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Levantar la persiana, abrir la ventana de la habitación y, con los ojos aún legañosos, cruzar la mirada con una estrella mundial del cine no ... es algo que precisamente pase todos los días. Y, mucho menos aún, en un tranquilo barrio como Uribarri (Bilbao), tan ajeno a este tipo de presencias.
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Pero es lo que acaba de sucederme: compruebo, de buena mañana, cómo el pasillo que comunica el edificio en el que vivo con la Campa de las Escuelas está lleno de personas, algunas de ellas con aparatos y elementos de rodaje, y todas pendientes de una mujer de estrafalaria vestimenta: pañuelo a rayas de colores sobre la cabeza, chaqueta negra acolchada con gorro, falda corta verde, y zapatos negros de plataforma.
Esa mujer es Catherine Zeta-Jones, que desde hace meses graba en distintos escenarios de Bizkaia escenas de la serie 'Kill Jackie', producida por Amazon Prime Video. Estos días andan en Uribarri, y la presencia del equipo de rodaje, claro está, ha revolucionado el día a día de este barrio bilbaíno.
Hace al menos un par de semanas que se les esperaba, cuando en los portales se colocaron avisos sobre ocupación de calzada y acotamiento de espacios públicos. Primero, desalojaron varias plazas de aparcamiento circundantes a la Campa de las Escuelas, que han convertido en una especie de mercadillo de pega, con sus puestos de fruta, ropa, marroquinería y otra clase de productos.
El momento para grabar aquí algunas escenas de la serie no es aleatorio: es el espacio donde habitualmente disfrutan del recreo los niños de la escuela pública del barrio. Y en estos días de Semana Santa están de vacaciones. También lleva cerrado varios días el bar de la esquina, supongo -sería lo justo- que a cambio de una generosa compensación económica. La movilidad de los vecinos se ve condicionada por el equipo de rodaje, que como un ejército de recelosos centinelas controlan los accesos a la Campa y alrededores.
Se hace complicado realizar cualquier acción cotidiana, como salir a comprar el pan o coger la boca de metro, situada a escasos metros. Suerte que mi edificio tiene dos salidas: es posible escapar del cerco por la puerta de abajo, que da a la calle Cristo.
Porque, esa es otra, llevan horas rodando una escena (¡Ojo, spoiler'!) en la que la actriz galesa sale de mi portal, avanza al trote por el pasillo hacia la Campa de las Escuelas y, segundos más tarde, le sigue un hombre atado de pies y manos, dando ridículos saltitos. Uno no puede sino completar con su imaginación este pasaje de la serie.
No parece en todo caso una escena que revista gran dificultad, pero lo llevan haciendo toda la mañana. La actriz parece tomárselo con mucha calma, y bromea frecuentemente con el resto del equipo, que alterna el inglés y el castellano en sus charlas. Hasta que el director grita aquello de 'Action!' y todo queda en silencio por unos segundos.
Mientras, los vecinos pueden entrar y salir de sus casas en los breves paréntesis que se producen entre toma y toma. Convenientemente guiados, eso sí, por las personas encargadas de que nadie interfiera en el rodaje, que se comunican entre ellas por walkie talkie, para coordinar el ir y venir de la gente.
Todo este trajín seguirá al menos un día más. No sé muy bien de qué va la serie ni cuando se estrenará. Pero ya estoy deseando que sea cuanto antes, por la curiosidad de ver cómo los espacios más importantes de mi vida cotidiana quedan inmortalizados en pantalla. Aunque la serie sea un truño.
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