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La actriz Aroa Blanco interpreta a Maitane en el montaje 'Bilbao Basque Fest Awards 2025' a bordo de una embarcación en la Ría.

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La actriz Aroa Blanco interpreta a Maitane en el montaje 'Bilbao Basque Fest Awards 2025' a bordo de una embarcación en la Ría. Yvonne Iturgaiz

Así se vende Bilbao a los turistas

La ciudad organiza un programa de deporte, cultura, gastronomía y música en el Basque Fest como atractivo para animar la Semana Santa

Sábado, 19 de abril 2025, 17:45

Los más veteranos recordarán aquellas Semanas Santas del Bilbao pre-Guggenheim en las que en la ciudad se podía grabar una distopía apocalíptica por sus desiertas calles. Aquello pasó a la historia y hoy en día la urbe es un destino consolidado para el turisteo nacional y extranjero. Pero a los visitantes es necesario ofrecerles atractivos para que, una vez terminada la obligada visita a la pinacoteca de titanio, sepan con qué llenar las horas. Para eso nació el Bilbao Basque Fest, una iniciativa que busca ofrecer 'píldoras' de cultura vasca –herri kirolak, pelota, paseos teatralizados, conciertos, catas, mercado gastronómico...– desde el pasado miércoles hasta la noche de este sábado.

Los actores de la compañía Hortzmuga Álex Antúnez y Aroa Blanco interpretaban esta sábado a la mañana a Begotxu y Maitane, las dos coloridas cicerones encargadas de amenizar los recorridos teatralizados por la ría. «La gente está encantada. Les ofrecemos un espectáculo divertido y participativo lleno de humor en el que repasamos la historia de Bilbao de una manera muy particular», contaba Antúnez entre pase y pase. El embarcadero de Pío Baroja era el punto de salida de la actividad, al que todos los turistas llegaban desde la zona de El Arenal, epicentro del Basque Fest. Por allí paseaba el joven Nikita Dmitrevis, procedente de Bonn, con un ojo puesto en la exhibición de herri kirolak y crossfit bajo los tinglados y otro en la botella de leche 'euskolabel' de la que bebía a morro. «Me está gustando la ciudad. Tiene el tamaño perfecto para pasear», explicaba al tiempo que trataba de entender el trabajo de los trontzalaris.

A escasos metros, el Gargantua hacía las delicias de los más pequeños –casi todos locales porque los foráneos no lo veían muy claro– y bajo una gran carpa los visitantes encontraban la oferta gastronómica, con una docena de puestos y diferentes catas de vino, aceite... y salsas picantes de Orozko, incorporadas ya al acervo culinario vasco. «A la gente les sorprenden mucho los sabores», aseguraba Urtzi Vera, tras ofrecer una degustación de sus tres condimentos –Basajaun, Sugaar y Mari– a una veintena de visitantes.

Hortzmuga también era la responsable de una visita teatralizada, esta vez a pie, por todo el Casco Viejo que repasaba la evolución de la Ría y de sus 'personajes'. La última 'parada' del Basque Fest era el frontón de La Esperanza, con exhibiciones de pelota a mano y cesta punta. «Me ha encantado. Increíble. Es maravilloso todo esto que han organizado; que cuidéis vuestras raíces y nos las mostréis a quienes os visitamos», reflexionó la colombiana Cecilia Trujillo.

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