«Los vikingos no eran una etnia, sino una actividad»
La historiadora Laia San José presenta esta tarde su último libro sobre la antigua cultura nórdica y su influencia posterior en el Aula de EL CORREO
No hemos sido justos con los vikingos. Hemos hablado de ellos como si fueran un pueblo más, a la manera de los romanos, los griegos o los egipcios. Creíamos que se trataba de una identidad colectiva, pero estábamos equivocados. «Si nos ponemos muy estrictos, no podemos decir que se tratara de una etnia o nacionalidad, sino de una actividad», explica la historiadora catalana Laia San José Beltrán. «Eran campesinos y comerciantes nórdicos que, temporalmente, se embarcaban en expediciones de saqueo». La autora hablará de estos guerreros llegados desde Escandinavia en un encuentro del Aula de EL CORREO que tendrá lugar hoy, a partir de las 19.30 en el Salón El Carmen de Bilbao. El acto cuenta con el apoyo de Roca Editorial y BBK.
La búsqueda de presas por todas las costas europeas solía ser una empresa estacional que se llevaba a cabo en verano. «Cuando el tiempo era propicio para la navegación y las labores agrícolas ya estaban realizadas, se organizaban estas travesías», explica la autora de 'La huella vikinga', un ensayo sobre aquel fenómeno y su posterior trascendencia cultural.
La trasmisión fundamentalmente oral de aquellos grupos impide conocer su cultura en profundidad. «Las piedras rúnicas proporcionan escasa información, y las crónicas cristianas están condicionadas por la animadversión generada por sus ataques, mientras que árabes hablan de contactos con viajeros y comerciantes», indica y señala que, en los últimos tiempos, las fuentes arqueológicas han proporcionado revelaciones sorprendentes. «Han permitido descartar la imagen de los cascos con cuernos y han hallado tumbas femeninas con armas que rompen, asimismo, con la visión del hombre en la guerra y la mujer recluida en su casa».
Corrientes nacionalistas
La fascinación por el mundo clásico eclipsó este episodio en la Edad Moderna. La atracción llegó con las corrientes nacionalistas del norte de Europa, deseosas de explorar sus raíces germánicas. Ellas recuperaron el interés por este periodo datado entre los siglos VIII y XI. «Se trata de un interesante cajón de sastre en el que cada uno añade adjetivos y el resultado es una coctelera explosiva».
La charla
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Ponente. Laia San José presentará su último libro, 'La huella vikinga. Una era que trascendió la historia y ha conquistado nuestra cultura'. Estará acompañada por el periodista de EL CORREO Julio Arrieta.
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Lugar y hora. Salón El Carmen de Bilbao, esta tarde, a las 19.30 horas.
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Con la colaboración: Fundación BBK.
Esa fascinación por la herencia vikinga se vincula con necesidades ideológicas y políticas. «Los estadounidenses intentan fijar una relación con los europeos del norte, en detrimento de los meridionales, y en el caso alemán, la búsqueda de orígenes genera el caldo de cultivo para los presupuestos raciales del nazismo». La cultura también se ha nutrido del legado recuperado, de su épica y aventura. El Romanticismo, especialmente el anglosajón, lo relacionó con valores como el honor, la valentía y el mito del buen salvaje. La literatura también ha encontrado inspiración en las sagas, narraciones largas en el tiempo e interconectadas entre sí. «Marcan el devenir de productos posteriores como los de Tolkien o George R.R. Martin».
Las 'razzias' vikingas llegaron a territorios de 40 países actuales, según indica Laia San José, y España fue uno de los afectados. «Hubo esquilmas, pero también profundos intercambios culturales», indica y señala que en la península no tuvieron éxito. «No se les dio bien porque la península estaba inmersa en conflictos internos y los reinos no estaban dispuestos a consentir invasiones que complicaran el escenario bélico».
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