombre» y añadieron que su cuñada, Jackiye Joyner, también estableció una nueva plusmarca en heptathlon.

También mencionaron que, al mismo tiempo que Florence Griffith disputaba su carrera, otro atleta llamado Willie Banks consiguió 18 metros y 6 centímetros en el triple salto, mejorando en nueve centímetros su récord mundial, pero que el salto no fue homologado a causa del fortísimo viento reinante. La marca de Florence, sin embargo, se dio por válida. Flo-Jo, como popularmente era conocida, manifestó tras su histórica carrera que «me había concentrado para tomar una salida muy rápida y lo he logrado. He corrido relajada, levantando las rodillas y sin aflojar el ritmo hasta cruzar la meta. Pero no esperaba esto. Sabía que podía lograr bajar de 10.60, quizá 10.59, pero nunca 10.49».

Lo que mucha gente ha sospechado desde aquella tremenda gesta es que Griffith logró semejante registro (además del récord de los 200 metros con 21.34 y otras gestas) gracias a la ayuda de sustancias dopantes anabolizantes, entre ellas la Hormona del Crecimiento. Sustancias, en definitiva, masculinizantes. Se ha cuestionado mucho su musculatura sin un gramo de grasa. «Sólo piel y un músculo fibroso y superpotente... de hombre». Lo cierto es que nunca pillaron a 'Fast Flo' (la rápida Flo) en un control antidoping y no hay ninguna prueba de que se dopara. A Ben Johnson sí le cazaron en Seúl, pero a ella no. También es verdad que se retiró justo antes de que se implantasen los exámenes obligatorios aleatorios.

Hasta los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, la Hormona del Crecimiento pasaba inadvertida en los controles antidoping. En cualquier caso, 23 años después ninguna mujer ha puesto en peligro esta plusmarca. Hace unos meses compartieron en YouTube una grabación inédita de la carrera de Indianápolis. Y con las nuevas imágenes se han puesto en relieve más evidencias de lo que sucedió y de lo que no sucedió aquel caluroso y ventoso día.

Las uñas fueron una de sus señas de identidad. EL CORREO

Florence Griffith nació en Los Ángeles el 21 de diciembre de 1959. Fue la séptima hermana de una familia de 11 hijos. Empezó a practicar atletismo desde pequeña, siempre en carreras cortas y participando en meetings de fin de semana con la organización Sugar Ray Robinson. Con 14 y 15 años ganó los Juegos Juveniles Nacionales Jesse Owens, y para su graduación en la secundaria, en 1978, ya había establecido varios récords de velocidad y salto de longitud. Se matriculó en la Universidad Estatal de California. Entró al equipo de atletismo y conquistó el Campeonato Nacional. Pero la economía prevaleció y se vio obligada a dejar los estudios para trabajar como cajera en un banco y ayudar en la manutención de la familia. Gracias a una beca, volvió a estudiar en 1980 y se graduó en Psicología en 1983.

Consiguió plaza olímpica para los Juegos Olímpicos de 1980. Estados Unidos decidió boicotear esa edición, así que no pudo acudir. En 1984 se celebraron en Los Ángeles y Florence Griffith logró clasificar a ellos, aunque únicamente en 200 metros. Alcanzó la Plata, en parte gracias a la retirada de Evelyn Ashford, otra atleta estadounidense especialista en carreras de velocidad que batió dos veces el récord mundial de los 100 metros y fue campeona de esta distancia en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y subcampeona en los de Seúl 1988. Después de esto, otra vez las dificultades económicas la obligaron a reducir el tiempo de entrenamiento para compaginarlo con su trabajo. A pesar de competir sólo a tiempo parcial, ganó la IAAF Grand Prix Final de 100 metros, con un tiempo de 11 segundos. No obstante, acabó retirándose de torneos importantes como el Campeonato Nacional.

En 1987 se casó con el saltador de triple Al Joyner. Gracias a él, volvió a competir ese mismo año, ya bajo el nombre de Florence Griffith Joyner. Apenas cuatro meses después, terminó segunda en los 200 metros del Mundial de Atletismo de Roma. Comenzó a prepararse para los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 entrenando tres días a la semana con su marido y dos con su entrenador. Cuando llegaron los Trials Preolímpicos de Estados Unidos, Flo-Jo sorprendió a todo el mundo batiendo, por mucho, los 10,76 segundos que Evelyn Ashford ostentaba como récord mundial de los 100 metros lisos.

Tras Seúl, Griffith ganó millones de dólares en patrocinios, principalmente con los Juguetes LJN. Esta empresa creó la Flo-Jo, una muñeca similar a Barbie e inspirada en la atleta. En febrero de 1989 anunció su retirada del Atletismo. Un mes más tarde, ganó el Premio James E. Sullivan al Mejor Atleta Amateur de Estados Unidos. Ya durante su carrera había hecho algunos pinitos en la moda, diseñando varios de los llamativos atuendos que ella misma lucía durante las competiciones, y en 1989, diseñó los uniformes del equipo de baloncesto Indiana Pacers. A lo largo de los siguientes años, copresidió el Consejo del Presidente sobre Buena Forma Física e hizo distintas apariciones televisivas, como en la telenovela Santa Bárbara.

El 21 de septiembre de 1998, con 38 años, murió en su casa de California mientras dormía. La investigación reveló que había sido por asfixia como consecuencia de una convulsión epiléptica severa. A raíz de esto se descubrió que padecía una enfermedad cerebral congénita que le había causado fuertes convulsiones a lo largo de su vida, en especial en sus últimos diez años.

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