«Después de la historia fallida con Andoni, me ilusiona acercarme a mi vecino de la infancia»
Desde que me reencontré el viernes pasado en el Kafe Antzoki con Javi, se ha instalado en un huequito de mi mente y solo pienso en vernos esta noche en el concierto de Bilborock
Karri Bilbao
Viernes, 6 de junio 2025, 01:02
Cada viernes, Karri Bilbao nos comparte las historias y experiencias que vive con sus amigas. Tras años de convivencia en pareja han regresado a las noches (y tardeos) de la villa.
Desde que me reencontré el viernes pasado en el Kafe Antzoki con Javi, hermano mayor de Marta, vecino de cuando éramos críos y amor platónico ... de la infancia, se ha instalado en un huequito de mi mente como una posibilidad de que algo suceda esta noche en el concierto de Bilborock. Divorciado desde hace un año escaso, aún habituándose en esto de la soltería a los cincuenta, regresa a un «mercado» en el que es evidente que se siente fuera de lugar, incómodo y sin saber muy bien cómo actuar.
La semana pasada no le reconocí a primera vista, cuando al vernos tuvo que recordarme quien era y de qué nos conocíamos. Tras un «me encanta volver a verte» dicho al unísono y un cruce de tres frases más con puesta al día y propuesta sutil de volver a vernos el viernes siguiente en un concierto tributo en la iglesia desacralizada de la Merced, la memoria nos devolvió en un instante al paisaje de infancia, aquél donde el futuro estaba aún en su sitio, lleno de posibilidades y sueños por realizar.
Supongo que no será casualidad, pero entresemana he tarareado en mi mente más de una vez 'La chica de ayer' de Nacha Pop. Ver a Javi ha supuesto retirar las capas sedimentadas sobre la niña que fui y esperaba paciente en el portal tras tocar el timbre a su hermana Marta para ir juntas a la piscina, jugar a la goma y a los catetos de la familia bantú. Por aquel entonces, ni siquiera llegué a confesar nunca a Marta que estaba secretamente enamorada de Javi y que me sonrojaba, tartamudeaba y le esquivaba la mirada cuando veíamos juntos en su casa algún capítulo de la serie 'Verano azul', o cuando me quedaba a comer paella dominical invitada por sus padres. Imagino que entonces, para él era simplemente la vecina de arriba, amiga de su hermana pequeña, alguien en quien ni siquiera había reparado o le importara mi presencia. Llegó después la adolescencia y con ella otra manera de mirarnos o ignorarnos, según se mire. Dejó de protagonizar mis sueños y de inquietarme su cercanía cuando nos regañaba por escuchar música a un volumen demasiado alto, me maquillaba o arreglaba el pelo en casa de Marta. Carecía del misterio que sí percibía en desconocidos que fueron asomándose a nuestras vidas los años posteriores. Conocernos desde siempre se volvió por aquel entonces en nuestra contra…
Pero el tiempo ha desordenado las piezas del puzle que retrataba nuestras vidas y nos ha devuelto a la casilla de salida del juego de la oca. También puede que desde la historia fallida con Andoni me haya vencido la nostalgia y sienta la necesidad de refugiarme en la niña que se sabía protegida en un entorno familiar. Quizá Javi represente la añoranza… Sea lo que sea, me gustaría verle en Bilborock esta noche.
Quedo a las ocho con Ane y Maite en el Bihotz Café para resumir la semana y picar algo rico antes del concierto. Les confieso que estoy nerviosa, ilusionada con la esperanza de ver a Javi. Vamos hacia allá y a ver qué nos depara la noche…
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