
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
A los 11 años descubrió en una función escolar que era capaz de hacer reír al público. Esa noche le dijo a su ama que ... quería ser actriz. Aitziber Garmendia (Zaldibia, 1982) cumplió su sueño y no ha parado de hacer teatro, cine y televisión. Esta noche puede llevarse el Premio Talía como actriz protagonista por 'Sabes que las flores de plástico nunca han vivido, ¿verdad?' y también aspira al Max por 'Del color de la leche'. Asume que dos episodios en 'Machos Alfa', donde era el ligue de una noche de Gorka Otxoa, le brindan más popularidad que veinte años en los escenarios.
–¿Con qué está ahora?
–Hasta hace nada estaba en cinco giras teatrales al mismo tiempo, ahora con dos: '¿Sabes que las flores de plástico...?' y 'Arizona'.
–¿Pero es posible trabajar en cinco obras teatrales?
–Sí, con mucho esfuerzo mental y emocional. Y en dos versiones de idioma, euskera y castellano. Una locura con mil textos en la cabeza. Una vez me equivoqué en escena con el nombre de mi personaje. En otra ocasión empecé a cojear, como en 'Del color de la leche', pero estaba en otra obra. Me corrigieron los compañeros con la mirada.
–Supongo que cuando llega un rodaje de cine, con un solo personaje, es un alivio.
–Lo que pasa es que entonces tengo que hacer encaje de bolillos para compaginar la película, de lunes a jueves, y el teatro el fin de semana. No recuerdo una época de mi vida en la que no haya hecho teatro.
–¿Cuál es el mayor periodo en el que no ha trabajado?
–Seis o siete meses en los que me asusté bastante. Me puse a trabajar en otras cosas. Está claro que ahora llevo unos años de gran momento profesional, en proyectos que me interesan y otros que puedo rechazar. Un lujo.
–¿Si digo que hace dramas en el teatro y comedia en el audiovisual falto a la verdad?
–Tienes más razón que un santo.
–¿Y qué siente cuando un personaje en 'Machos Alfa' le brinda más popularidad que varias temporadas de teatro?
– Es así. Sales en dos capítulos y la gente te reconoce muchísimo más que llevando veinte años haciendo teatro. Es entendible, porque la tele entra a todas las casas. Al teatro y al cine hay que ir.
–A los 13 años ya estaba encima de un escenario.
–Sí, en Beasain con el grupo de teatro al que me apunté como amateur. A los once años hicimos teatro en clase como extraescolar y recuerdo experimentar una de las sensaciones más potentes de mi vida: hacer reír a los demás. Eran carnavales y preparé junto a una compañera un texto corto de comedia. Allí empecé a soñar con ser actriz. Al llegar a casa le dije a mi ama: 'Quiero sentir esto el resto de mi vida'. Ella todavía se acuerda. Profesionalmente debuté a los 18 en Santurtzi con Tanttaka, la misma compañía con la que estoy nominada a los Max y a los Talía.
–¿Ese subidón por hacer reír lo sigue experimentando?
–Sí. Es como una droga, algo muy poderoso.
–¿Viene de familia de artistas?
–Para nada. Soy nieta de un pastor, con el que jugaba mucho a disfrazarme y hacer todo tipo de personajes. Con él se engendró el juego de enredar en otras pieles.
–¿Era el centro de atención de la cuadrilla?
–Soy muy payasa, pero en grupos grandes soy bastante tímida. A la gente le cuesta creérselo, pero con mucha gente doy el perfil bajo.
–Se licenció en Derecho y hasta hizo prácticas en una notaría.
–Sabía perfectamente que no me iba a dedicar a la abogacía. No iba a quedarme en un despacho porque mi naturaleza me llevaba a otro sitio. Durante las prácticas mi mayor pasión era imitar a los clientes según salían por la puerta de la notaría. Estudié Derecho porque no se daban matemáticas y porque quería tener un plan B, aunque no me imagino ejerciendo bajo ningún concepto. Lo heavy es que terminé la carrera. Me veo más como terapeuta, profesora...
–Aparece en '8 apellidos vascos', la película española más taquillera de todos los tiempos.
–Recuerdo el rodaje vagamente, apenas salgo dos minutos en una secuencia. Tuvo tal repercusión que hasta aparecí en un listado de los actores más reconocidos de España, junto a Javier Bardem y grandes figuras. Ni por asomo se acercaba a realidad.
–También está en 'Patria'.
–El otro día me lo recordaban en una entrevista, debo salir de 'amiga número 3'. Me aprendo fácil los textos pero tengo una memoria mala para acordarme de lo que he hecho.
–No presume de currículum.
–No, bastante tengo con el curro de cada día como para empezar a repasar todo lo que he hecho.
–Tiene papel fijo en 'Muertos S. L.'. Cada vez trabaja más en Madrid.
–Ojalá salieran más cositas en una ciudad que disfruto muchísimo. Hay mucha oferta cultura y siempre voy feliz. Pero es verdad que aquí nunca me falta trabajo y no lo quiero dejar. Nunca cierro una puerta. No he sido de las de 'me voy a Madrid a probar suerte', pero la proyección que tienes allí no la quiero dejar de aprovechar.
–¿Qué no haría por triunfar en Madrid?
–Jamás participaría en un 'reality', es mi línea roja. Una vez me ofrecieron en Euskadi uno de un safari en África. Dije que no porque tenía todos los elementos que no concuerdan conmigo: pasar hambre y frío.
–¿No iría a 'El Conquistador'?
–A ese sí que no. Yo abandono en el segundo dos.
–Tantas representaciones de 'Sexpiertos' (Sexberdinak), una obra sobre el sexo y la discapacidad, le habrán unido a Telmo Irureta, un tipo muy especial.
–Precisamente vengo de hacer una función para institutos. Llevamos cuatro años de gira. La situación en la que está Telmo y todo lo que nos hemos podido reír juntos es difícil de explicar. Ha sido tan heavy y divertido lo que hemos vivido en el plano personal... Yo le he ayudado a ligar en Grindr, porque como no puede manejar las manos le escribo lo que me va diciendo. Te lo cuento porque a él le gusta que lo haga. Somos como siameses. Te puede decir 'me levanto y me voy'. Y, claro, te desarma.
–¿Va cambiando lo de la comedia como un género masculino?
–Todavía queda mucho camino, pero últimamente estoy viendo cómicas muy buenas. No solo estamos en escena sirviendo el chiste, sino que generamos el humor. Vamos por buen camino. No soy muy de redes sociales, pero han venido bien para que las nuevas generaciones vean que nosotras también podemos hacer humor.
–Si a partir de ahora le salen series en Madrid, ¿cómo llevaría renunciar a trabajar en euskera?
– Se me haría raro, el euskera es mi lengua materna. Me muevo mejor con él, controlo más la herramienta. Pero cuando he hecho temporadas de teatro en Madrid me he dado cuenta de que también encuentro asideros en castellano.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.