«Hay presidentes de algunas compañías que se enamoran de las empleadas de 20 años»
El empresario bilbaíno debuta en la ABAO con una versión «actualizada» de 'Don Pasquale', que ubica la trama en una pizzería del sur de Italia
A los 35 años echó el freno y se puso en manos de psiquiatras y terapeutas, porque la ansiedad le corroía. Se le había caído ... el pelo, tenía ronchas y sufría diarreas crónicas. También bebía sin control ni medida. «Además, tenía un problema neurológico de base acojonante porque mis niveles de química cerebral estaban bajísimos. Aquello era un sinvivir, siempre de hospital en hospital», recuerda Emiliano Suárez (Bilbao, 1976), nieto del fundador de la prestigiosa firma joyera que este año celebra su 80 aniversario.
Durante 15 años trabajó en el negocio familiar como director de marketing y, si bien mantiene su puesto en el Consejo de Familia de la empresa, ahora invierte todas sus energías en la producción de espectáculos alternativos en el barrio de Tetuán en Madrid y en pequeños shows operísticos que monta por media España en espacios 'underground' o industriales. En 2018 tuvo su primera experiencia como director de escena con una adaptación de 'La Bohème' que acogió el Garaje San Mamés de Bilbao. Desde entonces se ha curtido con montajes sin coro ni orquesta, pero este sábado le llega la hora de la verdad porque debuta en la temporada de la ABAO con la ópera bufa 'Don Pasquale', de Donizetti.
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- Usted ha confesado que en 2018 no tenía ni idea.
- Es verdad. No hice más que currar como un loco, llorar y pasarme las noches sin dormir. ¿Y qué pasó? Pues que sacamos adelante una 'Bohème' en el Garaje San Mamés de Bilbao que tuvo muchísimo eco.
- Supo rodearse entonces de un buen equipo.
- Claro. Siempre con mi socia Maca (Macarena Bergareche), me he lanzado sin miedo a la aventura. En aquella ocasión llamé a mi amigo Stefano Palatchi (prestigioso barítono y hermano del fundador de Pronovias) que enseguida me echó un cable. Armé el casting con amigos de amigos y Ainhoa Arteta avaló el proyecto. Seis años más tarde, además de 'La Bohème', hemos montado 'Lucia di Lammermoor' y 'Rigoletto'.
- ¿La ABAO le ha apoyado desde el principio?
- Incluso con los proyectos de Opera Garage, sí. No me puedo quejar. Me dieron buenos consejos y me permitieron hacer la presentación del proyecto en su propia sede.
- Este debut parece su 'puesta de largo'.
- Tengo claro que en la vida es muy importante la constancia. El que sobrevive y saca la cabeza es el más resistente. El talento debe existir pero debe haber otras herramientas de seducción.
- Para este 'Don Pasquale' cuenta con un escenógrafo de mucho prestigio, Alfons Flores, habitual de los espectáculos de Calixto Bieito y Àlex Ollé (La Fura).
- Al principio, pensé en rodearme de gente como yo, que estuviera empezando, pero luego, qué cojones, me animé. Busqué la cuenta de Instagram que tiene Alfons y le mandé un mensaje, pero sin mucha esperanza. ¿Cómo me iba a hacer caso? Pero, lo que son las cosas, me contestó enseguida. Congeniamos y nos llevamos muy bien, salvo cuando se toma dos Negroni y empieza a hablar de política, que es un tema que no me gusta nada.
- ¿Cuál es su concepto como director de escena?
- Yo respeto la tradición, pero hay que evolucionar, desde el profundo conocimiento de la ópera y la partitura. Bueno, de la música, que yo no sé solfeo.
- ¿Pero no tiene usted estudios de canto?
- Sí, sí, pero leo muy mal música. Lo que tengo es oído absoluto.
- Ya.
- Me pasa lo mismo con las matemáticas. Nunca me aprobaron en el colegio. No sé ni sumar ni restar, en serio. No exagero.
- Cambiando de tema, su mujer, Carola Baleztena, se encarga del vestuario. ¿El diseño es muy vanguardista?
- Digamos que la ropa es de finales del siglo XX, aunque también podría serlo del XXI.
- ¿En qué medida 'actualiza' el argumento de la ópera?
- La trama se ambienta en una pizzería del sur de Italia y Don Pasquale no es gordo, ni cerdo, ni payaso, ni imbécil. Tiene otros atributos, algunos buenos y otros tremendamente apolillados, pero es un tío que va como un pincel, que se entera, que maneja un negocio y es muy meticuloso. Yo lo vinculo a esos casos en que al presidente de una compañía se le va la olla y se enamora de la secretaria, de la telefonista o de la empleada que tiene 20 años. Hombres que lo dejan todo por ellas. No voy a dar nombres pero esas cosas pasan.
«Mi negocio está en producir y no tanto en la dirección de escena»
Olfato ejecutivo
- ¿Cómo pone al día la moraleja de la ópera que recalca que los hombres mayores no deben enamorarse ni mucho menos casarse?
- Bueno, hay muchos tipos de amor. En el caso de Don Pasquale, está claro que se ha equivocado con Norina, pero no se descarta que pueda encontrar otra mujer que sí le haga caso. Y otra cosa, dudo mucho que Norina acabe con Ernesto, que supuestamente es el hombre de su vida. Yo la veo como una chica muy viva...
- ¿Y el joven Ernesto, que en el argumento original es un gandul que no trabaja ni piensa hacerlo pero no renuncia a la herencia de su tío, Don Pasquale?
- Lo veo como un buen chico, pero desmotivado. Tiene la desmotivación de la gente joven que no sabe qué hacer.
- Un desmotivado con la vida resuelta gracias a la fortuna de Don Pasquale.
- Donde esté Don Dinero...
- A usted, ¿qué planes de futuro le mueven? ¿Quiere volcarse en la dirección de escena?
- Yo quiero producir. Creo que mi negocio está en la producción y no tanto en la puesta en escena.
- Se le ve muy centrado.
- Lo estoy, lo estoy. Mido mi exposición y me relaciono lo justo, porque no puedo dejar de hacerlo y perder oportunidades. Mi mujer es 'influencer', imagen de marca y también tiene que moverse. Entre una cosa y otra, no puedo meterme en el caparazón.
- ¿Cuánto tiempo lleva en terapia?
- Catorce años y he aprendido mucho de mí mismo. Con mucha fuerza de voluntad he logrado ir en contra de mi ADN original que me pide creatividad pero también cachondeo, salir, no dormir... Ahora tengo orden y disciplina. Me sigue apasionando la fotografía, el cine y la lectura, pero no me disperso.
- ¿Cuál es su cualidad más destacada?
- Tengo intuición, el olfato ejecutivo que te da haber tenido responsabilidades dentro de una empresa grande. Por eso quiero producir y formar parte del mundo maravilloso de la ópera. Es un lujo.
- Parece que vuelve a sus orígenes. Va de lujo en lujo.
- Jajaja. Es otro tipo de lujo. Más espiritual quizá. Más emocional. Ya no tengo como antes secretaria ni un equipo de 15 personas, pero me encanta lo que hago.
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