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Ainhoa Cantalapiedra: «En el colegio me hacían 'bullying' por mis piernas»
A sus 41 años, la 'extrunfita', que actuará hoy en la txosna Pinpilinpauxa, acepta y ama su cuerpo. «En México hasta estrellan taxis por mis piernas», bromea
Los que mejor la conocen, como su sobrina de 8 años, la consideran «una niña grande». Porque para Ainhoa Cantalapiedra, que saltó a la fama hace dos décadas por ganar la segunda edición de 'OT', la madurez reside en «saber comportarse en las diferentes situaciones de la vida» sin abandonar del todo la inocencia de la infancia. «Puedo estar en un encuentro con el alcalde o en una rueda de prensa; y luego ser la más loca en las camas elásticas, coleccionar Barbies y pararme frente a las tiendas de gominolas», asegura esta galdakaotarra de 41 años. Ella, al menos, se resiste a perder a su «niña interior»: «Tiene que estar muy viva en mí, porque cuando desaparezca, moriré con ella».
Acude al psicólogo desde que era adolescente, una ayuda que tuvo que intensificar tras su paso por 'Operación Triunfo', el 'talent show' que le cambió la vida: «Yo solo era una joven de 22 años que estudiaba Magisterio de Educación Física en Vitoria y soñaba con ser cantante. Aquello fue increíble, dejé la carrera y recuerdo que no podía ni andar por la calle». El programa televisivo, en el que se dieron a conocer otros rostros conocidos como Rosa López, Chenoa o David Bisbal, la situó en una posición privilegiada en el panorama musical. Salió de la academia con un contrato discográfico debajo del brazo. Un hueco en la industria que después ha tenido que ganarse a base de esfuerzo y duro trabajo. «Nada se mantiene por sí solo», asevera. Pese a su popularidad, su carrera nunca llegó a despegar del todo en nuestro país. Por eso decidió llamar «a todas las puertas posibles» en diferentes lugares del mundo. Finalmente, la artista se asentó en México, después de que Televisa la contratara para que pusiese voz a las cabeceras de sus telenovelas. Nunca temió tener que buscarse la vida fuera de la música, pero si tuviese que elegir otra profesión, escogería ser abogada o veterinaria para ayudar a las personas o los animales.
Hoy trabaja en su quinto disco y en un libro basado en su «lucha diaria como mujer en la música» que verá la luz el año que viene. Presume de la familia numerosa que integra junto a sus cuatro gatos y tres perros, que no ve desde hace cinco meses, cuando decidió concursar en 'Supervivientes 2022'. «Se quedaron allí en México. Decidí presentarme porque era una oportunidad única para vivir la experiencia y regresar a un programa tan importante en España», explica. Una breve vivencia -fue la tercera expulsada- que afrontó con ganas pese a «los bichos y los temporales».
De niña, esperaba la Aste Nagusia con mucha ilusión. «Las fiestas se celebran justo antes que las de Galdakao, así que era ¡diversión por partida doble! Luchaba para que me bajaran a Bilbao para ver los fuegos artificiales y montarme en las barracas», recuerda. En su juventud, disfrutaba estas fiestas, que personalmente le apasionan, junto a su cuadrilla «de siempre» y con un kalimotxo entre las manos, «la mejor bebida del mundo». La fama le alejó de las txosnas: «Ya no puedo salir con ellos en sitios con mucha gente, porque me paran a saludar y a pedirme fotos y mis amigos se agobian». Eso sí, le encantaría traer a Aste Nagusia a algunos compañeros de 'Supervivientes'. «A Desi Rodríguez, Ana Luque y Juan Muñoza porque me descojono con ellos». Tras cuatro años, Ainhoa regresa a Pinpilinpauxa, para actuar en su txosna favorita: «Es fantasía pura, la última vez que estuve me quedé después tres horas bailando, echando purpurina a los demás y repartiendo condones». Ofrecerá este jueves a las 00.30 horas «un fiestón» en el que cantará sus temas más populares, como 'Viva la Noche', y canciones de otros artistas. «Abriré el 'show' con 'It's Raining Men'», adelanta.
En Bizkaia Dmoda hablamos con Ainhoa Cantalapiedra horas antes del concierto para conocer todos los secretos de su armario y estilo de vida.
- ¿Con qué look vas a sorprender esa noche?
- Con un mono espectacular de José Perea. Estoy muy emocionada y agradecida porque es la primera vez que me viste un gran diseñador. Es de manga larga con muchos colorines. La combinación de tonos es súper divertida.
- ¿Cómo te vistes cuando bajas del escenario?
- Siempre voy cómoda, porque me encanta andar. De hecho, ahora mismo me estoy cruzando Bilbao entero. Suelo ponerme vaqueros, vestidos o 'leggings', y si hace frío no perdono las chupas de cuero. Me gusta mucho colaborar con marcas locales como Savage Culture, Freaky Nation, Wild Turtle o Serendipia.
- ¿Cómo vestías de pequeña?
- ¡Prefiero no acordarme! Llevaba el uniforme del colegio cinco días a la semana, con su pichi azul oscuro, corbata y camisa. Eran mil capas, iba como una cebolla. ¡Lo odiaba con todas mis fuerzas! Los fines de semana mi madre me ponía mucho colorido porque a ella le gustaba.
- ¿Sientes nostalgia por alguna prenda de tu niñez?
- Sí, por el traje de arrantzale. Siempre he querido uno de adulto y ponérmelo en las fiestas de Bilbao con el pañuelo. Me encanta porque es una costumbre que no se ha perdido con el paso de los años.
- ¿Qué prenda es la que mejor te define?
- Una buena chaqueta, desde una torera o una 'biker' hasta una buena 'blazer'. Esta última me encanta porque me permite conectar con mi parte masculina y equilibrar la balanza con mi lado femenino.
- ¿Y el accesorio?
- Unos buenos pendientes. Cuando llevo el pelo suelto, me gusta ponerme modelos grandes y coloridos, porque sino se me esconden entre la melena. Por ejemplo, unos aros dorados, que me encantan. Pero si me hago un recogido, soy más minimalista y elijo un modelo pequeño, clásico y con algún brillo.
- ¿Qué no te pondrías nunca?
- Las minifaldas, no porque no me gusten, sino por la edad. Tampoco llevaría nunca pajaritas.
- ¿Qué look te da fuerza cuando más la necesitas?
- Cualquiera que sea negro, porque creo que me potencia, con un pantalón pegadito de vinilo o efecto piel y un tacón.
- Chándal, ¿sí o no?
- Sí, pero solo para ir al gimnasio. Como estudié Magisterio de Educación Física, me tiré tantos años con él que me cansé. Para ir a la calle, prefiero arreglarme más y verme guapa. Además, el chándal que me pongo para hacer deporte no tiene nada que ver con los que llevaba antes, ahora intento que siga la moda y me favorezca.
- ¿Cómo ha cambiado tu estilo a lo largo de los años?
- He pasado de ir tirada, sin maquillar y no pensar demasiado en las combinaciones de los colores a ser una mujer muy 'fashion'. Ahora paso más tiempo frente a mi armario, que está lleno de ropa. Sigo pensando que lo importante está en el interior de las personas, pero creo que vernos guapos por fuera nos hace sentir bien. ¡Todo suma! A veces, me encanta ponerme un vestido y sentirme cómoda y empoderada.
- ¿Ahora arriesgas más?
- Mucho más, antes iba a tiro hecho. Me he convertido en una mujer camaleónica, cambio mucho mi estilo según la ocasión y mi estado de ánimo. Cuando estoy triste, me pongo ropa más ancha para que no me miren. Si me siento estupenda, elijo un vestido pegado, un escotazo y hasta un corpiño.
- ¿Qué piensas cuando ves tus looks de tu época de 'OT'?
- ¡Uff...! Odiaba cómo me vestían, pero yo era una mandada, solo me encargaba de cantar, así que me ponía lo que me decía la estilista. A pesar de que no me volvería a poner esa ropa ni de coña, aún guardo alguna prenda, como algún pantalón y la camiseta que llevábamos. El resto lo tiré o lo regalé.
- ¿Tu paso por 'Supervivientes' ha cambiado tu forma de vestir?
- No, pero ahora sí que valoro mucho más la ropa, porque en la isla estaba todo el rato en pelotas. Me he dado cuenta de verdad del calor que te da un jersey o una chaqueta. ¡Somos unos privilegiados por tener tantas comodidades! En el programa, si llovía o tenías frío, te aguantabas.
- ¿Fue fácil para ti vivir en bikini durante esos meses?
- Sí, me siento cómoda en bañador porque amo mi cuerpo y me respeto, acepto que soy imperfecta. Pero no siempre fue así, he tenido que madurar, ir mucho al psicólogo y entender que lo de fuera no es lo importante. Hay que estar sana y a gusto con una misma, pero los kilos y la talla no definen quién soy ni cómo me tengo que sentir.
- ¿El peor look con el que has salido de casa?
- Un pijama de osos amorosos a juego con mis sobrinas. Fue las pasadas navidades, las pille y les dije que íbamos a ir a la calle a echar unas bengalas. En invierno, si mis amigas me llaman para dar una vuelta ahí que voy en pijama. ¡Es una maravilla!
- ¿Serías capaz de meter tu vida en una maleta?
- Sí, aunque creo que no entraría todo o se me moriría algo dentro. Primero metería a mis animales, mi guitarra, las croquetas de mi madre, mis películas favoritas, los musicales 'Moulin Rouge' y 'El gran showman'; y un cuaderno y un boli para escribir poemas, canciones y cuentos. Nunca metería un teléfono porque creo que nos hace perder el tiempo y nos distancia de los demás.
- ¿'Saqueabas' el armario a tu hermana?
- Intentaba robarle ropa a mi hermana mayor, Silvia, pero no me la dejaba porque era más delgada que yo y decía que se la cedía. Ahora soy yo la que le regala ropa, porque tengo muchas colaboraciones.
- ¿Alguna vez te has comprado algo solo para una cita?
- Sí, por supuesto. Un vez estrené un bañador maravilloso a juego de la toalla para una cita en la playa. No salió bien, pero al menos fui para comerme.
- ¿Frente a qué escaparate te paras siempre?
- Tengo debilidad por los de las jugueterías porque soy coleccionista de Barbies y por los de las tiendas de comida o golosinas porque en México hay menos. Cuando volvía a España decía: '¡wooow!'
- ¿Sueñas con vestirte de novia?
- Nunca he soñado con mi boda porque es algo que no me realiza como mujer y creo que no es necesario en una relación. Sueño mucho más con el día en el que sea madre. Pero si en un futuro me caso, no será en una iglesia y alquilaré el vestido. Me fascinó el de Angelina Jolie, que estaba pintado por sus hijos. Yo pondría las patitas de mis mascotas.
- ¿Alguna vez te has cuidado en exceso?
- Sí, sin saberlo he llegado a engancharme al deporte. Desde los 30 a los 35 años, iba al gimnasio tres horas al día durante toda la semana. La endorfina me hacía sentirme poderosa y me gustaba mi cambio físico. Se puede hacer mucho deporte, sí, pero es muy importante tener una relación sana con él. ¡Yo me pasé!
- ¿Cuál es tu mayor complejo físico?
- Las piernas. En el colegio me hacían 'bullying' y se reían de ellas porque siempre las tuve fuertes. Hoy te puedo decir que estoy muy orgullosa de ellas, ¡Me encantan! En México me silban y hasta estrellan taxis por mis piernas jajaja. Me dicen mucho que parecen las de una mujer venezolana o colombiana.
- ¿Te harías algún retoque estético?
- Jamás. Hace poco me ofrecieron una colaboración con una empresa estética y y acepté porque tenía curosidad, pero finalmente la rechacé. Esto me reafirma en lo mucho que me quiero. Los granos y la celulitis son parte de la vida y te voy a decir una cosa, ¡me encantan las arrugas! Respeto que la gente se haga retoques estéticos, pero no van conmigo. No me cambiaría ni un pelo.