Apostillas acerca de los Max
Buena cosecha, primeros puestos para nuestro teatro, un buen momento. Sobre el papel, alguna apostilla rápida.
Del conjunto de los premiados, más de la mitad ... no han llegado a escenarios vascos. Los Max 2023 han puesto el foco en trabajos emergentes (por cierto, algunos con 40 años de vuelo), pero de la veintena de nombres del palmarés, de ese sector de nuevas propuestas, se ve que ha fallado la distribución, se detecta que el mercado no es todo lo permeable que sería justo. Si tienen el relieve que se les atribuye, que lo tienen, el sector de la programación, de la gestión teatral, tenía que haberlos detectado. Y otro tanto habría que decir de títulos vascos que no han entrado en un sector tan atomizado. Queda una seria tarea por hacer permeables las producciones fuera de los escaparates de postín. Si se tiene en cuenta que buena parte de las salas de grande y mediano formato son públicas, y que los grupos con frecuencia tienen alguna dependencia de departamentos de cultura oficiales, esos mismos departamentos tendrían que organizar nuevos itinerarios. Y por lo visto no se ha hecho del todo bien.
La plausible búsqueda de nuevos valores, lograda, condiciona. Quizá se trató de cubrir los epígrafes sin repetir nombres para repartir la gloria. Así la 'Yerma' de María Goiricelaya más que meritoria versión sería obra de nueva planta a partir del cañamazo dramático de Lorca. Tanttaka produce y monta espectáculos desde hace décadas, y mejor que como gran producción 'Sexberdinak'/'Sexpiertos' merecería el galardón como el conmovedor espectáculo que es. La fecha de entrega de los Max hace dudar de lo que abarcan. ¿Corresponde a 2023?, ¿a la temporada 22-23?, ¿al pedacito del año que mordió la pandemia? Si Iñaki Rikarte es director y actor ¿no habría que pensar en nuevos epígrafes?...
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