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El pasado mes de septiembre, en su primera entrevista como consejero de Ciencia, Universidades e Innovación, Juan Ignacio Pérez aseguró a este periódico que «hay ... sistemas científicos en los que el 30% de sus integrantes tienen problemas de ansiedad o depresión. En el caso de los investigadores jóvenes llega al 50%. Lo he visto de cerca. Los casos de ansiedad no son anecdóticos». Este viernes, en la presentación del Plan Estratégico de Ikerbasque 2025-2028, Pérez ha anunciado que todos los centros donde trabajen los investigadores de la Fundación Vasca de Ciencia deberán implantar un programa de bienestar psicológico. Este será uno de los pilares para los próximos cuatro años de una institución que contratará en este tiempo a 80 científicos más –al menos el 40% mujeres–, hasta alcanzar los 450. Se espera que su trabajo genere un retorno de 200 millones de euros.
«La investigación es muy competitiva. Los científicos tienen entre tres y cuatro veces más problemas de salud mental que cualquier otro sector profesional», ha subrayado el que fuera rector de la Universidad del País Vasco. «Quien no trabaja a gusto es más difícil que lo haga bien. Tenemos la obligación de generar condiciones atractivas y confortables», ha añadido sobre un plan para hacer frente a lo que en el gremio se conoce como 'publica o muere': la presión que tienen los investigadores por publicar su trabajo como vía principal para avanzar en su carrera. Preguntado sobre los científicos no pertenecientes a Ikerbasque, como el personal de la UPV –no son situaciones excluyentes, es decir, un investigador Ikerbasque puede trabajar también en la universidad vasca–, el consejero ha explicado que «la universidad se gestiona de forma autónoma».
En la presentación, que ha tenido lugar en el Basque Center for Applied Mathematics (BCAM), Pérez ha expuesto además la evolución de la fundación. Su objetivo inicial de atraer talento científico a Euskadi se ampliará para «ayudar a fortalecer el sistema científico vasco». En este sentido, una de las novedades será un mayor esfuerzo inversor en infraestructuras. Pérez ha mencionado el edificio que se está construyendo en San Sebastián, donde se ubicará el ordenador cuántico de IBM a finales de este año. «No descartamos nuevas instalaciones en otras localidades», ha añadido.
La plantilla también se incrementará y pasará de los 373 del año pasado a los 450. De esas aproximadamente 80 incorporaciones, al menos un 40% serán mujeres. Sobre la producción científica, calculan que publicarán más de 2.800 artículos en revistas científicas de alto impacto. Un tercio de ellos serán aportados por los BERCs (Basque Excellence Research Center) y los CICs (Centro de Investigación Corporativa). Todo ello debería generar un retorno de 200 millones de euros, lo que supone que por cada euro invertido, devuelven el doble. En 2023, los científicos Ikerbasque atrajeron unas inversiones de más de 45 millones, cinco más que en 2022. En total, desde su creación en 2007, la red ha generado 380 millones y se han creado 37 empresas, según las cifras ofrecidas por sus responsables el año pasado.
Por último, la Fundación Vasca para la Ciencia realizará un mayor esfuerzo comunicativo, algo que Pérez reconoció que «ahora hacen de motu propio los investigadores. Queremos hacerlo en una dimensión mayor y de forma más organizada. No nos podemos permitir el lujo de que una actividad tan importante para el país no venga acompañada de una mayor difusión».
El consejero de Ciencia, Universidades e Innovación del Gobierno vasco, Juan Ignacio Pérez Iglesias ha presentado este mañana los objetivos de Ikerbasque -la Fundación Vasca para la Ciencia- para los próximos cuatro años. Se espera que sus investigadores generen un retorno de 200 millones de euros hasta 2028, se contratarán 80 científicos -hasta alcanzar los 450- y se aplicará un plan para garantizar su bienestar psicológico.
«La misión principal de Ikerbasque desde su fundación ha sido atraer personal investigador de todo el mundo a Euskadi. Con el tiempo se han ido ampliando sus funciones y va a seguir creciendo para reforzar el sistema científico vasco», ha subrayado el consejero. En este sentido, una de las novedades será un mayor esfuerzo inversor en infraestructuras. Pérez ha mencionado el edificio que se está construyendo en San Sebastián, donde se ubicará el ordenador cuántico de IBM a finales de este año. «No descartamos nuevas instalaciones en otras localidades», ha añadido.
En cuanto al personal investigador, el que fuera rector de la UPV ha indicado que espera alcanzar los 450 profesionales en 2028 frente a los 373 del año pasado. De esas aproximadamente 80 incorporaciones, al menos un 40% serán mujeres. Sobre la producción científica, calculan que publicarán más de 2.800 artículos en revistas científicas de alto impacto. Un tercio de ellos serán aportados por los BERCs y los CICs.
Todo ello, calculan, debería generar un retorno de 200 millones de euros, lo que supone que por cada euro invertido, devuelven el doble. En 2023, los científicos Ikerbasque atrajeron unas inversiones de más de 45 millones, cinco más que en 2022. En total, desde su creación en 2007, la red ha generado 380 millones y se han creado 37 empresas, según las cifras ofrecidas por sus responsables el año pasado.
En la presentación, el consejero ha incidido también en la salud mental de los investigadores, una preocupación que ya manifestó en una entrevista con este periódico el pasado mes de septiembre. «La investigación es muy competitiva. Los científicos tienen entre tres y cuatro veces más problemas de salud mental que cualquier otro sector profesional», ha subrayado Pérez. «Tenemos la obligación de generar condiciones atractivas y confortables. Quien no trabaja a gusto es más difícil que lo haga bien. Queremos evaluar su incidencia y tomar medidas», ha insistido. Así, para 2028, el 100% de los centros donde se integra el personal de Ikerbasque contará con un programa de bienestar psicológico.
Ikerbasque también realizará un mayor esfuerzo comunicativo, algo que Pérez ha reconocido que «ahora hacen de motu propio los investigadores. Queremos hacerlo en una dimensión mayor y de forma más organizada. No nos podemos permitir el lujo de que una actividad tan importante para el país no venga acompañada de una mayor difusión y que haya una mayor cultura científica entre la ciudadanía».
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