Sabina
Guillermo Gómez Muñoz
Sábado, 15 de noviembre 2025, 00:00
Con un hola y adiós se despedía la semana pasada en el BEC el pirata cojo del bombín que lleva casi cincuenta años sembrando el ... lenguaje de intertextualidades y connotaciones poéticas. Nos deja a todos menos jóvenes y más viejos, sin haber descubierto aún quién nos ha robado el mes de abril. Nos dieron las diez y las once, revolviendo en ese viejo cajón de letras donde lo guardábamos, hasta que descubrimos que ahora estaba lleno con más de cien palabras para no cortarse las venas. Porque nos sobran los motivos, princesa. Y la vida siguió, sin remedio, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, vertiendo su vómito de humo por unas calles melancólicas en las que ya no quedan islas para naufragar. Y sin embargo, quedan casas que sin ti son emboscadas y contigo, bulevares de sueños rotos en los que una dama de poncho rojo logra que todas las noches sean noches de boda y a todas las lunas les levante la falda un servidor, que luego lo negará todo. Ahora que todos los cuentos parece que llegan a su final, sintiéndolo mucho, habrá que ponerle un marcapasos al sístole y al diástole de este corazón, cerrado por derribo, y esperar al otro lado del telón de acero, donde habita el olvido, para ser tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra, solo para descubrir que yo quería escribir el cajón más hermoso del mundo para ti.
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