El misterioso joven de jersey rojo que hizo las únicas preguntas interesantes

En cualquier caso, Highsmith habló durante el encuentro sobre las adaptaciones cinematográficas de sus novelas, en concreto de 'La celda de cristal' y 'El diario de Edith', dirigida por Hans W. Geissendörfer y recién estrenada en la Mostra de Venecia. «Esta última me pareció muy buena y además creo que la actriz protagonista (Angela Winkler) ganó un premio en el Festival de Venecia, pero el guion estaba bastante cambiado respecto a mi novela, sobre todo en las relaciones madre-hijo, aspecto que yo no toqué en la novela». Respecto a la fidelidad en las adaptaciones de obras literarias, la escritora señaló que «Wim Wenders (director de 'El amigo americano') se tomó muchas libertades, pero creo que los directores pueden y deben tener libertad».

Aseguró que la gente normal no tiene nada que ver con los protagonistas de sus novelas y no posee estos instinto criminales. «Si se entienden un poco mis obras, se puede dar cuenta que yo no defiendo el crimen en absoluto. Puede haber personas que, debido a una infancia muy dura o porque han vivido en su casa una situación dolorosa familiar, cometan un crimen, pero lo que no creo en absoluto es que de repente una persona totalmente pacífica mate a su madre o a su padre por las buenas».

Habló sobre Ripley -protagonista para entonces de ya cuatro de sus novelas-, al que no consideraba más elaborado que sus protagonistas. «Creo que la protagonista de 'El diario de Edith' lo está mucho más», aseguró la escritora.

También hubo tiempo en aquella conferencia de prensa para abordar otros aspectos al margen de los puramente literarios o cinematográficos. Ahí la escritora se declaró contraria a la política de Ronald Reagan y a la denominada «mayoría moral» que propugnaban por aquel entonces los republicanos estadounidenses. «Creo que se está produciendo una regresión hacia el conservadurismo, un poco como sucede en Irán con Jomeini, porque pienso que tienen miedo a las computadoras que la gente joven está empleando -dijo la escritora en unas declaraciones que, a casi cuarenta años vista, suenan incluso cándidas-. Y claro, todos esos seguidores conservadores tienen gran influencia en la política, que es lo peligroso. En cuanto a la mayoría moral, no estoy de acuerdo con que quieran unir Estado e Iglesia, dos fuerzas que deben estar separadas».